Hasta hace pocos días nos hacíamos eco de los números que presentaron las carreteras españolas en 2016. El resumen no fue positivo. Trece años después, se volvieron a aumentar el número de fallecidos en nuestras carreteras, y los resultados dieron que pensar.
Se instó a la DGT a crear un programa destinado a evitar el mayor número de accidentes posibles y, a espera de que se empiece a actuar, desde el RACE ya han brotado las primeras ideas para paliar este problema. Así, se ha planteado la posibilidad de extender a los ciclistas un carné por puntos y obligarles a la posesión de un seguro y una matrícula.
El RACE no solo ha propuesto esta medida como bote salvavidas, sino que también reclama un plan de convivencia en carretera para el coche y la bicicleta. Ante esto, las reacciones han sido dispares. Desde ConBici se ha recordado que “los ciclistas son las verdaderas víctimas y que los coches generan mayor peligrosidad”. Sin embargo, desde el club automovilístico se ha validado esta idea como una solución, quién sabe, acertada.
Además, se ha querido recalcar que “el carné por puntos, a pesar de ser una herramienta necesaria, será insuficiente e ineficaz si se quieren reducir el número de siniestros en las carreteras”.
Hay que tener en cuenta que los ciclistas también están sujetos a unas normas de circulación. Al igual que cualquier otro vehículo, forman parte de la carretera y deben circular dentro de unos estamentos establecidos.
Sin embargo, año tras año se ve cómo gran parte de los accidentes de tráfico han sido causados por turismos y, si analizáramos las consecuencias, muchos de ellos fueron por distracciones o por ir bajo los efectos del alcohol o drogas. Llegados a este punto, ¿qué papel juega el ciclista?
Se apunta siempre a que, mayormente, suele ser la víctima de un accidente de tráfico. Y estamos en lo cierto. Se conocen muy pocos accidentes causados por ciclistas, y gran parte de las denuncias van dirigidas hacia los conductores, que muchas veces no respetan la distancia de seguridad a la hora de adelantar a uno de ellos. Añadiéndole cualquier tipo de distracción que pueda haber en el conductor, las consecuencias pueden ser fatales y el más perjudicado es el ciclista.