Familiarízate con este Kia e-Soul. Será el único que llegue a la gama del crossover urbano. Dos potencias, dos baterías y dos tipos de recorrido para la segunda alternativa 100 % eléctrica de la firma coreana. Nosotros ya lo hemos conducido.
La estrategia de Kia con la electrificación empieza a cobrar una forma más sólida. Con el reciente lanzamiento del Kia e-Niro, ahora la firma coreana vuelve a mover ficha con la segunda generación del Kia Soul eléctrico. Pero, ¿son necesarios dos vehículos eléctricos en una misma gama? La respuesta es sí.
Una afirmación que Kia justifica por la cada vez más amplia demanda de este tipo de modelos, sobre todo en mercados en los que los Gobiernos ayudan (y mucho) a sus clientes.
Para quienes no lo entiendan, quizá deberían preguntarse si es necesario que el resto de fabricantes tengan modelos casi idénticos impulsados por los mismos bloques. He ahí la cuestión. Los opositores a la electrificación han de entender que ya no es una cuestión de unos pocos. Esta tecnología ha venido para quedarse, por mucho que aún haya agujeros que tapar.
En el caso de este Kia e-Soul. La firma coreana, lo que ha hecho es mejorar lo que ya se conocía. El Kia Soul eléctrico surgió con el lanzamiento de la segunda generación del modelo. Una versión que ofrecía 110 CV y 212 km de autonomía homologada.
Ahora, la tercera que hemos probado por Frankfurt, y cuya alternativa eléctrica será la única que se venda en Europa, no solo mejora ambos datos, sino que ofrece a sus potenciales compradores dos versiones a elegir.
Por un lado, la versión de rango medio, con una batería de 39,2 kWh, un motor de 136 CV y una autonomía de 276 km. Por otro, la variante de largo recorrido, con 64 kWh de capacidad para su batería, 204 CV y un recorrido entre cargas de 452 km.
El consumo medio en ambos es idéntico, con 15,7 kWh para el primero y 15,6, para el segundo. A nivel técnico, ambos motores derivan de los que emplea el Kia e-Niro, aunque la firma coreana ha conseguido compactarlo ligeramente para reducir su peso y así adaptarse a las dimensiones del Kia e-Soul.
Las cotas en esta tercera entrega del crossover urbano crecen ligeramente. En concreto hablamos de 55 mm en longitud, hasta los 4,195 metros. La anchura se mantiene intacta en 1,80 metros mientras que la altura se ha rebajado en 5 mm.
Todo ello presentado en un envoltorio que mantiene la esencia de este modelo, con unas formas cuadradas que ahora se suavizan gracias a unas esquinas más redondeadas.
Llama la atención la firma lumínica trasera, donde los característicos faros verticales ahora se conectan en su parte superior con la luz de freno.
Llantas de 17 pulgadas con diseño exclusivo, un frontal más afilado o la posibilidad de combinar el color de la carrocería con el del techo, consiguen que el Kia e-Soul siga siendo un coche diferente al resto de sus rivales.
De puertas para dentro se mantiene su funcionalidad. Lo más destacado es la llegada de una pantalla táctil central de 10,25 pulgadas en formato rectangular que ofrece una gran resolución y un manejo similar al de cualquier móvil actual.
Integra numerosas funciones entre las que destaca el UVO Connect, que vincula nuestro Smartphone con el vehículo para llevar la experiencia de conducción a otro nivel.
Al volante se observa un salpicadero funcional y bien rematado, aunque con exceso de plásticos duros. Al carecer de palanca de cambios (aparece un dial giratorio), se obtiene una consola central amplia donde depositar nuestras pertenencias. El móvil, además, podrá colocarse sobre la base de carga inalámbrica.
Dado su carácter juvenil, el Kia e-Soul ofrece tres opciones de personalización que se notará en algunas de sus molduras y dos tipos de tapicerías, mientras que en habitabilidad, los 2,60 m de batalla (30 mm más) permiten a sus ocupantes traseros gozar de un correcto espacio (en anchura mejor para dos que para tres).
Por último, el maletero cubica 315 litros (34 más) ampliables a 1.339 al abatir la segunda fila.
Frankfurt y sus alrededores fueron el escenario escogido por KIA para realizar esta primera toma de contacto. Huelga decir que las únicas unidades disponibles eran las más capaces. Un recorrido que no escatimó en tramos urbanos y de carretera secundaria, dejando la autopista a un nivel más residual.
Sea como fuere, la sensación general no pudo ser más positiva. Con más de 50 km recorridos, la autonomía final se redujo prácticamente a niveles reales, pasando de un porcentaje de batería de 96 a poco menos de 80.
En marcha, la respuesta del motor es instantánea, incluso en los modos más eficientes (Eco y Eco+). Si queremos gozar de todo su potencial, solo habrá que activar el Sport, aunque tampoco lo vimos como algo necesario.
No es un vehículo para trazar curvas, pero se comporta de mantera bastante razonable en estos tramos. La suspensión es algo rebotona y la dirección podría transmitir un poco más de información, pero nos damos por satisfechos.
Lo que sí nos cautiva es la facilidad que presenta para realizar la conducción ‘one pedal feeling’, es decir, aquella en la que el pedal del freno desaparece por completo y todo se gestiona mediante la frenada regenerativa. El sistema lo realiza automáticamente aunque el conductor podrá tomar también las riendas gracias a las levas situadas tras el volante. Con la izquierda subirá la asistencia y con la derecha, lo bajará.
Cuatro son los niveles de frenada disponibles siendo el último el que más retención ofrece. A ellos se suma un quinto que se activa manteniendo pulsada la leva izquierda durante un periodo breve, provocando que el e-Soul frene de manera más enérgica (en todos se enciende la luz de freno).
Como colofón, realizamos una pequeña ruta 100 % urbana, en la que la tranquilidad fue nuestra tónica dominante. Sin ruidos, sin preocupaciones y con una calma impropia de una circulación vespertina en plena salida de los trabajos. Eso es lo que transmite este e-Soul en particular y los eléctricos en general.
Además, ver que has conseguido gastar menos kWh que el homologado siempre es una buena señal (conseguimos 12,6 kWh/100 km) de que el camino a seguir no parece tan malo como nos lo pintan.
Solo falta que el resto de actores, véase los Gobiernos, reaccionen como deben.
Texto: Karam el Shenawy