La firma del rombo se ha propuesto poner un límite de velocidad a los vehículos de nueva factura estipulado en 180 km/h. El nuevo Mégan-e será el primero en incorporarla.
El sector del automóvil está cambiando. Y no lo decimos únicamente porque muchos de los fabricantes estén virando su estrategia comercial hacia la total electrificación sino porque otros han decidido poner un límite de velocidad a sus vehículos. Así lo anunció hace algunos meses Volvo y ahora ha sido Renault la que también dará el paso. Luca de Meo, director general de Renault, lo confirmó durante la asamblea general celebrada por la marca poniendo los puntos importantes de dicha decisión sobre la seguridad y la responsabilidad medioambiental.
Con todo, los nuevos Renault y Dacia saldrán de fábrica con un límite de 180 km/h, exactamente la misma velocidad que anunció Volvo para sus vehículos. Una decisión que debería ser bien vista por la mayoría de conductores del Viejo Continente pues a excepción de las Autobahn alemanas, el resto de países cuenta con un límite impuesto (la mayoría entre 120 y 130 km/h aunque existen otros con hasta 140 km/h de máxima).
La cosa se complica…
Por tanto esta decisión no debería afectar al 99% de los conductores que circulan por las carreteras europeas. Con todo, Luca de Meo no confirmó si dicha medida se aplicaría también a los nuevos Alpine, por lo que entendemos que la marca deportiva mantendrá las prestaciones en unos niveles altos.
Sin embargo, esta medida tomada en post de la seguridad de sus conductores vendrá acompañada de otra que quizá sí acabe levantando ampollas. Se trata de un regulador bautizado como Safety Coach que vendría a ser un control de velocidad de crucero activo con un límite por defecto que se ajustará en función de las señales y la localización GPS del coche.
En otras palabras, si el límite de la vía es de 100 km/h, no podremos poner un valor superior en nuestro vehículo, sino que tendremos que ceñirnos a la establecida por la ley. Este ‘entrenador seguro’ también tendrá en cuenta la orografía de la carretera anticipándose a las curvas peligrosas e incluso a las rotondas.
Del mismo modo podrá “reemplazar” al conductor si nota que la conducción no es todo lo segura que él estipula. Tal es así que en caso de que vea peligrar la marcha activará el denominado Safe Guardian. Igualmente, los coches contarán con un contador de seguridad denominado Safety Score que estudiará la manera que tenemos de conducir para proponernos una puntuación y determinar si somos cuidadosos al volante. Además, “se propondrá en asociación con las compañías de seguros para una conducción más segura”, puntualizó el propio Luca de Meo. Renault ha dado un paso importante con este anuncio, el cual empezará a hacerse efectivo a partir del año que viene, coincidiendo con la llegada del nuevo Mégan-e, que se convertirá en el primer modelo de la compañía en proponer este límite de velocidad.