Vencer Sarthe

Pese a que el fabricante artesanal holandés no es demasiado conocido, el Vencer Sarthe exhibe una calidad de realización y un buen gusto propios de fabricantes con mayor renombre.

Texto: José A. Guzmán

El término “Sarthe” puede resultar desconocido para el gran público. En cambio, los aficionados a la competición lo asocian al mítico circuito galo, donde se disputan las 24 Horas de Le Mans. Toda una declaración de intenciones para un vehículo inspirado en los modelos que escribieron las páginas más gloriosas del trazado francés, durante la década de los ochenta del siglo pasado. Al fin y al cabo, por potencia y prestaciones, el deportivo holandés podría afrontar cualesquiera de sus curvas, como si de un coche de competición se tratase. Señoras y señores, aquí tienen al Vencer Sarthe.

Número uno
Así denominaron los responsables de la marca al proyecto inicial de este supercoche. Elaborado con los mejores mimbres, el Sarthe presume de un aspecto poderoso y fluido. La totalidad de la carrocería está realizada en fibra de carbono y dotada de diversos dispositivos aerodinámicos, como el alerón trasero automático.

Asimismo, el habitáculo presenta un diseño inspirado en la competición, con un salpicadero escueto, una instrumentación minimalista, la palanca de cambios de imagen “retro” y la adopción de fibra de carbono y Alcantara en numerosos elementos. Sin duda, una atmósfera de carreras inigualable.

Respecto a las dimensiones, el Vencer Sarthe alcanza una longitud de 4,51 metros, por 1,98 de anchura. Unas cifras que dicen poco por sí mismas, pero que comparadas, por ejemplo, con un Audi R8, demuestran que el Vencer es unos 10 centímetros más largo y 8 más ancho.

Contundente
Cualquier buen vehículo de altas prestaciones que se precie, debe presumir de una poderosa mecánica, además de un peso lo más reducido posible. En el caso que nos ocupa, ambos factores van de la mano. Bajo el capó del Sarthe, encontramos un potente bloque V8 de gasolina, sobrealimentado mediante un compresor, con una cilindrada de 6,3 litros y una potencia máxima de 622 CV a 6.500 rpm. El par motor no es menos asombroso y anuncia 838 Nm a 4.000 vueltas.

La transmisión elegida es manual, de seis velocidades, y la fuerza del propulsor se envía a las ruedas posteriores. Además, el sistema de frenos está compuesto por unos discos ventilados y rayados de 355 milímetros en ambos ejes, con pinzas de ocho pistones, delante, y cuatro, detrás. Con un peso declarado de 1.390 kilos, repartido en un 45 por ciento sobre el eje delantero y un 55, en el trasero, las prestaciones del Vencer Sarthe alcanzan una magnífica nota: la velocidad máxima es de 338 km/h y para acelerar de 0 a 100 emplea 3,6 segundos. No me negarás que se trata de un vehículo fuera de lo común…

Sofisticado
Al margen de las magníficas aptitudes dinámicas que promete, el Sarthe se beneficia de una serie de elementos, tales como un diferencial trasero autoblocante de tipo Torsen o una suspensión neumática, opcional, capaz de elevar la carrocería respecto al suelo, para no rozar con un bordillo o acceder a una rampa. Las únicas dos ayudas electrónicas a la conducción, incluidas de serie, son el sistema antibloqueo de frenos “ABS” y un repartidor electrónico de la fuerza de frenado “EBD”.

Así las cosas, la dotación de este apuesto holandés también resulta destacada. Una llamativa pantalla digital que corona el salpicadero, hace las veces de cuadro de instrumentos, ordenador de a bordo y sistema de infoentretenimiento. No obstante, los clientes más exigentes podrán recurrir a un generoso listado de opciones, para confeccionar una unidad del Vencer Sarthe a medida. Como colofón, debo anunciarte el precio: 270.882 €. Una cantidad considerable, pero lógica, sobre todo si tenemos en cuenta la exclusividad que promete el fabricante holandés.