Tras la llegada del Volkswagen Golf 8 y de su variante más popular GTI, es el turno de conocer el más radical de todos, el Volkswagen Golf R 8. Y no me refiero solo al más radical de la gama Golf, sino a que es el más radical de toda la historia. Vamos a conocerlo.
Volkswagen quiere imponer su Golf en el competido segmento de los compactos deportivos. De momento lo hace con dos variantes, primero y GTI y luego un Clubsport que lleva a su máximo exponente el chasis de tracción delantera tan común del compacto alemán. El R va un paso más allá en términos de rendimiento con más potencia y prestaciones.
Si para algunos el GTI resultaba tal vez demasiado conservador, el Volkswagen Golf R viene a solucionarlo. A los paragolpes de corte más deportivo se le suman a hora las características cuatro colas de escape ovaladas. Además hay llantas de 18 pulgadas de serie para terminar con su figura básica. Pero hay más.
Primero el frontal, que estrena la famosa línea azul que recorre el coche de extremo a extremo y que, una vez arrancado, se ilumina en forma de luz diurna. Y por otro lado está el paquete R-Performance que, entre otros, añade llantas de 19 pulgadas y hasta un alerón trasero de mayor envergadura y funcional. Dentro es el Golf de siempre, con todas las innovaciones de la nueva generación, pero estrena asientos deportivos tipo baquet o volante específico con costuras en color azul.
El nuevo Volkswagen Golf R puede presumir de ser el más potente de todos los tiempos. Acude al motor 2.0 turbo de código EA888 evo4 con 4 cilindros y 320 CV de potencia. Extrae también hasta 420 Nm de par, 20 más que la anterior generación. Además produce el par durante un tiempo más prolongado, favoreciendo la elasticidad y la respuesta a lo largo del régimen de giro.
Junto al motor llega un cambio automático de doble embrague DSG de 7 relaciones con desarrollos específicos para este modelo. Es la encargada de enviar la fuerza a las cuatro ruedas a través un sistema de tracción total 4Motion muy novedoso. Además de repartir el par entre el eje delantero y el trasero, puede repartirlo hasta 100 % a una sola rueda en el eje trasero.
La función principal de este sistema de tracción total es repartir la fuerza al eje, y a la rueda, con mayor agarre. El Golf R presume de una dinámica centrada en obtener la máxima eficacia de su chasis. Pero se ha aprovechado para ofrecer un modo Drift que, como viene ocurriendo en otros compactos de su corte (Ford Focus RS o Mercedes-AMG A 45), permite deslizar más fácilmente la zaga.
El diferencial trasero de reparto de par variable permite, primero, reducir el subviraje provocando la fuerza contraria (el eje delantero equipa un diferencial electrónico XDS). Y segundo, un derrape fácil del eje trasero pensado, principalmente, para circuito cerrado. Eso sí, el modo Drift solo llega asociado al paquete opcional R-Performance, que también suma un modo especial denominado Special y que curiosamente configura el coche específicamente para el circuito de Nürburgring. Los modos Comfort, Sport, Race e Individual siguen presentes.
Para hacer de este Golf R un vehículo de altas prestaciones Volkswagen ha puesto a punto el chasis de manera específica. Primero a través de una suspensión variable (trabaja también según los parámetros de la tracción total) 20 mm más baja que la de un Golf estándar. Se ha incrementado la caída positiva del eje delantero a la vez que se ha reducido el peso en 3 kilogramos. También se ha trabajado el eje trasero para exista una cierta conexión entre este y la dirección (progresiva), de forma que el coche vire de forma más directa pero también más progresiva.
Sin lugar a dudas lo más sorprendente es el equipo de frenos, el más grande colocado en la historia del Volkswagen Golf. Los discos delanteros crecen hasta los 357 mm a la vez que pierden peso frente a la generación anterior. Los delanteros son perforados y, como es habitual, lucen pinzas en color azul con el logo R estampado.
El Volkswagen Golf R, que llegará al mercado en los próximos meses, anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en solo 4,6 segundos a la vez que puede alcanzar una velocidad máxima limitada electrónicamente de 250 km/h. Aunque si el cliente lo desea, la punta puede ser todavía más elevada. El paquete R-Performance, entre otras cosas ya descritas, deslimita la velocidad máxima hasta los 270 km/h.