Desconocidos para muchos… aunque los sufrimos en la carretera.
Si, por lo general, utilizas tu coche para desplazarte en tu día a día, seguramente hayas sufrido la frustración de estar en un atasco que aparentemente no tenía explicación. Es decir, hablamos de casos en los que se detiene la circulación sin que se haya producido ningún accidente u otras incidencias en la vía.
Simplemente son retenciones que tan pronto aparecen, como desaparecen, pero que pueden extenderse varios kilómetros haciendo que las carreteras se colapsen durante un periodo de tiempo indeterminado.
Ante esto, podemos pensar ¿por qué se producen? ¿Es un problema de la infraestructura de las carreteras o es por culpa de los errores que cometen los conductores? Y, lo más importante, ¿cómo podemos evitarlos para no perder el tiempo en nuestros desplazamientos? Pues bien, sigue leyendo y descubre todo lo que necesitas saber sobre los comúnmente denominados “atascos fantasma”.
Un cúmulo de factores
Lo cierto es que este tipo de atascos se producen por numerosas razones. No obstante, según apuntan los expertos, uno de los motivos principales tiene que ver con que existe una alta densidad de vehículos en una misma vía y no se respeta la distancia de seguridad, debidamente.
Por eso, cuando un vehículo frena o realiza alguna maniobra de desplazamiento lateral acaba reduce la velocidad y ralentiza la marcha, provocando una reacción en cadena que implica a todos los que circulan detrás. Este frenazo obligaría al vehículo que le sucede a reducir su velocidad y así sucesivamente hasta que se compromete la circulación en general.
En otras palabras, se suele decir que esta saturación del tráfico acaba generando un efecto acordeón en los vehículos. Pero, en realidad, los conductores que se ven envueltos en un atasco no han percibido la causa. Algo que cambiaría si se produce un accidente, pues cuando avanzas en el atasco ves los coches implicados, la grúa… y le encuentras un cierto sentido al problema.
Consejos para evitar los atascos fantasma
Si tenemos que decir una clave para evitarlos, sería respetar siempre una distancia prudencial con el vehículo que te precede. Así, un frenazo no te obligará a reducir la marcha para evitar una colisión, por lo que no se producirá esta reacción en cadena.
Asimismo, es importante tener en cuenta las prioridades de paso. Sobre todo, en aquellos estrechamientos de las carreteras en los que el número de carriles se reduce. En estos casos, conviene que alternemos la prioridad para conservar la fluidez de la circulación ambos carriles.
Y, aunque resulte obvio, siempre hay que seguir las normas de circulación, es decir, respetar las señales de tráfico, señalizar las maniobras, no consumir alcohol ni drogas antes de conducir, respetar los límites de velocidad, etc.