El renovado urbanita japonés llega con importantes cambios de diseño, equipamiento motor y chasis. Todo para hacer del Toyota Aygo un producto más eficaz y confortable en ciudad, que además no defrauda en carretera.
Encontramos el mismo Toyota Aygo de siempre pero muy mejorado. Así es el más pequeño de la gama Toyota fue recientemente de ser objeto de una intensa puesta al día para ofrecer mucho más que antes sin necesidad de llegar a una compleja revolución. Un modelo que nació hace más de una década.
Pero que ha sabido mantenerse en el mercado fiel al concepto original: un pequeño utilitario de apenas 3,5 metros de longitud que, sobre todo ahora, no rehuye los desplazamientos por carretera. Estéticamente cambia un tanto, especialmente en su frontal, donde recibe nuevos paragolpes y grupos ópticos, y reubica las luces de marcha diurna en una posición diferente.
Detrás el cambio más destacable afecta a los pilotos. En conjunto, no son variaciones profundas que modifiquen sustancialmente la imagen, pero consiguen rejuvenecerla y dotar al Toyota Aygo de un aspecto más fresco y actual, sobre todo si optamos a inéditos colores como el de nuestra unidad de pruebas, que en absoluto pasa desapercibido circulando por las calles de la ciudad.
Dentro también hay pequeñas diferencias. Las hay menos evidentes que las externas: se ha modificado ligeramente el formato de la instrumentación, que estrena nueva tonalidad de iluminación. Otro tanto pasa con las molduras decorativas. También se encuentran distintos colores y nuevas tapicerías.
Todo ello para lograr un habitáculo más acogedor y un aspecto visual. En general, de mayor calidad. Asimismo, hay que sumar el amplio abanico de posibilidades de personalización para configurar un Toyota Aygo conforme a los gustos de cada cual.
Si en su estética ha experimentado un pequeño salto hacia delante (como lleva haciendo desde su primera edición), también en esta ocasión Toyota ha querido que su propuesta más urbanita mejore en agrado de conducción.
Mantiene los mismos esquemas mecánicos. Ahora, pequeñas y sutiles mejoras logran que el Toyota Aygo se sienta más coche cuando uno se pone a los mandos. Sobre todo en carretera. No es su entorno preferido, pero ya se defiende con soltura y eficacia.
Con el diésel desterrado de sus propósitos, la única opción mecánica disponible pasa por un 1.0 de gasolina atmosférico, de tres cilindros. Con ciertos ajustes ha ganado ligeramente en potencia, pasando de 69 a 72 CV. Una puesta al día que le hace superar la estricta normativa de emisiones Euro 6.2 con mejora en la respuesta, sobre todo a bajo régimen.
Con ello, y con el pequeño aumento de potencia, el Toyota Aygo se desenvuelve en ciudad con algo más de viveza y mayor agrado de conducción. Le cuesta muy poco ponerse en marcha y gana velocidad con facilidad, ya en los primeros metros, de semáforo a semáforo.
Todo sin necesidad de subir mucho de vueltas y logrando no solo que nos movamos bien en el tráfico (con poco ruido mecánico), también ajustando unos consumos realmente finos incluso ante un uso desenfadado.
De hecho, bajar de 5 l/100 km es factible si conducimos de forma eficiente, y sobrepasar 6 l/100 km casi requiere proponérselo. Cifras que se mantienen similares en carretera, donde el Aygo muestra soltura. Su bajo peso combina bien con los 72 CV del tricilíndrico. Y, aunque alcanzar velocidades altas requiere tiempo, es cierto que luego soporta cruceros sobre 130-140 km/h sin problemas, incluso si el trazado pica hacia arriba.
En subidas acusadas acusa su pequeña cilindrada, pero jugando con el cambio (de cinco velocidades, bien escalonadas) mantiene ritmo con solvencia y permite estirar hasta 6.000 rpm.
A todo ello, hay que sumar pequeñas mejoras también en el chasis y el aislamiento del habitáculo. Emplea nuevos materiales absorbentes en los pilares delanteros, las puertas y el salpicadero. Las suspensiones, así como el software que gestiona la dirección presentan nuevos ajustes.
Esto se que se traduce en una conducción algo más ágil y precisa en curvas. No es nada blando en cuanto a amortiguación. El Toyota Aygo es ahora más eficaz e incluso divertido en carretera. Y permite ampliar todavía más el radio de acción.
Tres son los equipamientos disponibles. Desde el más básico x-play incluye aire acondicionado, pantalla táctil multimedia de siete pulgadas, llantas de 15 pulgadas, cámara trasera, nueva conectividad y navegación.
Por encima, los acabados x-cite y x-wave, el primero en nuestra unidad con color Magenta bitono, llantas negras, tapicería con costuras magenta, climatizador y seguridad Toyota Safety Sense (incluye PCS, o Pre-Collision System, frenada de emergencia parcial o total). Es decir, prácticamente todo lo necesario.
Texto: Alfonso Aguilera // Fotos: Paloma Soria
TIPO DE MOTOR | Gasolina, 3 cilindros en línea, atmosférico |
CILINDRADA | 998 cm3 |
POTENCIA | 72 CV a 6.000 rpm |
PAR MÁXIMO | 93 Nm a 4.400 rpm |
V. MÁXIMA | 160 km/h |
ACELERACIÓN | 13,8 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 4,1 l/100 km (mixto) |
MEDIDAS | 3.465 / 1.615 / 1.460 mm |
NEUMÁTICOS | 165 / 60 R 15 |
PESO EN VACÍO | 915 kg |
MALETERO | 168 l |
PRECIO | 12.400 € |
GAMA DESDE | 10.900 € |
CUOTA RENTING | 290 €/mes |
LANZAMIENTO | Julio de 2018 |
De serie: Seis airbags (con desconexión el frontal de acompañante); ABS con BA; sistema multimedia con pantalla de siete pulgadas, navegación, Bluetooth y tomas USB y Aux-in; control de estabilidad VSC, amarres Isofix traseros; llantas de aleación negras de 15 pulgadas; cámara trasera de ayuda al aparcamiento; color exterior Magenta con techo negro en contraste; tapicería con costuras en tonalidad magenta; climatizador automático monozona; sistema de seguridad Toyota Safety Sense: incluye PCS (Pre-Collision System), frenada de emergencia parcial o total; indicador de baja presión de neumáticos (TPWS); limitador de velocidad (ASL); faros LED para la función diurna; volante multifunción; elevalunas delanteros eléctricos; alerón trasero; pilotos traseros tipo LED; respaldo partido en secciones simétricas 50:50; y kit de reparación de pinchazos.
Opcional: Distintos accesorios de concesionario.