El Benetton B191 es el coche con el que el piloto Michael Schumacher consiguió el primer podio en su carrera deportiva. Fue en 1992, en el Gran Premio de México, y significó el primer impulso en su brillante trayectoria en la máxima categoría. Ahora sale a subasta, y puedes tener en tu garaje también uno de los F1 más llamativos y bonitos de la década de los 90.
Puede que subastar un Fórmula 1 no parezca gran cosa, al fin y al cabo solo se puede utilizar en circuito. Pero este monoplaza es tan especial que la empresa organizadora de la subasta, Bonhams, estima un precio de venta de entre 220.000 y 280.000 €. Su historial en competición habla por sí solo, y eso que no llegó a completar la temporada 1992 al completo, ya que se trataba del monoplaza del año anterior y fue sustituido por el B192 con ocasión del Gran Premio de España.
Recordemos que el Benetton B191 fue el monoplaza empleado por el equipo italiano en la temporada de 1991. Propulsado por el motor Ford HBA5 V8, fue capaz de conseguir la victoria en el Gran Premio de Canadá en manos de Nelson Piquet, en una carrera recordada por la imagen del Williams de Mansell quedándose parado en la última vuelta cuando tenía el triunfo a tiro. Esa fue la última victoria del tricampeón del mundo Nelson Piquet, y el Benetton B191 el último monoplaza que pilotó en F1. También sirvió para que Michael Schumacher consiguiera sus primeros puntos en el Gran Premio de Italia de aquel año 1991.
Volviendo a nuestro protagonista, su podio conseguido con Michael Schumacher al volante eleva el precio de este F1 decorado en amarillo con los colores de los entonces patrocinadores Benetton y Camel. La aerodinámica apenas hace acto de presencia, al menos no como ahora, lo que evidencia la evolución de los monoplazas de la categoría reina en este apartado.
El motor que mueve a este Benetton B191 es un V8 de 3,5 litros atmosférico capaz de girar a más de 13.000 vueltas, 730 CV de potencia que le sirvieron para llevar casi a lo más alto de la tabla a Schumacher en el Gran Premio de México de 1992. El coche en cuestión está en pleno orden de marcha y se puede conducir, siempre que tengamos disponible un circuito en el que hacerlo.