La Oficina de Patentes de Estados Unidos acaba de conceder a Tesla una curiosa patente que podría revolucionar la manera en la que entendemos los parabrisas.
Es evidente que Tesla está decidida a revolucionar todos y cada uno de los ámbitos del sector del automóvil. No solo ha sido el primer fabricante en incorporar un sistema de conducción autónoma más o menos fiable y de nivel 3, o de romper esquemas con la llegada de nuevos volantes que no lo parecen e incluso de pick-ups de lo más llamativos, sino que ahora parece decidida a cambiar por completo todo lo relacionado con los parabrisas.
Y es que la Oficina de Patentes de Estados Unidos ha concedido a Tesla la patente de un sistema para limpiar superficies de cristal que funciona con rayos láser. Sí, has leído bien. Esta tecnología podría ser empleada para sustituir a los limpiaparabrisas convencionales, además de para limpiar las ópticas de las cámaras que equipan los coches (como las de los sistemas ADAS), así como para los paneles solares que montarán en el futuro.
Gracias a esta tecnología, las cámaras de los sistemas ADAS podrían instalarse mucho más arriba en los parabrisas panorámicos, que se extienden hacia el techo; solución que ahora no es posible dado que los ‘limpias’ no llegan a esa zona, lo que impide el montaje de las cámaras tan arriba.
Esta no es la primera vez que Tesla registra patentes que afectan a los limpiaparabrisas. Su anterior innovación fue un sistema basado en un mecanismo electromagnético, en el que el brazo del limpia se desliza transversalmente a lo largo de todo el parabrisas por unos carriles magnéticos. Escondido bajo el capó cuando no está en funcionamiento, puede cubrir toda la superficie del parabrisas al tiempo que permitiría instalar las cámaras de los sistemas ADAS más arriba. Este sistema reduce significativamente la fricción y mejora la aerodinámica, lo que repercute en los consumos; además de eliminar muchos mecanismos susceptibles de sufrir corrosión con el paso del tiempo.
Una visión clara
Estas patentes de Tesla buscan que las cámaras de los sistemas ADAS (y de los futuros sistemas de conducción autónoma) estén siempre limpias. Y es que la información que trasmiten es clave para el correcto funcionamiento de los sistemas de seguridad y de asistencia a la conducción del vehículo.
Además de la limpieza, el correcto mantenimiento de los sistemas ADAS es clave para que funcionen correctamente con el paso del tiempo. Por ejemplo, cuando se sustituye un parabrisas y se desmontan las cámaras del cristal roto para montarlas en el nuevo, estas cámaras han de ser recalibradas para asegurar que “apuntan” con precisión al lugar indicado por el fabricante y transmiten la información correcta a los sistemas de seguridad.
Alarga la vida de las escobillas
El anuncio de Tesla promete convertirse en un antes y un después, pero hasta que ese momento llegue lo que tenemos que hacer es preocuparnos de mantener en buen estado nuestras escobillas, más cuando empiezan los meses de lluvias como el otoño o el invierno. Porque según diversos estudios, el riesgo de sufrir un accidente cuando llueve es un 70% más elevado que en seco; y es la reducción de la visibilidad, y no el asfalto mojado, la principal culpable de la siniestralidad en lluvia.
Hay tres grandes grupos de factores que explican cómo la lluvia afecta a la visibilidad en la conducción. En primer lugar, cuando llueve hay menos luz ambiental y las gotas de agua en el aire reducen la visibilidad horizontal. En segundo lugar, la lluvia modifica drásticamente el entorno visual de los conductores, especialmente de noche. Filtra parte de la luz de los faros y reduce las zonas iluminadas; cambia la luz que se refleja sobre la carretera, reduce las propiedades reflectantes de las marcas viales, disminuye el contraste entre objetos y fondo, y cambia la percepción visual de ciertas superficies.
Pero el efecto más importante es que afecta la capacidad del conductor para ver a través del parabrisas. La visibilidad reducida bajo condiciones de lluvia se debe principalmente a la perturbación visual en el parabrisas, más que al efecto atmosférico en sí. Las gotas de agua en el parabrisas distorsionan la luz y reducen el rendimiento visual del conductor. Incluso con los limpiaparabrisas en funcionamiento, la falta de uniformidad de la capa de agua sobre el cristal reduce de la visibilidad. Este efecto se multiplica si el parabrisas sufre desperfectos (impactos, grietas, arañazos…) y si las escobillas de los limpiaparabrisas están en mal estado y dejan surcos de agua en cada barrido. Según el estudio sociológico de la Fundación para la Seguridad Vial, FESVIAL ‘El parabrisas y su aportación a la seguridad vial’, el 75% de los conductores reconoce conducir, o haber conducido, con las escobillas en mal estado o con el parabrisas sucio; y más de un 70% no cambia las escobillas cuando toca hacerlo.