Como sabemos, las nuevas pruebas de homologación de emisiones WLTP buscan obtener datos más fiables sobre la contaminación de nuestros vehículos. Simulan unas condiciones de circulación más reales, emulando que los automóviles recorren distancias más largas en diferentes tipos de carreteras, con distintas condiciones de tráfico y variando la velocidad. De este modo, se obtienen unos datos más acordes a la realidad que los que se consiguen con los test NEDC, vigentes hasta ahora. Tanto es así que, según apuntan los primeros datos, existe un desfase de hasta el 20 %, entre los resultados de una prueba y otra.
Así, el problema de que las pruebas sean más exigentes es que los vehículos presentarán unos niveles más altos de emisiones de gases contaminantes. Por tanto, muchos de ellos dejarán de recibir bonificaciones de los impuestos que se basan en el nivel de emisiones. Pero no solo eso, habrá casos en los que antes no tenían que pagar impuestos por sus emisiones y ahora, con los nuevos resultados, sí tendrán que hacerlo. Eso sin contar con que el precio final de un automóvil se encarecería.
Tal como explican desde Ganvam, este pago de impuestos afectará a buena parte de los vehículos hoy en día circulan por nuestras carreteras. Al parecer, los datos contemplan entre un 10 y un 20 % de automóviles afectados, es decir, que antes no pagaban impuestos y ahora sí deberían hacerlo por sus “nuevos” niveles de emisiones. Entrecomillamos nuevos porque, en realidad, llevan tiempo entre nosotros, pero antes no existía un examen que ajustase tanto los resultados a la realidad.
Además, esta asociación estipula que si las tasas se encarecen, el mercado se retraerá cerca de un 10 % pues, hasta hoy, 7 de cada 10 coches matriculados no pagaban este tributo. Así, es importante señalar que el límite de emisiones para no tener que pagar este impuesto queda en 120 gramos de CO2 por kilómetro.
Ganvam propone eliminar el Impuesto de Matriculación de los vehículos nuevos como la mejor solución. Aseguran que España es el único país europeo que contempla este gravamen, lo que reduce nuestro mercado potencial. Su idea es conseguir mayor demanda sin perjudicar la compra de vehículos con impuestos. Es más, calculan que se debe implantar un coeficiente de corrección en el cálculo del impuesto, evitando que se produzca un sobrecoste en el precio final del automóvil.
Es más, según el presidente de Ganvam, Lorenzo Vidal de la Peña, lo mejor sería poner en marcha “una fiscalidad vinculada realmente al medio ambiente, que trasvase la presión de la compra al uso”. Algo que podría conseguirse vinculando el Impuesto de Circulación a las emisiones del coche y no a su potencia o a su cilindrada.