No suele ser habitual la situación que se vive en Skoda. Acostumbrados a marcas con una imagen muy definida, la firma checa tiene dos “SUV” que poco o nada tienen que ver, estéticamente hablando. El nuevo Kodiaq debe ser el referente, así que ¿qué sucederá con el Skoda Yeti 2018? ¿Será un clon a escala de su hermano? ¿Seguirá con una cara diferente a la habitual? Vamos a intentar poner luz sobre estas cuestiones.
Desde su llegada al mercado, el Yeti siempre ha destacado por originalidad. Gracias a su fisonomía rectilínea, se ha desmarcado de los cánones estéticos de última hornada, más redondeados, y se ha acercado a los modelos más clásicos, como el Jeep Wrangler o el desaparecido Land Rover Defender. Eso sí, sin ofrecer los mismos argumentos camperos. En general, el checo ha cumplido los pronósticos de ventas, no así otros que compartieron esta misma configuración “cuadrada”, como el Mercedes-Benz GLK. ¿Qué sucederá ahora?
A pesar de su mayor tamaño, logrará pesar menos, gracias al empleo de la plataforma modular “MQB“. Como sucede en los Skoda, destacará en habitabilidad interior y volumen del maletero. Si te preguntas por los motores, serán todos turboalimentados, tanto los gasolina TSI como los diésel TDI. Muy probablemente, compartirá gran parte de las mecánicas con el SEAT Ateca, cuyas potencias comienzan en 115 CV y finalizan en 190.
Recuerda que Skoda también tendrá un representante urbano dentro de su saga campera. Rivalizará directamente con el nuevo Volkswagen de este nicho de mercado, que se fabricará en Navarra, y con el SEAT Arona. En el caso del checo, lo más probable es que se ponga a la venta en 2018, un año después que el español y en fechas parecidas a las del alemán.