La firma alemana da un giro muy importante a su deportivo de acceso. En esta primera prueba Porsche 718 Cayman hemos podido conducir las dos variantes de la gama que comparten mucho con el Porsche 718 Boxster, el hermano descapotable. Motores, chasis, tecnología y línea de diseño sirven ahora de base a una familia más reconocible, gracias a la nueva denominación que les antecede. Por si no te suena, debes saber que lo de “718” hace referencia a los coches que durante la década de los cincuenta y sesenta cosecharon importantes éxitos en la competición para la casa alemana, algo que hicieron con motores bóxer de cuatro cilindros.
Pues bien, en el nuevo 718 Cayman se recuperan estas mecánicas. Además de haber reducido el número de cilindros y el cubicaje, adopta, por primera vez, turbocompresor. El resultado no solo se traduce en un gasto de combustible inferior, en torno al 13 por ciento, sino en unas prestaciones aún mejores.
La versión de acceso incorpora un 2,0 litros turboalimentado de 300 CV, alcanza 275 km/h y ofrece un consumo combinado de 7,4 litros a los 100 kilómetros, con la caja de cambios manual de seis velocidades, y solo 6,9 con la transmisión automatizada “PDK” de siete. El Cayman S, por su parte, equipa un 2,4 litros de 350 CV, a diferencia de su hermano, con turbinas de geometría variable. Es capaz de llegar hasta los 285 km/h de velocidad máxima y solo consumir 8,1 y 7,3 litros, asociado al cambio manual o de doble embrague, respectivamente. Ambos motores marcan unos excelentes registros en el 0 a 100 km/h, moviéndose entre los 5,1 y los 4,2 segundos, en función de la mecánica, cambio y paquete deportivo montado.
El fabricante alemán también ha realizado otras mejoras en el vehículo. La puesta a punto del chasis, por ejemplo, comprende discos de frenos reforzados, incluyendo el sistema de frenado anticolisiones múltiples. Las estabilizadoras son más rígidas y se ofrecen dos sistemas de suspensión adaptativa “PASM”: uno ya conocido, rebaja la altura de la carrocería 10 milímetros; otro, nuevo y solo disponible para el Cayman S, lo hace en 20.
A la vez, la dinámica de conducción se completa con una dirección electromécanica procedente del “Nueveonce”, un 10 por ciento más rápida, así como la función “Sport Response”: durante veinte segundos, el motor y caja de cambios se preparan para ofrecer el máximo rendimiento.
En lo que concierne al diseño, el deportivo de Porsche ha afinado la figura. Los nuevos faros –opcionalmente, las ópticas delanteras pueden ser totalmente de tecnología LED–, paragolpes, entradas de aire, etc., confieren a este automóvil un aspecto más musculado. En el habitáculo, lo más destacado es la incorporación de un sistema multimedia “PCM”, de más calidad y con mayor número de funciones, y un volante inspirado en el 911.
Para este primer contacto, nos fuimos a Suecia, escenario de la presentación internacional del nuevo Cayman. Inicialmente, tomamos los mandos por una ruta demasiado sencilla como para poder aprovechar el gran potencial del vehículo. Pero desde los primeros kilómetros ya se nota que algo ha cambiado bajo el capó. El carácter de los nuevos motores es diferente, suenan como más rotos al ralentí y a baja velocidad, aunque cuando suben de vueltas el rugido que emiten los escapes está muy conseguido.
Comparados con la anterior generación, ya no hace falta ir en busca de la línea roja para obtener el máximo rendimiento. El 718 Cayman S, lógicamente, tiene un mayor empuje, con más bajos, aunque el “pequeño” también brilla con una capacidad de aceleración muy buena. A velocidad normal tampoco parecen coches muy incómodos y son bastante fáciles de conducir.
Ya en el circuito de Sturup Racing, un trazado pequeño y muy revirado situado en el sur del país, sometimos al deportivo alemán a una prueba más exhaustiva. En este escenario, el tacto de la dirección es fantástico y se complementa a la perfección con un eje delantero muy directo. El coche es muy ágil y tampoco pierde la compostura con facilidad. Incluso con el control de estabilidad en el modo “PSM Sport”, novedad en el modelo, la zaga da pocas muestras de sobrevirar. También sorprende la capacidad del equipo de frenos para soportar un uso intensivo, sin apenas desfallecer durante variantes vueltas; hecho aún más significativo con los frenos carbocerámicos, en opción por más de 8.000 €.
Respecto al cambio PDK, el único que probamos en combinación con los dos propulsores, brinda una transición entre velocidades rapidísima. Además, está perfectamente calibrado para que, incluso en circuito, favorezca una conducción de lo más efectiva, sin dejarnos colgado en ninguna curva.
La gama 718 Cayman se postula como la más asequible del fabricante de Sttutgart. Si el 911 se te va de precio, este parte de los 58.911 €, con el propulsor bóxer de 300 CV y cambio manual. Con la caja de doble embrague PDK vale 58.911. Por su parte, el Cayman S de 350 CV cuesta entre 72.040 y 75.145 €, en función de la transmisión elegida.