Prueba Peugeot 308 GTi 250, regreso triunfal al segmento (vídeo)

Embarcarse en la aventura de competir en el segmento de los compactos deportivos no es, hoy, precisamente una tarea fácil. Peugeot, sin embargo, entra en el juego con garantías.

Cuando Peugeot presentó su primer modelo bajo el sello de Peugeot Sport, todos supimos que algo estaba ocurriendo en el seno de la casa francesa. Con un equipo de ingenieros que ya había bebido todo lo que tenía que beber en el mundo de la competición, era el momento de plasmarlo en la calle, y así surgió una gama de modelos deportivos todavía en expansión. Ponemos a prueba el último en llegar, el Peugeot 308 GTi 250.

Discreto y apetecible

No se puede decir que los modelos bajo la mano de Peugeot Sport sean precisamente llamativos. Esto ocurre con el 308 GTi, que estrena unos nuevos añadidos en el paragolpes delantero, en las taloneras y un difusor trasero. Aunque tal vez lo más destacable sea la pareja de escapes de gran tamaño que puebla la trasera, además de las llantas de 18 pulgadas o la parrilla específica con el logotipo integrado.

En todo caso, las modificaciones son lo suficientemente visibles como para saber que el 308 que tenemos frente a nosotros esconde un secreto bajo el capó. Te he hablado de la versión GTi 250, que es la que hemos probado, pero hay una versión más potente que, además, promete detalles exclusivos. Por ejemplo, llega de serie con llantas de 19 pulgadas, con pinzas de freno pintadas en color rojo o con una pintura bitono “Coupe Franche” opcional.

Un interior peculiar

El habitáculo del Peugeot 308 GTi es, en esencia, el mismo que el de un 308 cualquiera. Las diferencias radican en un volante pequeño con una marca roja en la parte superior, logotipos de “GTi” repartidos por el interior, pedales y palanca del cambio específicos o asientos deportivos. En definitiva, sigue estando presente el conocido y controvertido “i-Cockpit” de la marca gala. Si optamos por el GTi 270, entonces nos llevaremos a cambio unos magníficos asientos de tipo baquet, opcionales en el GTi 250.

Es un habitáculo que, como ya se ha comentado anteriormente, gana enteros frente a la anterior generación. Su diseño es más llamativo y limpio, pero también de mejor calidad tanto visual como al tacto. La posición de conducción, con el volante tan bajo, es extraña, aunque personalmente me convence, más para este tipo de coche deportivo. La parte negativa se la ha de llevar una pantalla táctil central que, de correcto funcionamiento, aglutina también los controles de la climatización. Sería más intuitivo, rápido y cómodo haber optado por unos mandos, aunque es una crítica extensible a toda la gama 308.

El espacio interior y la habitabilidad son exactamente iguales que en cualquier 308, con dos amplias plazas delanteras y unas traseras donde el ocupante del centro irá más apurado. Es cierto que los asientos delanteros envolventes restan visibilidad a las plazas traseras, pero en un modelo deportivo como este son siempre bienvenidos. Los de serie del GTi 250 sujetan bien pero, por estética y un grado más de sujeción, merece la pena optar por los de tipo baquet. Además, siguen siendo cómodos. De nuevo, el maletero es calcado, con 432 litros de capacidad.

Dos sabores

Como ya comentaba anteriormente, el Peugeot 308 GTi se ofrece en dos variantes y, aunque no lo parezca, están bien diferenciadas. El GTi 250 es el menos potente, con un motor 1,6 litros THP de 250 CV de potencia y 330 Nm de par. Por encima queda el GTi 270, con un mismo motor que eroga en esta ocasión 270 CV de potencia y los mismos 330 Nm de par. Las diferencias entre ambos radican en la gestión electrónica.

La mayor distancia la pone el equipamiento empleado en el chasis de ambos, muy diferenciado y con objetivos opuestos. El GTi 270 emplea frenos delanteros con enormes discos de 380 milímetros, con pinzas de cuatro pistones acabadas en rojo. Los discos son de 330 milímetros en el caso del GTi 250. Pero la mayor semejanza es el diferencial de deslizamiento limitado de tipo Torsen que equipa de serie el más potente. Eso, y los neumáticos Michelin Super Sport frente a unos “Pilot Sport 3”.

¿Basta con el de 250 CV?

Sí, 250 CV en un compacto son suficientes en cualquier situación, pero te habrás dado cuenta de que elegir una potencia u otra conlleva disponer de otros elementos todavía más interesantes que las prestaciones. Prestaciones, por cierto, que no difieren en demasía. Con los 250 CV del primero alcanzamos 250 km/h de punta y aceleramos de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos, dos décimas más lento que con el GTI 270.

Por tanto, la prueba no tiene tanto que ver con cuánto acelera el coche, sino con cómo lo hace y con cómo es capaz de frenar. Y lo cierto es que Peugeot Sport aquí ha hecho un gran trabajo. El conocido motor 1,6 litros THP arroja 250 CV de potencia en esta ocasión, y lo hace de forma contundente pero lineal. Sorprende cómo un motor tan pequeño, y de esta potencia, puede ser tan dócil en un rango tan amplio de revoluciones.

El par se distribuye homogéneamente por la línea de revoluciones, lo que permite una respuesta rápida a cualquier régimen. Esto nos deja con una caja de cambios que, de otro modo, no sería del todo satisfactoria. Los recorridos son algo largos, me atrevo a decir que con un par de marchas tenemos “el tramo hecho”, pero el poderío de la mecánica deja el cambio en un merecido segundo plano. De fondo apenas escuchamos nada. Por desgracia el sonido del escape, audible desde el exterior, no se introduce en un habitáculo excesivamente aislado. El modo “Sport” que, entre otros, modifica el sonido, emulado y reproducido por los altavoces, no logra el resultado que esperamos de un coche con siglas “GTi”.

El chasis del Peugeot 308 GTi consigue, en todo caso, transmitir de firma muy satisfactoria la potencia al suelo, no de forma tan eficaz como un tracción total, pero sí de modo que no echamos excesivamente en falta el diferencial Torsen. Si nuestra adquisición, la de nuestro coche, responde más a términos de ocio, entonces sí merece la pena optar por un GTi 270 con diferencial de deslizamiento limitado Torsen y una mejor adherencia. Y digo ocio porque este 308 es completamente utilizable en el día a día.

Sin complejos

Muchos son los que se asustan a la hora de comprar un compacto deportivo tan rápido. Pero Peugeot Sport ha conseguido mantener un perfecto equilibrio. Es, en cierto modo, un 308 GT venido a más, un Golf GTI con más salsa picante. La configuración de suspensión roza lo exquisito: dura, elimina el balanceo y consigue filtrar de maravilla las irregularidades del terreno.

A cambio de disfrutar de un coche polivalente y utilizable en el día a día, tenemos un coche que, entre sus rivales más cercanos en este nicho de mercado, se queda un pasito por detrás en dureza. Y puede que en sensaciones. Cuidado, que los chicos de Peugeot Sport han ajustado todo para que no nos aburramos al volante. Por ejemplo, la dirección tiene un nuevo tarado que, junto al pequeño volante, permite un guiado preciso y muy directo, so pena de no recibir demasiada información de las ruedas en las manos.

Los frenos están a la altura de las prestaciones pero, de nuevo, si buscamos un coche de altas prestaciones al que vamos a exigir el máximo rendimiento, entonces el nuevo equipo firmado por el especialista Alcon del GTi 270 es más interesante. No solo por poder de frenada, sino también por un tacto exquisito.

El “Driver Sport Pack”, que llega de serie en este GTi logra modificar algunos parámetros del vehículo. Lo más palpable es una respuesta del acelerador mucho más directa y contundente, a lo que hay que sumar un nuevo tarado más permisivo del control de estabilidad, que ya de por sí es poco intrusivo. El sonido también cambia y el cuadro toma una tonalidad roja, donde se muestran también nuevos datos sobre el funcionamiento del coche.

El resultado es un coche divertido sin irse a los mayores niveles de potencia. La trasera es capaz de insinuarse cuando ahuecamos el pedal derecho en curvas, jugando simplemente con la inercias y los pesos. Un peso, por cierto, muy reducido, solo 1.280 kilos. Es, en todo caso, fácil de llevar y fácil de corregir, nunca mostrando un comportamiento radical o un carácter demasiado marcado.

¿Merece la pena el GTi 270?

La respuesta es sí, pero con matices. Sí porque no solo hay nueva potencia y una mejora discreta en prestaciones, sino porque añade elementos que, en teoría, hacen de este compacto deportivo un coche más eficaz y preciso. Incluir un autoblocante Torsen de serie y un exquisito equipo de frenos, son dos buenas razones para pararse a pensarlo.

La diferencia del precio entre ambos no es demasiado sustancial. Parte el GTi 250 de 30.000 €, siendo la tarifa del GTi 270 de 32.500 €. Por tanto, puede convertirse perfectamente en un coche de diario y de disfrute en fin de semana, y para eso bastaría el menos potente. Si somos más radicales, buscamos la excelencia en todos y cada uno de los componentes y, además, somos asiduos a la conducción deportiva, no me cabe la menor duda de que el Peugeot 308 GTi 270 es el coche que necesitas. Solo me queda lanzar una pregunta al aire, ¿veremos un 308 todavía más radical?

Fotos y vídeo RED POSITIVO

Peugeot 308 GTi 250 by Peugeot Sport
Tipo de motorGasolina, 4 cilindros en línea, turboalimentado
Cilindrada1.598 cm3
Potencia250 CV a 6.000 rpm
Par máximo330 Nm a 1.900 rpm
V. máxima250 km/h
Aceleración6,2 s (0 a 100 km/h)
Consumo6,0 l/100 km (mixto)
Medidas4.253 / 1.804 / 1.446 mm
Neumáticos225 / 40 R 18
Peso en vacío1.280 kg
Maletero432 l
Precio base30.000 €
Lanzamiento2015
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Etiquetas: PeugeotPeugeot 308