España sigue a la cola en el uso de vehículos sostenibles. A pesar de que la contaminación es un problema creciente, los coches alimentados con energías alternativas tienen una escasa presencia en el parque automovilístico español.
En la actualidad, los coches eléctricos e híbridos enchufables solo suponen un 1,19 % de las ventas totales, teniendo en cuenta los datos proporcionados por el Instituto de Estudios de la Automoción.
El año pasado se matricularon 4.746 coches eléctricos en España, según la asociación de fabricantes, Anfac. A pesar de que la tendencia va en aumento, sigue siendo una cifra muy interior a la de otros países europeos como Holanda, cuyo número de coches eléctricos multiplica por 50 a los que hay en nuestro país.
Los factores que explican el escaso triunfo de los vehículos eléctricos en España son variados. El principal es el precio. Es complicado amortizar el superior coste de estos coches durante su vida útil, ya que el ahorro que proporciona su uso es insuficiente.
Las ayudas desde el Estado en España son también son escasas. El Plan MOVEA, creado para favorecer la compra de estos vehículos, cuenta con un presupuesto para 2017 de 16,6 millones de euros, el mismo que el año pasado. Esta ayuda es inferior a la que ofrecen otros países europeos.
En Noruega, por ejemplo, los coches eléctricos están exentos de IVA. Gracias a esto, casi uno de cada cuatro coches que se compran allí están equipados con este motor.
Dinamarca cuenta con una iniciativa aún más original. Los conductores pueden ganar dinero vendiendo la electricidad sobrante de su coche en las horas en las que el precio por kw es más alto.
Hay que tener en cuenta, también, la diferencia de precio a la hora de contratar un seguro de coche. Asegurar un coche eléctrico a todo riesgo sin franquicia puede costar hasta un 28 % más que el mismo modelo en gasolina, según el portal Acierto.com. Esto supone un gasto extra de 1.750 euros durante la vida útil del vehículo.
Algunas aseguradoras ya cuentan con nuevos tipos de seguros adaptados a las necesidades que tienen estos vehículos. Tienen en cuenta, por ejemplo, los problemas más frecuentes de los coches eléctricos, que están relacionados con la batería y la fuente de energía del coche.