Se ha escrito un nuevo capítulo del culebrón del diéselgate. Según han confirmado esta mañana fuentes de Audi, el presidente de la compañía, Rupert Stadler, ha sido detenido. El motivo no es otro que su supuesta implicación en el caso de las emisiones de vehículos diésel del grupo Volkswagen.
La fiscalía de Múnich ya anunció la semana pasada que había abierto una investigación contra él y otro miembro de la junta directiva; no se le identificó ni a este último ni a las otras veinte personas que se encuentran también bajo la lupa de las autoridades. Hoy la justicia alemana ha ordenado la detención de Stadler por un presunto delito de fraude y falsificación de documentos.
Tal y como apuntan en El País, se habían realizado varios registros por orden judicial relacionados con el caso. Entre ellos, en el domicilio privado de Rupert Stadler. El objetivo de ellos era recabar información sobre la supuesta manipulación por parte de Audi de sus motores diésel. Tras conocerse la situación, la empresa afirmó estar cooperando con los tribunales de Alemania.
La fiscalía asegura que los investigados están bajo sospecha no solo por fraude y falsificación de documentos. También por publicidad falsa; y por ser cómplices de la comercialización en el mercado europeo de vehículos equipados con un software ilegal.
Hace un par de semanas, la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) de Alemania obligó a la marca de los cuatro aros a llamar a revisión los A6 y A7 equipados con un motor diésel de tres litros. También se paralizaron las ventas de nuevos coches de ambos modelos. Según se explicó, estaban equipados con un dispositivo ilegal creado para manipular las emisiones de gases contaminantes.
Tal y como contó Der Spiegel, estos modelos incluían un nuevo software diferente al descubierto en el diéselgate. El objetivo, sin embargo, era el mismo del caso que se destapó en 2015. La marca Audi reconoció que existía una serie de “incidentes” y “anomalías en el motor”; lo que había llevado a paralizar la entrega de algunos modelos a sus clientes. Y no hay fecha para volver a poner en marcha la cadena de producción hasta que se analicen “de forma sistemática todos los motores”.