Primer contacto con la nueva generación del Toyota RAV4, uno de los impulsores del segmento SUV.
Nos ponemos al volante de la quinta entrega del Toyota RAV4. El SUV por excelencia no solo presenta un diseño más arriesgado o un interior de mayor calidad, sino que ha mejorado dinámica y mecánicamente. Todo ello sin obviar nuevas soluciones inéditas en el sector. Ya está a la venta desde 31.800 €.
Dejando a un lado las disputas marquistas sobre quién creo el segmento SUV, hay que reconocer que uno de los grandes causantes de su expansión fue, sin duda, el Toyota RAV4. Prueba de ello han sido las más de 9 millones de unidades vendidas en todo el mundo en sus 25 años de vida. De ellas, 105.000 han ido a parar a nuestro mercado.
Un éxito rotundo que se ha basado en su facilidad para adaptarse a las necesidades del cliente a medida que el mercado fluctuaba. Porque si hace un cuarto de siglo el conductor buscaba un vehículo polivalente con el que poder llegar a cualquier parte, ahora suma reducir el impacto medioambiental al mínimo. Cualidades, ambas, que la quinta generación del Toyota RAV4 ofrece.
Arriesgado pero atrevido
No vamos a negarlo. Nos gusta que Toyota haya decidido arriesgar en sus últimos diseños. Ya nos lo demostró con el Toyota C-HR. Y ahora lo ha confirmado tanto con el recientemente presentado Toyota Supra como con el Toyota RAV4.
La estética del SUV japonés pasa a ser más agresiva, con un frontal sugerente, una zaga vigorosa y una línea lateral a medio camino entre la deportividad, gracias a la ligera caída del techo, y la robustez, con unos pasos de rueda cuadrados destinados a mejorar sus aptitudes off road.
Todo ello asentado sobre la nueva plataforma modular TNGA GA-K que le ha permitido mejorar sustancialmente su habitabilidad. De hecho, los 30 mm adicionales de batalla no solo repercuten en una zona trasera más amplia sino en un maletero que incrementa su capacidad hasta los 580 litros (79 más).
Gana en estabilidad
Pero si a algo ha ayudado el empleo de esta plataforma es a mejorar su dinamismo. Acomodados en un puesto de conducción bien cuidado y con detalles que entremezclan las mejores cualidades del Toyota Land Cruiser y el Toyota C-HR. En marcha se nota un Toyota RAV4 más aplomado y mejor asentado.
Cierto es que la ruta preparada por Toyota , con infinidad de curvas serpenteantes no es a priori la más adecuada para sacar a relucir sus bondades, pero tras varias enlazadas bien resueltas, reconocemos el buen trabajo realizado en la puesta a punto de este chasis. Solo una dirección poco informativa y unos neumáticos que carecían de gran agarre redujeron unas sensaciones que, en general, fueron bastante satisfactorias.
Por contra, en autovía, obtendremos un vehículo cómodo y apacible, con una calidad de rodadura a la altura de los modelos Premium de la categoría. Puede que el esquema de suspensiones sea algo firme, pero hay que entender que su dureza revierte positivamente en que la carrocería no bambolee tanto en tramos revirados.
Híbrido, sí, pero renovado
Una mejora dinámica que tiene como gran aliado al nuevo sistema híbrido que se oculta bajo su capó. Allí encontraremos un inédito bloque de gasolina 2.5 Dynamic Force con un módulo eléctrico mejorado.
En total, 218 CV de potencia para las versiones 4×2 y 222 CV para los que incorporen la tracción total (3.000 € más en la tarifa de partida) ya que en su parte trasera se suma un segundo motor eléctrico que además de generar cierta potencia resulta muy útil en situaciones de mínima tracción.
Con todo, resulta curioso que los mejores datos de eficiencia se registren en las versiones 4×4 quienes rebajan las emisiones de CO2 hasta los 100 gr/km. En ambos casos, el gasto medio homologado (aún bajo protocolo NEDC) es de unos excelentes 4,5 l/100 km.
En movimiento
Este conjunto destaca por su finura y su excelente empuje desde un régimen bajo. La conducción eléctrica pura pasa incluso a un segundo plano en detrimento de buscar la máxima eficiencia. La batería de níquel-hidruro metálico gana en rendimiento, aprovechando de mejor manera su energía y proporcionándonosla incluso hasta 120 km/h siempre que seamos capaces de gestionar bien el pedal derecho. Si forzamos el modo EV, podremos disponer de su carga durante unos 2 km y hasta 55 km/h, pero como decimos este no es el fin del sistema eléctrico.
El único punto negativo: el cambio. Toyota sigue apostando por una transmisión de tipo CVT que, según señalan, aprovecha mejor el rendimiento del sistema híbrido, y aunque en el nuevo Toyota RAV4 se percibe algo más suave que en su predecesor, lo cierto es que sigue colocándose como el punto a mejorar, sobre todo en las fases de máxima aceleración, donde revoluciona en exceso el motor sin llegar a dotarle del empuje que esperaríamos.
Por campo, con solvencia
Toyota prevé que el 66% de las ventas de este Toyota RAV4 equipen el sistema de tracción total inteligente AWD-i. No es para menos. Tras lo comprobado en la finca rústica de pruebas su montaje no solo se torna indispensable si queremos hacer uso del modelo fuera del asfalto, sino que eleva la seguridad.
Y es que el sistema eléctrico no solo es capaz de enviar hasta el 80% del par a las ruedas traseras para mejorar el agarre, sino que gracias al modo Trail, en caso de que una rueda se encuentre suspendida, el sistema puede enviar todo el par a la rueda que sí está en contacto con el suelo para proseguir la marcha con facilidad.
Cámara en lugar de espejo interior
Ya que mencionamos la seguridad, decir que este Toyota RAV4 mantiene su apuesta de ofrecer el paquete Toyota Safety Sense en toda la gama. Este ha sido mejorado con la llegada de un control de velocidad de crucero adaptativo de rango completo. Y con un asistente de frenada de emergencia en ciudad que reconoce ciclistas… y hasta peatones de noche.
Sin embargo, estas mejoras quedan en un segundo plano con el montaje del retrovisor interior inteligente. Sí, el RAV4 se convierte en el primer modelo en comercializar un espejo interior con cámara. De esta forma se mejora el ángulo de visión. En marcha resulta extraño. Aunque con el tiempo uno acaba acostumbrándose a su funcionamiento. Además, resulta sencillo volver a la función ‘analógica’. Solo hay que pulsar el botón para apagar el monitor.
Gama y precios
Este elemento únicamente se encuentra asociado al acabado más alto de la gama. Denominado Luxury, también incluye tapicería de cuero integral, regulación eléctrica de los asientos, portón trasero eléctrico, navegador con funciones avanzadas o sistemas de alerta por tráfico cruzado trasero y detector de objetos en el ángulo muerto.
No obstante, Toyota considera que solo un 10% de los clientes optarán por pagar los 37.800 € de este acabado. El grueso de las ventas irá destinado al nivel Advance, por 31.800 € ya incorpora llantas de 17 pulgadas, e-Call, Toyota Safety Sense o pantalla central multimedia de 7,0 pulgadas.
La gama se completa con el Advance Plus (33.600 €) y con el Feel (35.100 €). Este último es el único en poder asociar la pintura bi-tono, hasta con cuatro posibilidades.
Toyota ya ha iniciado la comercialización del Toyota RAV4. Las primeras entregas de las variantes 4×2 llegarán pronto. Las 4×4 no llegarán hasta mayo.
Texto: Karam El el Shenawy