En un primer momento, el Gobierno quiso establecer una discriminación positiva en los vehículos a través de una serie de etiquetas ecológicas. De este modo, se podía distinguir más fácilmente cuáles eran los coches más contaminantes y cuáles, por el contrario, eran los más sostenibles. Sin embargo, ahora esta clasificación ya no es algo voluntario y gratuito. En realidad, estas pegatinas se han convertido en un elemento indispensable si queremos circular por algunas zonas, concretamente, por las áreas más céntricas de las ciudades.
De hecho, gracias a las nuevas normativas anti contaminación que se están llevando a cabo, no llevar este distintivo en nuestro vehículo puede suponer hasta una multa de tráfico. Por tanto, esta situación ahora es mucho más compleja. Son distintivos que empezaron a proporcionarse de manera gratuita, consiguiendo que más de 16 millones de vehículos pudieran disponer de ellos sin coste. Pero, posteriormente, el Ejecutivo estableció que, para conseguir las pegatina DGT, el resto de vehículos debían pagar por su pegatina e ir a recogerla a una oficina de Correos y, gracias a lo publicado en varios medios, ya sabemos cuánto dinero se ha recaudado con esta medida.
Si lo miramos desde la perspectiva del usuario, se puede decir que esta decisión de cobrar por las pegatinas no es del todo justa. Pues, la partida de pegatinas ecológicas gratuitas se estableció aleatoriamente. Sin embargo, se puede decir que es una fuente cada vez más creciente de ingresos para el Estado.
Según los datos que han proporcionado desde el medio que hemos citado anteriormente, se han vendido 273.750 etiquetas entre las 2.100 sedes de Correos. Cada una, a un precio de cinco euros, por lo que hablamos de 1.368.750 € en total. Un dinero que va directamente a las arcas de Correos. Asimismo, es importante señalar que la mayoría de ellas, un 70 %, se han vendido en Madrid. Algo que está directamente relacionado con la implantación de los nuevos protocolos anti contaminación.