Muchas vueltas se han dado en los últimos meses sobre los cambios en los requerimientos para sacarse el carné teórico y sobre la obligatoriedad o no de asistir a las autoescuelas. Sin embargo no se ha puesto solución a un problema que viene arrastrando la DGT desde hace años con los exámenes prácticos del carné de conducir: la falta de examinadores ha provocado una bolsa de solicitantes que la pandemia ha elevado sobremanera (por encima de los 300.000) y que conllevará esperas de varios meses a los interesados a sacarse el carné.
Pere Navarro ya informó que durante la pandemia se dejaron de hacer unos 280.000 exámenes prácticos, por lo que fuentes del sector han señalado a Cinco Días que esta espera ha pasado de 15 días a meses, según sus previsiones.
Este problema, por el contrario, no sucede con los exámenes teóricos. Las clases teóricas recuperaron la ‘normalidad’ con el fin del Estado de Alarma y los alumnos se han podido presentar a los exámenes a un ritmo cercano al anterior al confinamiento al no haber tantas limitaciones de personal ni espacio.
Según apuntan desde el sector, uno de los problemas que acusan es la falta de examinadores del examen práctico, que además han protagonizado varias huelgas en los últimos años, lo que ha hecho crecer la bolsa de aspirantes a sacarse el carné. Según apunta en Cinco Días Joaquín Jiménez Murillo, presidente de la asociación de examinadores de Tráfico, en España hay unos 850 examinadores, pero solo prestan servicio unos 550 en la actualidad pues el resto es personal vulnerable al virus, hay bajas laborales, hay personal de vacaciones o disfrutan de días de libre disposición.
Desde el sector apuntan que la DGT está trabajando en el camino correcto, pero no se está haciendo todo lo que se podía hacer. Y ponen como ejemplo la convocatoria de oposiciones a 40 nuevos examinadores, que por la pandemia no se han podido hacer y que no se podrán incorporar hasta el año que viene. Además, los examinadores tendrán que hacer 12 exámenes al día por los 10 que venían haciendo hasta ahora.
A la falta de examinadores, se ha sumado el problema de la informática. En primer lugar se ha implantado un sistema que se denominada Capa, un sistema cerrado que ofrece un número concreto de plazas para hacer el examen en unas fechas concretas y con cierta antelación, por lo que son las autoescuelas las que tienen que hacer el filtro de presentar solo a los que prevén que van a estar bien preparados en el día del examen. Antes, apuntan a que había más flexibilidad en la selección de los examinados y trabajaban con márgenes de tiempo más cortos.
Además, todo el proceso de solicitud de examen y presentación de documentación se hace vía online, pero el sistema falla continuamente, según se quejan las autoescuelas. Y, al llamar a Tráfico no contestan porque están desbordados.