Prueba MINI Cabrio 2016, viento en popa

Realizar una prueba a cielo descubierto con el MINI Cabrio 2016 es siempre un placer, así que imagínate lo que supone hacerlo por tierras californianas, próximas a las playas de Malibú y Santa Mónica.

Viajar a Estados Unidos para conducir un nuevo modelo, es como recibir un regalo de Navidad, pero en pleno mes de febrero. Cuando llega una convocatoria de este tipo a la redacción, no faltan compañeros que quieran asistir. Y eso es exactamente lo que pasó para realizar la prueba del MINI Cabrio 2016.

Tercera entrega

Desde que la marca británica pasó a formar parte de BMW, se han presentado tres generaciones del MINI moderno. Sin embargo, si tenemos en cuenta cuántas carrocerías descapotables ha tenido este coqueto automóvil, habría que sumar una más, pensando en su anterior etapa.

Las dimensiones han variado. Sin tener en cuenta al MINI Cooper SD Cabrio y al John Cooper Works Cabrio, que son incluso algo más grandes, el resto de versiones, ahora, son 98 milímetros más largas, 44 más anchas y 1 más altas. Por su parte la batalla también crece 28 milímetros y el ancho de vías, delantera y trasera, aumentan en 42 y 34 milímetros, respectivamente.

El maletero gana un 25% de capacidad. Con la capota cerrada, ofrece 215 litros; abierta, se queda en 160. Asimismo, las plazas traseras tienen aspecto de asientos individuales y ofrecen una mayor sujeción lateral.

Luciendo melena

Entrando en materia, esta entrega estrena una capota de material textil que permite un doble uso. Por un lado, se puede recoger, en una maniobra, totalmente automática, que solo emplea 18 segundos y hasta alcanzar una velocidad que no supere los 30 km/h. Por otro, permite una utilización parecida a la de un techo corredizo, ya que puede desplazarse hacia atrás y quedar plegada en la parte posterior del mismo, encima del portón. El sistema de barras antivuelco queda perfectamente integrado tras los asientos traseros. Tanto, que si no acostumbras a tratar estos temas, pasa desapercibido.

Familia numerosa

Cinco son los motores que conforman la gama. En gasolina, el primer escalón corresponde a la variante conocida como MINI One Cabrio, con mecánica de tres cilindros, 1,2 litros y turbocompresor, que desarrolla 102 CV, entre 4.000 y 6.000 rpm, y un par motor de 180 Nm entre las 1.400 y las 3.900 vueltas. A continuación, se sitúa la versión Cooper Cabrio, que también monta un propulsor de tres cilindros, turboalimentado, de 1,5 litros, y entrega 136 CV a 4.400 rpm y un par de 220 Nm a 1.250 vueltas. Por encima, aparecen las versiones más deportivas, denominadas Cooper S y John Cooper Works. Como su hermano con techo convencional, recurren a un motor turbo de 1.998 cm³. En el primer caso, entrega 192 CV, entre 5.000 y 6.000 rpm, y un par de 280 Nm entre 1.250 y 4.000. En el segundo, la potencia alcanza los 231 CV, entre las 5.200 y las 6.000 vueltas, y el par llega hasta los 320 Nm, entre 1.250 y 4.800.

En ciclo diésel, se puede elegir entre dos opciones: MINI Cooper D y MINI Cooper SD. Ambos son motores turboalimentados. El primero tiene tres cilindros y 1,5 litros y rinde 116 CV a 4.000 rpm y un par de 270 Nm entre las 1.750 y las 2.250. El segundo tiene una arquitectura tetracilíndrica y cubica 1.995 cm³. Ofrece 170 CV a 4.000 vueltas y un par motor de 360 Nm entre las 1.500 y las 2.750 rpm.

A excepción de las variantes Cooper SD y John Cooper Works, que incorporan de serie transmisión automática “Steptronic” con convertidor de par, de seis relaciones, todos cuentan con un cambio manual también con seis marchas. Opcionalmente, y con la única exclusión del MINI One Cabrio, el cliente puede unir esta misma transmisión automática a las demás versiones.

Pide, pide…

Las opciones de personalización del nuevo miembro de la familia MINI son apabullantes. Los asientos calefactables, el navegador “Professional” con mando de control táctil “MINI Touch Controller”, el control dinámico de la conducción “MINI Driving Modes” con tres posibles modos de funcionamiento, de serie solo en el John Cooper Works, o un completísimo sistema de infoentretenimiento, por ejemplo, pueden convertir tu nuevo MINI Cabrio en un modelo totalmente exclusivo. Y si quieres darle un toque diferenciador, ahora, puedes adquirir la capota “MINI Yours”, simulando la bandera británica conocida como Union Jack. Todo sea por diferenciarse del resto.

En cuanto a ayudas electrónicas a la conducción se refiere, tampoco se queda corto. Si quieres, puedes incluir, entre otros, el control de velocidad de crucero adaptativo, el sistema de reconocimiento de señales de tráfico y el asistente de frenada de emergencia con función de detección de peatones.

¿Una vueltecita?

En nuestra prueba de conducción, y como decía al principio, tenemos la oportunidad de recorrer varios kilómetros por carreteras californianas, al volante del MINI Cooper S. En las zonas montañosas, con numerosas curvas de distintos radios, la estabilidad es alta y la precisión tanto del tren delantero como de la dirección transmiten confianza al conductor. La transmisión automática Steptronic aporta un plus de confort, sin restar ni un ápice de dinamismo al conjunto.

En autopista, sin capota, se viaja cómodo y no se perciben ruidos molestos en el habitáculo, producidos por el viento, hasta que se superan los 130-140 km/h. Con la capota cerrada, el habitáculo está bien insonorizado, teniendo en cuenta el tipo de automóvil que estamos tratando.

¿Y el precio?

El montante económico a desembolsar parte desde los 22.700  € de la versión One Cabrio y llega hasta los 36.550, del John Cooper Works Steptronic. Los concesionarios admiten pedidos desde el mes de marzo. ¡Corre! ¿A qué esperas? Antes del verano tienes que tenerlo en tu garaje.

Texto: FRANCISCO FERNÁNDEZ