Toca tiempos de ajuste en Volkswagen. El problema de las emisiones no ha hecho mella en las ventas, ni a nivel europeo, ni tampoco en el mercado español, pero sí ha afectado a la economía de la empresa. Lamentablemente, el valor de las acciones ha bajado y se prevé que habrá que ajustarse el cinturón en los próximos años. Esta difícil tesitura obliga también a reducir las gamas de los nuevos modelos que irán apareciendo. Se trata de exprimir al máximo cada euro invertido y no sufrir pérdidas en versiones “de capricho”. Es el caso también del Golf 2017, la actualización de la séptima generación, que se descubrirá a comienzos de noviembre.
¿También se comercializarán menos motores? Esa es otra duda que queda pendiente de saber. La diversidad mecánica es otro de los puntos fuertes de Volkswagen y puede que, a partir de ahora, no sea tan amplia. A pesar de esta posible merma, se van a estrenar, con toda probabilidad, dos bloques turboalimentados de 1,5 litros, un gasolina TSI y un diésel TDI, que deberían reemplazar al 1.4 TSI y al 1.6 TDI actuales. Veremos qué pueden adelantar los responsables de la compañía en la presentación del compacto.