Toyota está ampliando, todavía más, su gama de modelos híbridos, una gama amplísima de modelos que ahora se está acercando al popular mundo de los SUV. Probamos el Toyota C-HR, puede que uno de los coches más singulares del mercado, uno de los híbridos más singulares.
Te contamos qué nos ha parecido, qué nos gusta y qué no del todocamino más pequeño de Toyota, un híbrido de 122 CV de potencia que comparte configuración mecánica con el Prius y que promete un consumo medio de tan solo 3,8 l/100 km.
Llamativo. En un mercado atestado de modelos y opciones, siempre es una ventaja a destacar en el plano estético, y el C-HR cumple con los requisitos. Ofrece una estética impactante y con un toque deportivo, incluso futurista, pues no se aleja del prototipo. Además, trata de ocultar las puertas traseras, una clave de diseño que cada vez gusta más.
Es un SUV. A pesar de que la palabra SUV no implica mejores prestaciones fuera de la carretera, la clientela demanda cada vez más vehículos de este tipo. Es más, parecía que nadie asociaba definitivamente los conceptos SUV e híbrido, y Toyota ha sabido, además, evolucionarlos.
Consumo. A nadie le sorprende que un híbrido logre un consumo reducido, pero es que se trata nada menos de la planta motriz del nuevo Toyota Prius. Esto es una garantía que se traduce en un gasto real de en torno a los 5 l/100 km, muy buen dato para un coche de su potencia. Más allá, cuanto más lo utilicemos en ciudad, más rendimiento sacaremos a su sistema híbrido.
Comportamiento. Toyota ha sabido ejecutar muy bien el trabajo de puesta a punto en su C-HR, que a pesar de su configuración híbrida ofrece un comportamiento ejemplar en carretera. Al volante se mueve muy bien en toda circunstancia y, además, siempre mantiene unos altos niveles de confort, su prioridad.
Equipamiento. Ya desde el nivel más básico el equipamiento del C-HR es destacable, introduciendo además elementos tan interesantes como llantas de 17 pulgadas, control de crucero, avisador por cambio involuntario de carril o sistema multimedia con pantalla táctil de 8 pulgadas.
Precio. El C-HR no es un vehículo caro en términos generales, sobre todo si atendemos a su tecnología híbrida y su equipo de serie. No obstante, un precio de partida de más de 24.000 € no es tampoco una ganga, más si tiene un KIA Niro más asequible tras sus pasos, de configuración similar y con mucho equipamiento.
Cambio. Podríamos englobar en este apartado a todos los híbridos de Toyota, y es que su cambio CVT no es del agrado de todos. Desnaturaliza la conducción a pesar de alcanzar mayor eficiencia, elevando el régimen del motor sin que se corresponda con un aumento de velocidad proporcional. Otros competidores, como el mencionado Niro ya emplean un cambio automático de doble embrague.
Habitabilidad. Los SUV, le pese a quien le pese, no obtienen la misma habitabilidad que un monovolumen, y el caso del C-HR no es una opción. Su configuración y su diseño limitan el espacio interior, que no destaca en ninguna cota. Sus 377 litros de maletero son correctos, sin más.
Sistema multimedia. Otro rasgo común a otros Toyota que englobar aquí es el sistema multimedia, de funcionamiento más que correcto, pero con una interfaz algo desfasada. Nos gustaría que por fin Toyota actualizara sus gráficos, sobre todo para lucir la pantalla de 8 pulgadas de serie.
Prestaciones. El Toyota C-HR es un coche lento si atendemos a las cifras de aceleración: 11 segundos en el 0 a 100 km/h. Se debe principalmente a un peso elevado derivado de las baterías y a una caja de cambios que no extrae el potencial del motor. Su potencia de 122 CV es correcta y se mueve muy bien en entornos urbanos.
Solo híbrido. Que en un modelo solo con mecánica híbrida nos quejemos de que solo hay una mecánica híbrida tiene una razón. En otros mercados está disponible con el bloque 1.2 turbo de gasolina presente en el Auris, un motor de similar potencia pero mejores prestaciones. Sería un acierto completar la gama con él.
Sin 4×4. No es algo de lo que debamos preocuparnos, pues los SUV no pretenden embaucarnos con sus prestaciones todoterreno, pero tratándose de un vehículo sobre elevado no estaría de más contar con, al menos, una versión con tracción a las cuatro ruedas.