La banda transformaba coches más asequibles en réplicas de los superdeportivos de Ferrari
La Policía Nacional ha desarticulado una red que se dedicaba a falsificar Ferrari. La banda actuaba en un taller situado en una nave industrial de la población gerundense de Sils, en Cataluña. Allí transformaban vehículos generalistas para hacerlos parecidos a los superdeportivos de la firma italiana.
La Policía ha decomisado nueve vehículos que estaban en plena fase de construcción, antes de que pasaran al mercado de segunda mano. Por el momento solo han sido detenidas dos personas que se encontraban en la nave industrial cuando los agentes entraron.
Cómo funcionaba
Para realizar estas réplicas, utilizaban coches tipo el Ford Cougar, el Peugeot 406 Coupé y el Toyota MR2, entre otros. Partiendo de estos modelos más asequibles, modificaban los vehículos para obtener un coche que, por su estética, bien podía pasar por un Ferrari a ojos de los menos entendidos. Después, los vendían por unos 40.000 euros, un precio claramente inferior a los más de 200.000 euros que cuestan los modelos originales.
La red conseguía imitar casi a la perfección el aspecto de los modelos de la firma del cavallino rampante como el Testarossa, el F 355 o el 430. También copiaban sus modelos descatalogados, que se vendían especialmente bien en el mercado de segunda mano. A todos ellos les incluían una réplica exacta del logo de Ferrari.
No es la primera vez que se desmantela una red dedicada a la falsificación de superdeportivos. En verano de 2013, los agentes consiguieron acabar con una banda que operaba principalmente en Madrid y Valencia y que se dedicaba a comercializar también con réplicas de Ferrari.
