El Ford Explorer llega a Europa solo como híbrido enchufable a un precio de 73.300 € con descuentos.
Ford sigue su curso en esto de la estandarización de modelos, cuyo proyecto ha incluido la venta de populares SUV como el Edge en Europa o la llegada oficial aquí del exitoso Ford Mustang. Ahora, el nuevo paso ha sido iniciar la comercialización del Ford Explorer, un SUV de tamaño grande y 7 plazas que puedes comprar por 73.300 €. Lo ponemos a prueba.
Tras el Ranger Raptor, que importa de Estados Unidos la cultura del pick-up extremo, el Explorer es el segundo modelo más grande de la gama (sin contar carrocerías alargadas de su oferta de comerciales). De este modo se enfrenta a modelos de corte premium de la talla de los Audi A7, Volvo XC90 o BMW X5, entre otros. Ahora veremos cuáles son sus atributos.
Diseño puramente americano
La diferenciación es una de las claves del nuevo Ford Explorer, y es que a su gigantesco tamaño suma una estética de lo más americana. Mide 5,06 m de largo y más de 2 m de ancho, por lo que no es el más recomendable para ciudad. En cualquier caso ha aprovechado su tamaño para, también, ofrecer una batalla excelente de más de 3 metros, lo que permite organizar mejor el espacio interior, como luego explico.
Para traerlo a España Ford ha confiado en venderlo con un solo acabado, el llamado ST-Line. Aporta un estilo deportivo que contrasta con detalles en color negro como la parrilla e instala de serie elementos como llantas de 20 pulgadas. El aspecto es imponente, puede que como ninguno de sus rivales. A lo que suma la exclusividad de un vehículo que, por cierto, es el SUV más vendido en Estados Unidos.
Solo 7 plazas
La oferta comercial del Ford Explorer confía en el ‘todo incluido’. Esto es que no hay opciones más allá del color. Por tanto todo es de serie, incluso la tercera fila de asientos que convierte a este Explorer en un auténtico 7 plazas. Y ojo, que son 7 plazas de verdad. La tónica general que se respira en su habitáculo es la del espacio, en todas sus filas. La gran batalla de la que hababa aquí realiza su función.
La segunda fila es de tres asientos individuales, con los laterales de ajuste longitudinal en 15 cm. Con ello podemos dar más hueco a los pasajeros de la última fila, que admite adultos de tamaño medio con confort. Hay espacio para la cabeza y los pies. La única pega es que las rodillas van muy flexionadas, con la cadera baja, lo que limitará el confort a las tallas más grandes. Con todo, el Explorer declara un maletero de 240 litros con siete plazas hábiles y de 635 litros con cinco. En caso de necesitar aún más, plegando todas las plazas (las traseras eléctricas) se libera un hueco de 2.274 litros.
Todo de serie
Como comentaba todo en el Explorer es de serie, por lo que cuenta con una estupendísima dotación de asistentes a de seguridad. Son de serie el detector de fatiga, el asistente de mantenimiento de carril, el asistente de luz de carretera, las luces LED, el control de velocidad de crucero adpatativo con Stop&Go, el aparcamiento asistido… Todo.
En lo que a multimedia se refiere, de serie equipa cuadro de mandos digital, un práctica solución que muestra diferentes vistas y permite cierto tipo de configurabilidad, pero al que echo en falta unos gráficos que muestren mejor la forma en la que funciona el sistema híbrido. Para el sistema multimedia se confía en una pantalla táctil de 10,1″ en formato vertical y, curiosamente, flotante. Un resultado extraño a nivel diseño, pero no en cuanto a funcionalidad, que permite partir la pantalla en diferentes espacios para ver distintas informaciones a la vez. Por fortuna muchos mandos se mantienen analógicos, como el de la climatización, aunque con tantos controles circulares (volumen, ajuste de emisora, modos de conducción y selector del cambio) a veces es necesario echar un vistazo antes de ejecutar la acción para escoger el mando apropiado.
Calidades correctas
En lo tocante a calidades el Ford Explorer cumple. Quiero decir, hay un buen acabado y predominan las superficies mullidas en las zonas más expuestas, como la zona superior del salpicadero y de las puertas. El resultado es bueno, pero no al nivel de los vehículos con los que compite, enmarcados en el segmento premium. Claro, que el precio tampoco es el mismo. Para hacernos con un Audi Q7 de similares características habría que desembolsar un mínimo de 20.000 € más.
La calidad es, por tanto, correcta, salvo por un ‘pero’ que demuestra que el Explorer no pertenece a esa élite premium. Salvo por el color, todos los Explorer que veamos por la calle serán el mismo. Como no hay equipamientos opcionales ni paquetes, la personalización es nula, algo que puede echar hacia atrás a un cliente algo más sibarita que pretenda configurar al gusto personal su coche.
Etiqueta ‘0 Emisiones’ de serie
Para traer un SUV de las proporciones del Explorer a Europa Ford ha confiado en una mecánica única. Lejos quedan los tiempos en que para mover a una ‘mole’ de más de dos toneladas (dos y media en el caso de este) era condición indispensable emplear un gran motor diésel. Tampoco se ha apostado por la gasolina, mecánicas que sí estan disponibles en la versión americana.
El Ford Explorer es un SUV híbrido enchufable, o PHEV, que obtiene la etiqueta ‘0 Emisiones’ de la DGT. Esto es gracias a que combina un motor gasolina 3.0 V6 de 363 CV con otro eléctrico (colocado en la caja de cambios de 10 relaciones) de 102 CV. Los datos resultates son impactantes: 457 CV de potencia conjunta y 825 Nm de par. Un dato más, acelera de 0 a 100 km/h en solo 6 segundos.
Rápido, muy rápido
Con esto en la mano, el Ford Explorer es un coche muy rápido. Esto es gracias a la reactividad que le proporciona el motor eléctrico cuando funciona junto al térmico. Es algo que podemos ajustar seleccionando alguno de los diversos modos de conducción. Los hay que afectan a la reactividad del motor, dirección y cambio, y otros que configuran cómo funciona el sistema híbrido: entrada del motor eléctrico forzada, modo híbrido, guardado de batería y recarga de la misma con el motor de gasolina.
En cualquier caso el Explorer no es un coche deportivo, por lo que las prestaciones son un simple dato más. Lo verdaderamente importante es que asegura en torno a 40-45 km en modo cero emisiones gracias a su batería de 10,3 kWh útiles. No es un motor, el eléctrico, precisamente silencioso desde fuera, pero desde dentro genera una elevadísima sensación de confort. Además, los 300 Nm que proporciona mueven el coche con solvencia al ritmo del tráfico. Cuando hace falta más, se activa el motor térmico, se combinan ambos y salimos disparados. Y lo mejor de todo, envueltos en una exquisita melodía del V6 que, en fuertes aceleraciones, no se esconde. ¿Consumos? Más bajos cuanto más lo carguemos, porque sin carga lo habitual es ver cifras cercanas a los 10 l/100 km de media. No hay carga rápida, como mucho a 3,7 kW de potencia la batería se recompone en 5,8 horas.
Transatlántico familiar
Hasta ahora hemos concluido que el Ford Explorer es un vehículo espacioso, súper bien equipado y además potente pero, ¿y cómodo? Mucho, para ser sinceros, aunque no es su único atributo. Es un vehículo de claras aspiraciones familiares, un buen rutero que sorprende por su puesta a punto para su tamaño y peso. Declina cualquier tipo de suspensión activa, pero su tarado es muy bueno.
Vira muy plano para lo que se espera de un vehículo así, aunque su alto peso comienza a desvelar sus debilidades al límite, situación que, personalmente, no creo que se dé a menudo entre sus potenciales clientes. Aun así autoriza ritmos ágiles en carreteras reviradas sin, por ello, poner en apuros un elevado confort. Solo hay un punto que no acaba de convencerme, y es la comprometida suavidad del grupo propulsor especialmente en salida, es algo brusco, especialmente comparado con lo ya habitual en la mayoría de coches electrificados.
En definitiva
El nuevo Ford Explorer es una interesantísima opción dentro de su categoría. Hasta el punto en que no hay ninguna otra opción de su tipo por este dinero. Son 73.300 € con descuentos, a los que sumar alguna otra promoción de concesionario o por financiación. Además es híbrido enchufable, por lo que te lo levas a casa con etiqueta ‘0 Emisiones’ por ese mismo precio.
Lo mejor es que lleva todo de serie, a pesar de que esto implica que no hay opciones de personalización, es un coche demasiado estándar… o lo sería de no ser porque es un vehículo que ya aporta su propia personalidad y un inconfundible estilo americano que, por lo visto, está bastante de moda en el Viejo Continente.