Repsol ensaya en Madrid nuevas alternativas para la movilidad sostenible

Desde Madrid, Repsol gestiona nuevas alternativas para potenciar la movilidad eléctrica

Hace años, hablar de transporte eléctrico podía resultar una barbaridad. Más allá del diésel y la gasolina no se veían otras alternativas, y todavía era temprano para imaginarnos con nuestro coche alimentándose a través de una fuente eléctrica.

Con el tiempo, los sistemas tecnológicos  y económicos se han vuelto cada vez más inestables, y se precisa innovar en un mundo que cada vez se mueve más rápido. Sobre este escenario se empezaron a gestionar las redes y las tecnologías conjuntamente, lo que hizo que gran parte de las empresas automovilísticas abrieran los ojos y se lanzaran a un pozo -que parece encontrar fondo- como es el de los vehículos eléctricos. Entre ellas, Repsol.

El proyecto del futuro

En su día, Repsol compró el segundo coche eléctrico que se matriculó en España, un Mitsubishi i-MiEV. Con él se han realizado multitud de ensayos para probar el sistema de carga, descubriendo los efectos de la temperatura, que no se llega a utilizar todo el potencial de la batería o que es el vehículo el que dirige la carga, no el cargador.

Desde el Centro de Tecnología de Repsol en Móstoles (Madrid) se sigue investigando con electroquímicas diferentes para que los coches alarguen los kilómetros recorridos y las baterías duren más. En sus 56.000 metros cuadrados de instalaciones, más de 300 científicos trabajan cada día en un negocio que cuenta con un presupuesto de, aproximadamente, 90 millones de euros.

El punto de inflexión continúa siendo la batería. ¿Por qué no mejorar la calidad de la recarga cuando en su día ya se mejoraron los combustibles a raíz de la aditivación de la gasolina y el diésel?

Del petróleo a la electricidad

Durante el siglo XX, no ha habido una fuente de energía tan dominante como el petróleo. Su dominio y comercialización ha sido tan puntera que ha acelerado de más su extinción, dando paso a su sustituta, la electricidad.

En este aspecto, los tiros de Repsol apuntan a varios objetivos. Por un lado, continúan trabajando en dos proyectos de tecnología para batería: sustituir las actuales baterías de litio por litio-aire, con más capacidad de almacenamiento, y potenciar la inyección directa en fase líquida de autogas -en colaboración con AVL y Delphi-.

¿En qué consiste esta última idea? Básicamente, en que la combustión no genera partículas, reduciendo las emisiones de CO2 en un 15% y cumpliendo con los límites previstos para 2020.

 

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