Las ventas de vehículos diésel van en caída libre. La guerra iniciada por el Gobierno de Pedro Sánchez está en marcha. Pero todavía queda un sector que está resistiendo a los ataques a este combustible. Mientras que en el mercado de turismos la cuota del diésel se ha reducido a menos de un 40% en los últimos seis meses, en los vehículos comerciales ligeros (las furgonetas de toda la vida), la cosa cambia.
Los españoles somos conscientes de la gran importancia del diésel entre las pymes y los autónomos. Así, según la V Radiografía de los hábitos de la movilidad de los españoles, realizado por Alphabet, no queremos que se prohíba este combustible. Y las cifras lo avalan. Durante 2017, el 94% de matriculaciones de furgonetas, vehículo asociado irremediablemente a los trabajadores, eran de gasóleo.
El dato cae, pero se mantienen en lo alto
Así, aunque este año (según datos hasta junio de 2018) nota la sacudida general de mercado, las adquisiciones de furgonetas diésel aún resisten. Por ahora, se estima que las cifras de ventas de quedarán en un 91,2%, tal y como explican en El Mundo; se basan en las previsiones de MSI para Faconauto, la federación de concesionarios. Por su parte, en 2019 se augura un 90% de ventas de vehículos comerciales ligeros de motorización diésel.
El motivo de la hegemonía del diésel en este sector está clara. Para aquellos que recorren miles de kilómetros al año por motivos laborales (el caso principal), no existe punto de comparación entre diésel y gasolina. Los precios del primero son mucho más asequibles. El Gobierno ya ha anunciado que empresas y autónomos quedarán al margen de la subida de impuestos al gasóleo anunciada hace unas semanas.
El mayor problema con las furgonetas
Sin embargo, en lo que al sector de vehículos comerciales ligeros se refiere, si hay un gran problema en nuestro país. Siguiendo con la línea de antigüedad en el parque automovilístico, se calcula que un 70% de las furgonetas de nuestro país tiene más de diez años. Una cifra que no les hace carecer del distintivo ambiental. Y este sí es un problema que hay que solucionar con urgencia y que las autoridades competentes deben poner en su agenda. No solo por la contaminación, también por la seguridad.