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Volvo 240 GL: historia, datos y prueba

El Volvo 240 GL fue un coche caro en su época y con poco éxito en España. Ahora lo podemos encontrar a buenos precios en muy buen estado de conservación.

Con su fama de seguro y fiable, la Serie 200 de Volvo alcanzó un éxito y prestigio envidiable en todo el mundo. Fueron casi 20 años en los que se fabricaron cerca de 3 millones de unidades, una cifras extraordinarias para un automóvil que no era precisamente económico y que está considerado por los puristas como uno de los últimos Volvo auténticos.

Volvo 240: todo un éxito en Estados Unidos

¿Quién no ha visto aparecer un Volvo de la Serie 200 en multitud de películas y series americanas de los 80 y 90? Y es que el Volvo 240 fue tan popular en Estados Unidos que se convirtió en su momento en el coche de importación más vendido en el mercado norteamericano. Poniendo la mirada en otro extremo del globo terrestre, el culto que se le rinde en su país de origen, Suecia, hace que miles de unidades circulen hoy día en perfecto estado de conservación.

Incluso el multimillonario propietario de IKEA, el octogenario Ingvar Kamprad, sigue conduciendo muy orgulloso su Volvo 240. En España, por el contrario, este automóvil no se ha valorado justamente, en todo caso algo más a la variante familiar por su sobresaliente capacidad de carga; pero como berlina de alto nivel nunca obtuvo el reconocimiento de sus rivales naturales de la época: Audi 100, Mercedes Clase E o BMW Serie 5.

De hecho, aunque el Volvo 240 naciese en 1974, hasta los 80 no se vendía de forma directa en España, y cuando llegó, pronto tuvo que convivir con los más actuales 740 y 760, lo cual le resto protagonismo. Sin embargo, hoy día la Serie 200 de Volvo posee mucho mayor ‘encanto clásico’ que la Serie 700 por diversas razones, a pesar de lo cual los precios en el mercado de ocasión son bastante bajos, pues entre 2.000 y 3.000 euros es posible encontrar unidades en un estado más que aceptable. Y muchos de los Volvo 240 que circulan en la actualidad es fácil que se conserven bastante bien gracias a que la calidad y fiabilidad de este modelo eran y son sobresalientes. Pero más que hablar del discreto paso del Volvo 240 por el mercado español, vamos a hablar del gran éxito de este modelo a nivel global: 19 años de producción y casi 2,9 millones de unidades fabricadas ¡casi nada!

Historia

Todo se remonta a 1974, cuando la firma fundada en Gotemburgo en 1927 por Assar Gabrielsson y Gustav Larson debía sustituir a su bien acogido modelo 140, del cual comercializó carrocería de 2 puertas, 4 puertas y familiar entre el año 66 y 74, logrando vender más de un millón de unidades. En agosto del 74 se presentaba el Volvo 240 como la continuación lógica de la conocida serie 140, aunque mejorando su ya prestigioso nivel de seguridad. Ahora bien, sus diseñadores no se estrujaron mucho los sesos, ya que la línea de la Serie 200 ni significaba un cambio notable respecto a su predecesor ni resultaba precisamente atractiva.

En los primeros años de comercialización encontramos muchas y diferentes denominaciones para la Serie 200, pues dependiendo del número de cilindros o del número de puertas (además de la berlina existieron el coupé de 2 puertas y familiar de 5 puertas) podían ser 244, 264, 245, 265, 242 o 262; identificando la cifra central el número de cilindros del motor y la cifra final el número de puertas que tenía la carrocería. Más adelante, Volvo cambiaría la nomenclatura, y lo que utilizaría en lugar de números fue las letras para determinar su nivel de equipamiento o incluso su mecánica: L, DL, GL, GLE, GLT, GT o Turbo.

Lo que sí está más claro es que los 19 años de producción pertenecen a una sola generación, algo inaudito en los coches de hoy día, e, igualmente, poco común en su época, aunque como es lógico a lo largo de su extensa vida recibió varias modificaciones de diseño tanto en su carrocería como en su interior. La más evidente se efectuó en 1981, cuando los enormes y aparatosos paragolpes delanteros y traseros se sustituyeron por unos más conservadores, y es que era tanto el material absorbente que tenían los Volvo 240 originales que cuando se produjo el cambio de éstos la longitud total de la carrocería disminuyó de 4,90 metros a 4,79 metros. 

Volvo 240 GL: nuestro protagonista

La unidad que aparece en las fotos de esta prueba, de 1986, es, como fácilmente se puede ver, la de los paragolpes más ‘civilizados’, y corresponde al nivel de acabado intermedio GL y al motor de 4 cilindros de 2,3 litros de gasolina. Esta mecánica –identificada internamente como B 230 A– hace referencia a la que utilizaba el tradicional sistema de alimentación por carburador, y eso que Volvo ya comercializaba años atrás motores de 4 cilindros con inyección Bosch K-Jetronic que tenían un mayor nivel de potencia (136 CV). Nuestro protagonista, alimentado por el peculiar carburador de depresión Pierburg, se conformaba con desarrollar 110 CV, si bien el par motor era prácticamente idéntico al de su hermano de inyección: 187 Nm frente a 190 Nm.

Rivales

En 1986 este automóvil tal cual se ve en las fotos –está totalmente original– costaba 2.850.000 pesetas. ¿Cómo se posicionaba entonces nuestro protagonista? Pues resultaba en torno a medio millón más económico que el más moderno Volvo 740 de 114 CV o que el BMW 520i de 125 CV (la generación E28), y más diferencia había todavía frente a los Mercedes-Benz homólogos, que justo en ese año de 1986 cambiaban de generación (de la W123 a la W124).

El rival más moderno de la época era el recién aparecido Audi 100, cuya versión de 136 CV costaba prácticamente lo mismo que el 240 y con su avanzada y aerodinámica carrocería (todo lo contrario a la del Volvo) vendió en España muchísimo más que el veterano modelo sueco. Más económicos que nuestro 240 eran el Saab 900i 4p, el Renault 25 GTX, el Ford Scorpio GL 2.0 o el Citroen CX 22 TRS, entre otros. Pero lo que en 1986 eran inconvenientes para el Volvo 240 –líneas anticuadas, tecnología veterana, etcétera– para alcanzar un volumen alto de ventas –que en España nunca alcanzó– hoy día para valorarlo como coche de colección se han vuelto a su favor, ya que 31 años después este automóvil ya se ve claramente como un modelo de una época bastante lejana; mientras que a un Audi 100, a un Renault 25 o a un Ford Scorpio difícilmente se les identifica como ‘clásicos’ aunque daten de la misma fecha de matriculación.

Y otra consideración que ha variado es la de su ‘caché’, pues mientras en 1986 este automóvil de popular no tenía nada –por esos casi tres millones era posible comprar un piso decente– hoy día por unos 2.000 o 3.000 euros que puede costar una unidad como la que se ven en las fotos es posible disponer de una gran berlina de líneas clásicas que, además, sirve perfectamente como coche de uso habitual debido a la sobresaliente durabilidad de estos modelos.

Volvo 240 GL: prueba

Nuestro protagonista de hoy sólo tiene 146.000 kilómetros y ha pertenecido desde que fue matriculado nuevo a la misma familia, lo cual ayuda a su buena conservación; y al probarlo sorprende comprobar cómo en marcha no se escucha ni un solo ruidito procedente del salpicadero ni nada parecido (algo bastante habitual en otras marcas con modelos que apenas llegan los diez años de antigüedad). Resulta cómodo y amplio, a pesar de que su anchura limitada (1,71 metros) no da demasiado espacio para tres adultos en las plazas traseras; las cuales, por cierto, ya llevaban cinturones de seguridad, aunque no reposacabezas.

El Volvo 240 GL traía de serie la dirección asistida y los elevalunas eléctricos delanteros, aunque no el aire acondicionado, que era un extra que se debía pagar aparte. Tiramos del estárter y el motor de 4 cilindros y 2,3 litros cobra vida al primer instante, incluso aunque el coche lleve varios meses parado. La respuesta mecánica en bajas y medias revoluciones es brillante, si bien cuando queremos ‘estirar’ comprobamos que la alegría no es su fuerte, e incluso se podría definir a este motor como soso. No es un coche para correr, es más adecuado para devorar kilómetros, aunque en carreteras reviradas se deja llevar con facilidad gracias a su estupenda dirección asistida, estrechos neumáticos y más bien corta distancia entre ejes (a su elevada longitud total contribuyen especialmente sus largos voladizos).

Cómodo y con potente frenada

La buena respuesta en bajos y medios se puede gestionar bien con la caja de cambios manual de 5 velocidades; pero el que lleve una quinta marcha no implica que sus consumos resulten contenidos, ya que su motor de carburación y 2,3 litros, su considerable peso y su pésima aerodinámica no le convierten en un vehículo eficiente ni mucho menos. Aún es necesario echarle el sustitutivo del plomo cada vez que repostamos, y bajar de los 12 l/100 km es difícil a no ser que circulemos a 90 km/h de forma constante y sin repechos en el camino.

Finalmente, si por asientos, dirección y calidad de rodadura el Volvo 240 puede considerarse como muy cómodo, cuando aparecen los baches, su eje trasero rígido no es un gran aliado ya que esto se traduce en ciertos rebotes, pues es un esquema de suspensiones que en 1986 ya estaba superado por muchos otros fabricantes. Finalmente, su equipo de frenada con cuatro discos es sobresaliente, si bien el ABS no se ofrecía en aquel año ni como opción.

Conclusión

En definitiva, un coche que ya en 1986 era veterano goza ahora de mayor ‘encanto clásico’ que los rivales de la época más modernos. Además, su éxito de ventas y gran reconocimiento en países como Estados Unidos o Suecia lo convierten en un vehículo realmente interesante, pues sus importantes avances en materia de seguridad, su sobresaliente calidad y fiabilidad o sus sonados triunfos en competición (Campeón de Europa de Turismos en 1985) fueron justamente valorados a nivel global. Incluso en el final de sus días se puso de moda, pues ya a primeros de los 90, con la carrocería Station Wagon del 240 Polar, el Volvo consiguió conquistar a los yuppies europeos, convirtiéndose en coche de culto en mercados tan peculiares como el italiano.

Debemos reconocer que un coche es ante todo una máquina que debe de funcionar bien, y el Volvo 240 lleva esta virtud la al máximo exponente. Está bien hecho, sus materiales tienen calidad, lleva estupendamente el paso del tiempo y por tanto es raro que de disgustos en materia de fiabilidad. Cierto es que su diseño no entusiasma, su comportamiento dinámico o su respuesta mecánica tampoco; pero la acogida internacional de la Serie 200 de Volvo fue excelente por esa calidad de fabricación, esa durabilidad y la para entonces soberbia seguridad pasiva; argumentos más que suficientes para triunfar.

Volvo 240 GL: ficha técnica

ModeloVolvo 240 GL
DisposiciónDelantero transversal
Cilindrada2.316 cm3
Diámetro por carrera96 x 80 mm
Potencia/régimen70 CV / 5.600 rpm
Par/régimen110 Nm / 5.000 rpm
AlimentaciónCarburador Pierburg o Solex
Compresión10,3:1
DistribuciónVálvulas en cabeza
CombustibleGasolina
TracciónTrasera
Caja de cambiosManual 5 velocidades
TipoMonocasco autoportante
CarroceríaBerlina  4 puertas (5 plazas)
Suspensión delanteraIndependiente tipo McPherson, muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos telescópicos y barra estabilizadora.
Suspensión traseraEje rígido con brazos de empuje, bieletas de reacción y barra Panhard transversal.
DirecciónCremallera
FrenosDiscos delante y detrás
ConsumoPromedio: 11 l/100 km
Longitud/anchura/altura4.790/1.710/1.430 mm
Vías/Dist. entre ejes1.430/ 1.360 – 2.640 mm
Peso en vacío1.255 kg
Medida llanta14”
Medida neumáticos175 SR 14
Capacidad del depósito60 litros
0 a 100 km/h12 s
Velocidad máxima175 km/h
Relación peso/potencia11,4 kg/CV

Texto y fotos: Enrique Marco.

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