Las principales ciudades europeas no sólo están ocupadas en reducir la contaminación del aire, también el ruido. La contaminación acústica es un problema que incide directamente en la salud del ser humano y al que está expuesto un 40% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El ruido, además de molesto, puede ocasionar trastornos del sueño, ansiedad y altos niveles de estrés. Por ellos grandes capitales como Ginebra o París se han puesto manos a la obra y se han centrado en el tráfico como principal fuente de contaminación acústica. Y para controlarlo, ya están probando un radar de ruido, aunque de momento no pondrá multas.
Aparentemente, puede suponer un desafío tecnológico, pero el radar de ruido de Villeneuve-le-Roi, al sur de París, es sencillo pero muy ingenioso a la vez. Según informa Reuters y recoge Xataka, el dispositivo tiene cuatro micrófonos que captan el sonido y miden el nivel acústico en decibelios cada décima de segundo.
También es capaz de situar el origen del sonido, ayudado en todo momento por una cámara de 360º. A las imágenes tendrá acceso la Policía, que será la encargada de efectuar las diligencias necesarias contra el infractor. El aparato en pruebas se localiza a simple vista, aunque se asemeja más a una antena o un anemómetro (medidor de viento), por lo que podrá confundir a muchos conductores en un primer momento.
El radar de ruido está en periodo de prueba y aún no multa a los vehículos, porque no está autorizado a ello. Según recoge Reuters, se está a la espera de que el gobierno francés apruebe un proyecto de ley que permita la utilización del dispositivo, y que se votaría en octubre. De esta manera, el radar podría empezar al multar ya este año.
El de Villeneuve-le-Roi no es el único dispositivo en pruebas en el área metropolitana de París. Bruitparif, la compañía que ha desarrollado el dispositivo, ha instalado otro en Saint-Forget, más al suroeste, en una zona muy concurrida por motocicletas, los vehículos a priori que pueden salir peor parados por esta medida. Además, se han instalado hasta 17 medidores de ruido en grandes edificios de la capital gala.
Todo parece indicar que sí, aunque su instalación de manera generalizada se hará esperar. El Servei Català de Trànsit ya ha anunciado que instalará uno de velocidad en la C-31, en Badalona, con el objetivo de que los coches aminoren la marcha y generen menos ruido. Por otro lado, la normativa española ya recoge sanciones a los vehículos que incumplan el límite de decibelios, que se establece en un máximo de 87 decibelios. No obstante, cada municipio tienen sus propias ordenanzas a este respecto.
De hecho, muchas patrullas de agentes de tráfico tienen medidores de ruido que determinan la intensidad que realizan los vehículos, aunque los utilizan en momentos puntuales, coincidiendo con campañas especiales de vigilancia. Las multas por hacer demasiado ruido con el coche varían de una ciudad a otra y van desde 100 € (llevar la música alta) hasta 3.000 (en situaciones que pongan en riesgo la seguridad vial).