No te engañes. Lo que haces a diario en tu coche, lo de ir a trabajar, lo se ir a comprar, no es conducir. Conducir es un cúmulo de sensaciones, un cúmulo que no muchos coches pueden ofrecer. Afortunadamente hay unos pocos capaces de hacernos disfrutar y, definitivamente, permitirnos conducir. El Subaru BRZ es uno de estos ejemplos, un deportivo sencillo, incluso asequible, que ponemos a prueba.
La figura del Subaru BRZ es la de un deportivo clásico, y no me refiero a su aspecto, un capó largo, una cabina atrasada y muy poca altura. En este apartado Subaru comparte carrocería con el Toyota GT 86, un modelo gemelo del que difiere en muy pocos detalles. Dejando al otro japonés al margen, el BRZ imprime un toque de personalidad a un segmento muy poco poblado, aunque con detalles típicos japoneses. Me refiero a los faros delanteros rasgados, a una parrilla frontal muy marcada a o a unos faros traseros con tulipas transparentes.
Más allá, tenemos detalles específicos de lo más interesantes, como las branquias laterales, unas llantas de aleación de “solo” 17 pulgadas o un discretísimo alerón en la zaga. A tener en cuenta es que la versión que ves en imágenes no se corresponde con la reciente actualización, que lejos de ser una revolución, simplemente retoca el aspecto y algunos detalles para mantenerse al día. Y no solo en el aspecto estético.
El Subaru BRZ es un deportivo clásico, y como decía anteriormente, este apelativo no solo define su figura. El motor va colocado en la parte delantera, mientras que la tracción es a las ruedas traseras. Entre los dos, una caja de cambios manual de 6 relaciones. Es, por tanto, una configuración muy clásica, cercana a los deportivos de antaño. Si a esto le sumamos un peso ligero y la ausencia de una compleja electrónica que interfiera en los controles constantemente, tenemos una concepción de lo más divertida.
Y me dejo todavía el motor. Se trata de un bloque de 2,0 litros y 4 cilindros en disposición bóxer, un motor atmosférico que sorprendentemente huye de los estándares actuales. Me refiero a la sobrealimentación, pues es una unidad atmosférica de 200 CV de potencia y 205 Nm de par. No son cifras que asustan, ¿verdad? Bueno, la intención del japonés no es esa, sino enseñarte a conducir. Es un perfecto coche escuela. Y por eso es tan divertido.
El verdadero corazón, la razón de ser de este deportivo es la limpieza. Y con ello me refiero a la ausencia de compleja electrónica que modifique las sensaciones de conducción. Sí, es evidente que cuenta con los sistemas clásicos de seguridad, pero escapa de complejas suspensiones adaptativas, o de modos de conducción. Lo que ves es lo que hay, y eso es lo importante a la hora de hablar de conducir.
Cuando arrancamos el motor se deja notar, una clara configuración bóxer que permite reducir el centro de gravedad y mejorar el paso por curva. Aunque no nos engañemos, la intención del BRZ no es la de ser lo último en efectividad. Para eso tenemos un mucho más complejo, aunque práctico, Subaru WRX STI. El BRZ ha nacido para divertir, por eso la dirección apenas tiene asistencia, lo que nos mantiene en contacto con el coche, con la carretera.
Con la suspensión ocurre lo mismo. No es un coche cómodo en términos generales, aunque si utilizable en el día a día. Claro, siempre que no nos importe tirarnos literalmente al asiento cada vez que subamos. Copia bien las irregularidades del terreno pese a mantenerse firme, controlando bien el balanceo de un vehículo que ya de por sí tiene un centro de gravedad especialmente bajo.
Y si de dureza hablamos no podemos olvidar la caja de cambios. Está colocada en una posición exquisita, justo a mano, con unos recorridos muy cortos y precisos, pero con una dureza tal que puede acabar incordiando en un uso cotidiano. Y eso es porque Subaru ha pensado en introducir al conductor en un ambiente muy deportivo, configurado con una posición de conducción muy baja, con las piernas estiradas y unos pedales muy verticales. Es, probablemente, una de las posiciones de conducción más deportivas en su rango de precio. Y desde luego más que la de un compacto deportivo del mismo rango de precio. Este es uno de sus encantos.
La primera sensación, y voy a ser directo, cuando conduces el Subaru BRZ es que resulta escaso. Es así. El motor no destaca precisamente por bajos. Los 200 CV, además, no se encuentran hasta la parte más alta del cuentavueltas. Parece que estoy solo penalizando, ¿verdad? No tanto. Hay que entender la filosofía del coche. Las grandes prestaciones son ajenas a él.
Es un perfecto coche escuela. Cuanto más lo conduces más lo conoces. El límite es muy alto, pero te deja jugar con él. Hacer manos es sencillo, y es que el coche te lo pide. Para recibir potencia tenemos que jugar a partir de las 6.000 vueltas, y mantener ahí. Esto nos lleva a otro elemento bien importante: la caja de cambios. El verdadero problema de los actuales deportivos es que los motores son las capaces que los desarrollos de cambio son interminables. Aquí ocurre lo contrario, hay que buscar arriba del tacómetro y jugar con la mano derecha. Los desarrollos son francamente cortos, y es de agradecer.
La chispa del BRZ es la que te mantiene alerta, aunque con sutileza. A pesar de su condición de tracción trasera no es un coche que sea fácil de cruzar. Al contrario. A base de acelerador no vamos a conseguir nada, y será a través de la transferencia de pesos y el contravolante como comenzaremos a disfrutar. Parece complicado o exigente. Y esa es la razón, otra vez, por lo que es divertido. Tú llevas a coche, y no al revés. No será posiblemente el primer día cuando comiences a disfrutar con él, pero el segundo disfrutarás más, y el tercero…
El Subaru BRZ prescinde de bastante equipamiento de confort en pos de reducir el peso del conjunto. No significa esto que no ofrezca un equipo más que suficiente, y con esto me refiero a que no falta de nada paras que el BRZ se convierta en tu coche de diario. De lo que debemos olvidarnos es de los últimos sistemas de seguridad o lo último en tecnología multimedia. La nueva versión, que se comercializará en breve, mejora ligeramente este aspecto. Un aspecto que, dicho sea de paso, en un coche como este no en absoluto crítico.
Por lo demás, un diseño muy sencillo y japonés para el habitáculo, aunque cargado de detalles de lo más atractivos, como la forma del marco del cambio, el sencillo cuadro de mandos o los botones de control situados en el salpicadero.
Ficha técnica Subaru BRZ | |
Tipo de motor | Gasolina, 4 cilindros bóxer, atmosférico |
Cilindrada | 1.998 cm3 |
Potencia | 200 CV a 7.000 rpm |
Par máximo | 205 Nm entre 6.400 y 6.600 rpm |
V. máxima | 226 km/h |
Aceleración | 7,6 s (0 a 100 km/h) |
Consumo | 7,8 l/100 km (mixto) |
Medidas | 4.240 / 1.775 / 1.285 mm |
Neumáticos | 215/ 45 R 17 |
Peso en vacío | 1.314 kg |
Maletero | 243 l |
Precio base | 30.900 € |
Lanzamiento | 2012 |
DE SERIE: Airbag frontal de conductor y pasajero, de cabeza delanteros y traseros, laterales delanteros, de rodilla para conductor, control de velocidad de crucero, dirección asistida eléctrica, diferencial de deslizamiento limitado, faros antiniebla, faros de Xenón, luz de conducción diurna LED, retrovisores calefactados, entrada y arranque sin llave, climatizados de dos zonas, elevalunas eléctricos, sensor de luces, retrovisores eléctricos, alerón trasero, tapicería en cuero y Alcantara, volante y palanca de cambio en cuero, Radio CD con Navegador y 6 altavoces, llantas de 17 pulgadas.
OPCIONES: Pintura metalizada.