RM Sotheby’s subastará en su próxima cita de Monterey una unidad del Aston Martin DB5 de 1965 muy especial. Se trata de una de las dos unidades que se modificaron para participar en la película Goldfinger de la saga de James Bond, el Agente 007 con licencia para matar, y que cuenta con todas las modificaciones que un espía al servicio de su majestad necesitaba.
Se trata de una unidad original, una de las dos que participaron en la película y no una adaptación o una réplica. Puede presumir de haber aparecido en algunas escenas con Sean Connery al volante.
El modelo ha pertenecido a colecciones privadas desde hace años y fue restaurado en 2012. Por el momento no se ha indicado el precio con el que saldrá a subasta.
Como suele suceder en estos casos, el hecho que llevó al Aston Martin DB5 a convertirse en uno de los coches más conocidos y deseados del mundo fue una casualidad.
Ken Adam, miembro del equipo de producción, y John Stears, especialista en efectos especiales, tenían la misión de encontrar un vehículo que participara en la tercera entrega de la saga James Bond, la adaptación al celuloide de las novelas de Ian Fleming, que tendría por nombre Goldfinger.
Encontraron en el Aston Martin DB5 el tipo de coche que necesitaban. Se iniciaron los contactos con la marca. La productora EON esperaba que les cedieran los coches de forma gratuita, teniendo en cuenta la promoción que la película supondría para el modelo, pero la realidad fue otra muy distinta.
David Brown, dueño de la compañía se negó a esta cesión de las unidades. Los coches solo los tuvieron tras pasar por caja aunque lograron el compromiso de una hipotética recompra por parte de la empresa una vez finalizara el rodaje.
Con el coche en posesión de la productora llegó el momento de las modificaciones. En principio se iban a realizar solo en uno aunque, finalmente, los dos Aston Martin DB5 que participarían en el film fueron reconfigurados.
Así, se le incluyeron unas sujeciones de los paragolpes desplegables, se le pintó de un color especial con acabado gris sombra, se escondieron unas pistolas Browning del calibre 30, se añadieron unos garfios a las ruedas, se incorporó una pantalla metálica antibalas desplegable en la zaga y se avanzó una pantalla de radar en la consola lo que lo convertiría en el primer coche de producción con un navegador.
Pero no queda ahí todo. Se añadió un dispensador de aceite y de humo para no ser visto desde atrás, una placa de matrícula intercambiable y un asiento con sistema de eyección.
Todo esto se mantiene en el Aston Martin DB5 que ahora sale a subasta.
A pesar de que el acuerdo inicial entre marca y productora dejaban la puerta abierta a una futura recompra de los vehículos por parte de Aston Martin, lo cierto es que esto no sucedió. Se mantuvieron en propiedad de EON.
Los modelos se utilizaron en todo tipo de eventos de promoción de la película así como de la siguiente entrega, Thunderball, donde volvieron a ser protagonistas, aunque en esta ocasión con dos unidades nuevas del modelo.
Para esta nueva entrega de la saga del Agente 007, Aston Martin sí cedió los modelos que se utilizaron y, además, fue la encargada de realizar las transformaciones que los coches necesitaron en lugar de dejarlas en manos de un carrocero.
Las dos unidades originales del Aston Martin DB5 protagonista de Goldeneye pasaron a ser propiedad de Lord Anthony Bamford en 1969 y, desde entonces, se han mantenido en manos privadas. Ahora, surge la oportunidad de que uno cambie de manos.