La firma sueca da un paso al frente en su estrategia eléctrica y será el primer fabricante que diga adiós a un combustible que tan buenos resultados le ha dado históricamente.
El horizonte es claramente eléctrico, al menos en la Unión Europea pese a los intentos de mantener con vida el motor tradicional gracias a los combustibles sintéticos. Una hoja de ruta que ha llevado a muchos fabricantes a acelerar sus estrategias anunciando los tempos para dejar de fabricar motores de combustión y convertirse en fabricantes 100% eléctricos. No obstantes, los planes de muchos están programados a medio plazo y aunque algunos han adelantado ese timing, la mayoría habla de finales de esta década para que eso pase.
Todos menos Volvo. Porque la firma sueca es conocida por tomar decisiones para muchos controvertidas pero que en realidad gozan de todo el sentido. Una de ellas fue la de limitar la velocidad máxima a 180 km/h en todos sus modelos y la última ha sido la de adelantarse a todas las marcas europeas en el abandono de las mecánicas diésel porque a comienzos de 2024 la firma escandinava ensamblará y producirá su último motor de gasóleo.
Una decisión que, como decimos, resulta lógica más si se tienen en la mano los datos de ventas de este combustible, los mismos que han pasado de copar más de dos tercios de las matriculaciones en todo el continente europeo a quedarse en menos de un 20% de cuota de media y, en algunos casos como el mercado español, no llegar ni al 15%. Una escasa demanda comercial a la que nos tenemos que acostumbrar, sobre todo en marcas como Volvo, que tanto y tan bien han apostado por este combustible hasta el punto de que fueron los únicos en su momento que presentaron un modelo híbrido enchufable asociado a un bloque diésel en lugar de uno gasolina.
Pero ahora, en el marco de la Semana del Clima de Nueva York y para subrayar su compromiso con las aspiraciones eléctricas en las que están inmersas y que le llevarán a ser una marca 100% cero emisiones en 2030 y CO2 neutral en 2040, han anunciado que dentro de unos meses saldrá de fábrica el último vehículo Volvo con motor diésel.
“Los sistemas de propulsión eléctricos son nuestro futuro y son superiores a los motores de combustión: generan menos ruido, menos vibraciones, menos costes de mantenimiento para nuestros clientes y cero emisiones del tubo de escape”, ha afirmado Jim Rowan, director ejecutivo de Volvo Cars, añadiendo que “estamos totalmente centrados en crear una amplia cartera de vehículos premium totalmente eléctricos que cumplan con todo lo que nuestros clientes esperan de un Volvo y será una parte clave de nuestra respuesta al cambio climático”.
Este hito llega tras su decisión el pasado año de abandonar el desarrollo de nuevos motores de combustión y en noviembre de 2022 vendieron su participación en Aurobay, la empresa conjunta que albergaba todos nuestros activos en motores de combustión. Ya no dedicaran ni una sola corona de su presupuesto de I+D al desarrollo de nuevos motores de combustión interna.