Mejora la situación en el transporte escolar en el último año.
Una campaña especial de control de transporte escolar que llevó a cabo la DGT entre los pasados 4 y 8 de febrero dio como resultado ningún positivo en los controles de alcoholemia y solo 2 en los de drogas.
En total se han controlado 3.467 vehículos. Y, si se comparan las cifras con las que registró la última campaña especial a estos mismos vehículos (tuvo lugar entre el 19 y el 23 de febrero de 2018) descubrimos que en aquella ocasión tampoco hubo positivos por alcohol aunque sí 5 en los de drogadicción.
Además, en esta ocasión, tres vehículos se detectaron con un exceso de velocidad; mientras que hace un año se cazaron 9, sin haber trascendido la velocidad a la que viajaban ni en cuanto superaban los límites establecidos en la vía.
Fallos administrativos, los principales errores
De los 3.467 vehículos de transporte escolar que se han controlado en esta ocasión, hasta 1.451 han sido finalmente denunciados. Todos ellos presentaban irregularidades administrativas de diferente consideración. El principal problema que registraban es que los vehículos no contaban con la autorización necesaria para realizar este tipo de traslados. En total, esto ha supuesto la sanción de hasta 963 autobuses.
Más preocupante resulta que hasta 315 vehículos no tuvieran suscrito un seguro de responsabilidad limitada como indica la ley. Además, 88 autobuses se denunciaron por presentar deficiencias en las puertas de servicio y emergencias así como en los botones de accionamiento. Por su parte, 11 no contaban con la Inspección Técnica de Vehículos.
El resto de sanciones se resumen de la siguiente manera: 122 vehículos no portaban la señal V-10 de transporte escolar, 28 carecían del dispositivo luminoso con señal de emergencia; 21 por un exceso de tiempo al volante de sus conductores y otros 26 por no tener a personal encargado del cuidado de los niños.