Sin copar las cifras de venta del segmento, pero con un producto interesante, el Skoda Yeti afronta su madurez con los nuevos lanzamientos de la marca relegándole a un segundo plano. La llegada del Skoda Kodiaq, un todocamino de casi 4,7 metros de largo y con capacidad para siete asientos, y la también inminente del Skoda Karoq, el modelo compacto rival del Seat Ateca, han hecho que casi nos olvidemos del Skoda Yeti.
De hecho, el citado Skoda Karoq comenzará su comercialización, prevista para la segunda mitad de 2017, precisamente cuando el Skoda Yeti cese su producción. Y eso que el primero no es realmente su sustituto, puesto que se posiciona en una categoría algo superior, por tamaño y calidades.
Ahora bien, quizá por eso es uno de los mejores momentos para hacerse con este coche. Si miramos la web de la marca, el fabricante ofrece una serie de ofertas. Según indica, afectan a los Skoda Yeti Black Pack 1.2 TSI 110 CV, Skoda Yeti Like 1.2 TSI 110 CV y Skoda Yeti Like 2.0 TDI 110 CV. Cualquiera de ellos se vende por 15.500 €, aunque solo para 100 unidades en stock. El equipamiento de todas estas versiones incluye climatizador bizona, llantas de aleación, cámara trasera de asistencia al aparcamiento y sistema de conectividad smartlink.
Más allá del precio, ¿merece la pena comprarse un Yeti? A continuación te sacamos de dudas o, al menos, intentamos ayudarte si estás pensando ir a un concesionario a interesarte por estas promociones.
Oferta mecánica. Tanto en diésel como en gasolina, la firma checa dispone motores más que reconocidos, con un buen equilibrio entre prestaciones y consumo. Los turboalimentados de gasolina, los TSI, cuentan con variantes de 105, 122 y 160 CV. En gasóleo, contempla potencias de 105 a 170 CV.
También vemos en la gama versiones con tracción delantera y total. En el segundo caso, el sistema 4×4 se basa en un esquema de tipo Haldex que no penaliza el consumo, ya que el embrague solo conecta las ruedas traseras cuando las delanteras pierden agarre. Además, viene acompañado de un programa de conducción específico offroad.
Variedad de cajas de cambio. En función de la mecánica, el Yeti puede combinarse con cambios manuales de cinco o seis relaciones. Igualmente, dispone de la opción de montar la transmisión automatizada de doble embrague DSG, de seis o siete marchas según el tipo de tracción; es una de las mejores del mercado, por rapidez y buena gestión de funcionamiento.
Espacio bien aprovechado. A pesar de que sus dimensiones exteriores son comedidas (solo mide 4,22 metros), el habitáculo sorprende con una amplitud notable, sobre todo por altura. Las formas cuadradas de la carrocería también le otorgan un volumen útil generoso. Siguiendo con la funcionalidad, los asientos traseros independientes gozan de varias regulaciones: se desplazan longitudinalmente (solo los laterales) y los respaldos pueden inclinarse y abatirse para ganar capacidad a la zona de carga.
Veteranía. En contra del SUV de Skoda juega su veteranía. Lanzado en 2009, fue revisado ligeramente en 2014. Sin embargo, la marca no ha dado con la tecla adecuada en cuanto al diseño y sigue sin “entrar por los ojos”, al menos si consideramos la mayoría de las opiniones.
Interior. De la misma forma, el ambiente interior parece un poco desfasado y poco puede hacer frente a las propuestas más modernas y vistosas que van saliendo dentro de su clase. Aunque está rematado correctamente, el aspecto es muy sobrio y sencillo.
La pantalla del sistema multimedia tampoco nos ha llegado a convencer. Ya no por su tamaño, justito para lo que se lleva ahora, sino por una posición algo baja que obliga a desviar la vista de la carretera al manipularla.
Equipamiento. Finalmente, en equipamiento el Yeti se ha quedado un poco descolgado frente a la competencia, pese a que de lo importante no le falte nada. Especialmente en materia de seguridad, faltan algunos de los asistentes actuales que facilitan y hacen más tranquilo cualquiera de nuestros desplazamientos.