El Mercedes-Benz GLE Coupé tiene una batalla 6 cm más corta y es más dinámico.
La nueva gama Mercedes-Benz GLE gana cada vez más opciones, como es su variante Mercedes-Benz GLE Coupé. Un modelo que estrena ahora una segunda generación, justo en el momento en que más y más fabricantes premium se lanzan con el desarrollo de SUV de gran tamaño con perfiles más deportivos y, en particular, de estética cupé.
No se puede decir que la gama todocamino de Mercedes-Benz sea precisamente pequeña, arrancando en un GLA y acabando en un gigantesco GLS como la apuesta 7 plazas más lujosa. Entre medias quedan modelos recién llegados al mercado, como son el pequeño pero amplio GLB, también de hasta 7 plazas, o el que hoy nos ocupa, el GLE Coupé.
En formato XXL
Con 4,94 metros de longitud se pone directamente a competir con modelos como el Audi Q8, el Porsche Cayenne Coupé o su más directo rival, el BMW X6. Es ligerísimamente más largo que el GLE convencional, del que deriva, pero también 6 cm más corto en lo que a batalla respecta. O lo que es lo mismo, plantea una estructura ya de inicio más deportiva.
En cuanto a diseño, sigue los cánones que ya han implantado el resto de SUV cupé en la gama de la estrella. A saber, un morro calcado al del GLE estándar y un diseño a partir del pilar B hacia atrás totalmente diferenciado. Pilotos más finos horizontales, una línea de cintura muy alta y una luneta trasera casi horizontal.
Interior tecnológico
Como en todo Mercedes-Benz de nueva generación el diseño interior es totalmente tecnológico. En esta ocasión con una presentación claramente inspirada en el EQC, del que recoge algunas de las molduras. Pero lo verdaderamente destacable son las dos pantallas de 12,3 pulgadas en formato flotante que llegan de serie en este GLE.
Un multimedia con cuadro de mandos totalmente configurable y una pantalla central que puede manejarse de forma táctil y hasta por gestos. Diferenciando además los de piloto y copiloto. Un multimedia conectado y compatible con smartphones. Todo ello rodeados de calidad, materiales mullidos y, en general, una buena sensación de solidez y calidad propia de un coche de esta clase.
Algo menos práctico
Resulta curioso que este Mercedes-Benz GLE Coupé tenga una menor batalla que el GLE y exhiba una carrocería de formas más deportivas y a la vez tenga más maletero. Es poco, pero este Coupé anuncia 655 litros de baúl, una buena cifra que asegura el equipaje de cuatro ocupantes.
Digo cuatro porque, aunque está homologado para cinco, la banqueta trasera está pensada para dos. El asiento central carece de forma, pero los laterales son incluso adecuados para pasajeros de 1,80-1,85 m de altura. Es un coche definitivamente práctico pese a sus formas. La única pega es, como suele ocurrir con estos perfiles, que el acceso y la vista hacia fuera son más limitados.
Tecnología punta
Como en el GLE, la tecnología es la punta de lanza de este Mercedes-Benz GLE Coupé, que ha recibido no solo las últimas innovaciones en materia de seguridad, también de confort. En el primer plano tiene conducción semi-autónoma. Dada por un control de velocidad de crucero adaptativo con asistente en atascos y un control de mantenimiento de carril. Además, claro, de los habituales: detector de ángulo muerto, frenada de emergencia, lector de señales de tráfico…
En el segundo plano, el del confort, destaca especialmente la suspensión. Se pueden elegir nada menos que tres. La primera, de serie, es metálica, pero deja en opción una neumática. El tercer nivel sí es innovador, se llama E-ACTIVE BODY CONTROL y parece llegada del futuro. Se basa en un sistema eléctrico de 48V capaz de ajustar la reacción de cada amortiguador de forma independiente, limitando el balanceo y, sobre todo, sumando un modo CURVE. Este modo inclina el coche en el sentido de la curva, como una moto, algo notable en el interior y totalmente recomendable. Junto al sistema de cámaras también lee la carretera en avance y se adapta para, por ejemplo, atacar badenes o irregularidades.
Diésel y gasolina hasta 435 CV
Ya desde su lanzamiento el Mercedes-Benz GLE Coupé tiene tres opciones mecánicas a disposición de los clientes. Dos de ellas diésel y otra gasolina de alta potencia firmada por AMG. Las dos primeras son las más sensatas, y es que el motor a gasóleo de seis cilindros mueve de sobras el coche incluso en su variante de acceso, un 350 d de 272 CV con un par máximo de 600 Nm.
Tiene incluso un consumo moderado para su tamaño y peso, en el entorno de los 9 l/100 km en tramos revirado. Mejor opción para los Alpes austriacos, que es donde realizamos la prueba, es el GLE 400 d, esta vez con 330 CV y 700 Nm de par máximo. Cifras que hacen de él un coche todavía más capaz y con un consumo similar. Un excelente rutero que ofrece además un buen refinamiento.
Por encima aparece el Mercedes-AMG GLE 53 de 435 CV, la única variante firmada por el brazo deportivo de la marca por el momento. Más adelante debería de llegar un brutal GLE 63 cercano a los 600 CV de potencia. Por ahora el 53 es una alternativa muy eficaz que además se beneficia de un impulso eléctrico extra que le da no solo la etiqueta ECO, sino mejor respuesta y un consumo más contenido. Un motor muy agradable y con un sonido de lo más apetecible, un deportivo de gran formato con unas prestaciones ya fulgurantes. Ejecuta el 0 a 100 km/h en solo 5,3 segundos.
Siempre con tracción total 4MATIC
Toda la gama GLE Coupé se beneficia de serie de la tracción total 4MATIC, un sistema que reparte automáticamente el par a las cuatro ruedas dependiendo de las necesidades de tracción. Algo que funciona muy bien, ya lo comprobamos en las nevadas carreteras austriacas, aunque siempre, claro, con neumáticos adecuados. No se trata de un todoterreno ni por cotas ni por tamaño ni por monta de neumáticos, pero cumple con creces cuando aparecen zonas deslizantes en la carretera.
También asocian todos los GLE un cambio automático, aunque distinto según la versión escogida. En los GLE 350 d y 400 d se busca la suavidad y, por supuesto, el mejor compromiso entre reactividad y consumo. El equilibrio es bueno y resulta una caja agradable y con buena respuesta, mejor todavía activando alguno de los modos deportivos.
El AMG hay diferencias técnicas que hacen de ella una caja aún más rápida y reactiva. Es a todas luces más adecuada para una conducción deportiva, especialmente en su modo manual con levas tras el volante.
Puesta a punto deportiva
Casi como si de una obligación fuera, todo aquello denominado Coupé debe ir ligado a un comportamiento deportivo. Cierto es que el comportamiento del GLE estándar ya es bien dinámico, pero el hecho de recortar la batalla en 6 cm para el Coupé se nota. La menor batalla le permite girar más rápido, el coche entra mejor en curva, y sin mostrar un comportamiento puramente deportivo, el resultado es más que satisfactorio.
Mejor aún en el AMG, que incorpora unas estabilizadoras activas capaces de reducir al máximo el balanceo de la carrocería. Esto hace que los más de 2.000 kilos del GLE Coupé se muevan con mayor soltura. Aunque esto no limita tanto las inercias.
El peso está ahí, y hay limitaciones a la hora de rodar muy rápido, aunque hablamos ya de velocidades de circuito a las pocos clientes sacarán provecho.
También híbrido enchufable
Lo mejor de la gama Mercedes-Benz GLE Coupé es que poco después de su llegada al mercado ganará una variante con etiqueta ‘0 Emisiones’. Aunque no hablamos de un vehículo cualquiera. Es un híbrido enchufable con una batería de 31,2 kWh totales que le otorga una autonomía eléctrica de hasta 106 km. Más que cualquiera de sus alternativas.
El Mercedes-Benz GLE 350 de combina un motor diésel de cuatro cilindros de 194 CV con otro eléctrico de 136 CV. En total produce 320 CV y 700 Nm de par, cifras que mueven más que bien el conjunto y en un entorno refinado y silencioso. Puede cargar sus baterías en 4 horas a través de un Wallbox doméstico y en una toma rápida se rellena al 100 % en solo 30 minutos.
En definitiva
El Mercedes-Benz GLE Coupé no es una simple actualización del anterior, sino una clara puesta en escena de la tecnología presente en el fabricante alemán. No se ha contentado con aportar un diseño diferenciador, también apuesta por aspectos prácticos y enfocados a la conducción ya sea por su chasis recortado o la avanzadísima suspensión.
Además nos sentamos en un ambiente de calidad protagonizado por la doble pantalla digital de serie. Equipa todo lo necesario en materia de seguridad y propone lo que es a todas luces el concepto definitivo de híbrido enchufable. Un coche muy utilizable en uso cotidiano y con capacidad real para realizar largos trayectos sin batería con un consumo razonable.