Os damos unas recomendaciones sobre cómo debemos arrancar el coche tras una nevada o helada como las que no ha dejado Filomena.
Después de las fotos con la nieve llega el momento de volver a la normalidad, de retomar la rutina diaria. Y para ello muchos necesitan su coche. Sin embargo, hay que tener cuidado con esa primera arrancada después de una nevada o una helada como la que estamos viviendo estos días en media España. Hay líquidos que podrían haber perdido propiedades, componentes que no respondan como corresponde (incluso pueden estar congelados) y elementos que no ofrecerán las mismas prestaciones.
Eso sí, hay que tener en cuenta que el modo de tratar un coche gasolina y diésel será diferente, del mismo modo que los motores térmicos también ofrecen diferencias con los híbridos, híbridos enchufables y eléctricos.
Además, este será el momento en el que nuestro coche evidencie si hemos realizado un mantenimiento adecuado y si los componentes y líquidos que hemos empleado son de buena calidad. Y es que, en la salud de nuestros vehículos, no conviene ahorrar. Aunque, a veces, para darnos cuenta, tengamos que vernos en una situación como la que nos ha dejado la borrasca Filomena.
La primera recomendación que damos es la de intentar arrancar el coche (un poco más adelante te decimos cómo) antes de proceder a la retirada de la nieve del techo del vehículo o el hielo de los cristales. Debemos intentar poner el coche en funcionamiento para que el motor, los líquidos y algunos circuitos cojan la temperatura que necesitan antes de ponernos en marcha. Y esos minutos que necesitan son los que nosotros vamos a emplear adecuar nuestro coche para después circular con él.
Hora de ponerse el volante
Si nuestro coche es de los que duermen en la calle sigue nuestras indicaciones. Si es de gasolina intenta arrancarlo una primera vez, es posible que no lo haga por culpa de que la batería esté fría. Vuelve a intentarlo pasados entre 20 y 30 segundos. Al segundo o tercer intento deberías lograrlo.
En caso de que sea diésel, conviene no arrancar al primer intento. Nos explicamos. Este tipo de vehículo necesita de un tiempo entre los dos topes que tiene el giro de la llave antes de arrancar, uno primero para calentar las resistencias del interior de los cilindros y el segundo para arrancar el coche.
En este caso, tras una nevada o helada, va a necesitar más tiempo para lograr esa temperatura óptima en el interior de los cilindros por lo que recomendamos girar varias veces la llave entre el nivel cero (el que encontramos cuando introducimos la llave en el bombín) y ese primer tope. Y dejar varios segundos entre los giros. Solo tras haber hecho este ejercicio cinco veces deberemos arrancar el coche.
En caso de que nuestros coches no arranquen, ya sea gasolina o diésel, el problema puede estar en la batería por lo que deberíamos ayudarnos de un arrancador o de la de otro coche que de electricidad al alternador del nuestro. Si ni aun así logramos arrancar el coche, el problema podría ser mayor y habría que llamar a nuestra aseguradora o a una grúa.
Por su parte, en los híbridos e híbridos enchufables, la recomendación es la de dar prioridad al uso del motor térmico, proceder de igual manera que antes indicamos con el de gasolina y dejar el motor eléctrico para más adelante. Así evitaremos llevarnos una sorpresa cuando le toque actuar al de gasolina. En cuanto a los eléctricos, estos están preparados para funcionar a este tipo de condiciones aunque las bajas temperaturas podrían restar autonomía a sus baterías.
Primeros metros
Con el coche arrancado la siguiente recomendación es la de desconectar todos los componentes que consuman electricidad. Necesitamos que la batería vuelva a recuperar el máximo de carga. Olvídate de la calefacción por ahora. Esta necesita que el motor esté caliente para subir la temperatura del habitáculo y aunque la conectemos mientras retiramos la nieve o el hielo, al entrar vamos a encontrar el habitáculo frío igualmente. Mejor esperar unos minutos, a cuando ya estemos circulando, para conectarla. Solo entonces dará aire caliente.
Con el coche arrancado y con techo y cristales despejados debemos hacer una serie de comprobaciones antes de iniciar la marcha. Con mucha suavidad intentaremos comprobar la dureza de los pedales del embrague y el freno (no el del acelerador), hay que probar que las marchas se engranan con normalidad y que el volante gira.
Solo entonces debemos iniciar la marcha, siendo muy cautelosos y suaves al principio de nuestro viaje. Y no solo porque la carretera pueda seguir presentando nieve o hielo. En los primeros metros prueba que los frenos responden y que las marchas también cambian como procede. Y ten en cuenta que los neumáticos, si no son neumáticos de invierno, los primeros kilómetros estarán fríos por lo que no ofrecerán la suficiente motricidad lo que se traduce en que pueden derrapar y que su distancia de frenada será superior.