Texto: Karam el Shenawy
Hace tres años, la marca americana decidió que era hora de dar el salto y comenzar a vender el Ford EcoSport en tierras europeas. Al modelo le precedía un éxito comercial fuera del Viejo Continente, principalmente en Brasil, donde llevaba vigente desde 2003. Sin embargo, un mercado tan voraz como el de Europa, unido a un proceso de fabricación alejado del continente y a soluciones poco prácticas para sus conductores, como el portón con apertura horizontal o la rueda de repuesto ‘colgando’ del mismo, provocaron que en determinadas zonas, como la española, sus ventas no fueran todo lo bien que se esperaba.
Pese a ello, el EcoSport contabiliza nada menos que 166.000 unidades matriculadas desde dicho año, muchas de ellas aparecidas a raíz de la pequeña actualización de la gama surgida en 2015, y que ofrecían la posibilidad de tener la comentada rueda en el portón… o no. Pues bien, aprovechando que llegamos a su mitad de vida comercial y, sobre todo, al repunte que está sufriendo el segmento de los B-SUV en Europa, donde ya abarcan el 21% de las ventas mundiales, la firma del óvalo ha decidido que era el momento apropiado para sacar el pertinente restyling.
Como suele ser habitual, lo primero que se percibe es un cambio en su figura exterior. Mantiene los 4,01 metros de largo de su predecesor (sin rueda en el portón), pero su diseño es más atractivo y se sitúa en consonancia con lo visto en el resto de SUV de Ford: véase Kuga y Edge. El frontal está presidido por la ya típica parrilla hexagonal de la marca, mientras que los parachoques y las luces principales, diurnas y antiniebla son de nueva factura. En la zaga también se han variado los grupos ópticos traseros (que no incorporan LED), mientras que las opciones de llantas (de 17 y 18 pulgadas), así como la paleta de colores, han aumentado.
En este sentido, la oferta de personalización también se incrementa porque el EcoSport, tal y como se demanda actualmente, pasa a estar disponible con carrocerías bitono. En total, hay 17 posibilidades diferentes entre el cuerpo y el techo, destacando los nuevos colores Azul Rayo, Rojo Rubí o Naranja Tiger Eye. Todo ello, sin olvidar los cuatro acabados en los que está disponible, como son los dos básicos, Trend y Trend+, uno más completo, Titanium, y otro con tintes deportivos, el conocido ST Line que completa la familia de modelos con dicho nivel.
Si nos adentramos en el interior, el sentimiento es de familiaridad. Y es que el nuevo Ford EcoSport adquiere el lenguaje de diseño implementado en la última generación del Fiesta, adaptándolo a sus dimensiones. De esta forma, el salpicadero es un calco del que se presentó en el utilitario, donde destaca el nuevo volante y, sobre todo, la pantalla central táctil de 8,0 pulgadas (existen otras dos de 4,5 y 6,5 pulgadas), en la que se integra el sistema multimedia SYNC3 y la sincronización total con smartphones gracias a Apple CarPlay y Android Auto.
Todo se encuentra a mano y la calidad tanto en el tacto como en los ajustes es muy elevada. Ahora bien, la diferencia con el Fiesta viene determinada, sobre todo, por la altura a la que circulamos. Pese a que el asiento del piloto tiene regulación en esta cota, nos sentimos algo desorientados debido a lo alto que vamos. Quizá decimos esto porque estamos empezando a acostumbrarnos a SUV y crossover con un centro de gravedad bajo, pero lo cierto es que si mides cerca de los 1,87 metros, tu cabeza comenzará a tocar con el techo, tornándose en una incomodidad. Según la marca, la altura del EcoSport es 10 milímetros superior a la del resto de rivales, lo que, afirman, redunda en un comportamiento mejor por terrenos no asfaltados.
Ya que mencionamos el espacio, este SUV de Ford goza de una habitabilidad correcta. Detrás, el hueco del EcoSport para las piernas (con un conductor de 1,80 metros) es suficiente para meter a otro adulto de la misma estatura, mientras que en lo que a la cabeza se refiere, hay espacio de sobra. Otro cantar será la anchura, ya que no habrá amplitud suficiente para colocar a tres pasajeros, a no ser que éstos sean bastante delgados. Un poco más atrás, el maletero cubica unos correctos 334 litros (con doble fondo) que sirven para meter dos maletas de mano y otros dos o tres bultos del tamaño de un bolso. Se nos antoja un hueco pequeño, a falta de poder probarlo más en profundidad, y a él se accede a través del comentado portón con apertura horizontal.
Con el paso de los años, esta solución se ha ido erradicando del sector y ya son pocos los modelos que la ofrecen. El argumento de Ford es que la practicidad del mismo es superior frente al típico portón vertical, ya que nos permite contar con un hueco estrecho para meter objetos si la plaza de aparcamiento es corta. Sin embargo, para lograr todo el grado de apertura, será necesario no tener nada en varios metros a la redonda. Ahora bien, dicho elemento no deja de ser un punto diferenciador en un segmento en el que esta característica, la distinción, se tiene muy en cuenta.
Bajo el capó, la gama del Ford EcoSport 2017 evoluciona hacia propulsores más eficientes. Dos serán los bloques protagonistas. Por un lado, los gasolina se encomiendan al afamado y exitoso 1.0 EcoBoost tricilíndrico, disponible con dos escalones de potencia: 125 y 140 CV. Ambos se combinan con una caja de cambios manual de seis relaciones y con tracción delantera, cifrando un gasto medio de 5,2 l/100 km. En opción, el acceso de gama puede asociarse con la automática de seis relaciones, aumentando el consumo a 5,8 l/100 km. A mitad de 2018 llegará la versión de 100 CV.
En esa misma época aparecerá una de las grandes novedades: el 1.5 EcoBlue de 125 CV, diseñado para lograr una mayor potencia y un mejor rendimiento gracias a las nuevas soluciones implementadas. El que sí estará desde el inicio será el de acceso 1.5 TDCi con 100 CV: gasta 4,1 l/100 km. En ambos casos, la caja de cambios será la manual de seis relaciones y la tracción, la delantera, aunque el 1.5 EcoBlue también podrá elegirse con la tracción integral AWD.
Durante la toma de contacto realizada por las carreteras y vías de Lisboa, pudimos probar tanto el nuevo 1.5 EcoBlue como el 1.0 EcoBoost de 140 CV, ambos con el acabado ST-Line. La respuesta en los dos es contundente, quizá ligeramente superior en el primero, ya que los 300 Nm de par suponen 120 más que en el EcoBoost. El empuje se empieza a notar a partir de las 1.750 rpm y se mantiene constante hasta poco más allá de las 3.000 rpm. En ese tramo, el EcoBoost se desmarca por ofrecer una menor sonoridad (el aislamiento podría estar mejor resuelto en general), por ir ganando mayor velocidad de forma más rápida (marca un 0 a 100 km/h de 11,6 seg., frente a los más de 12 del de gasóleo) y por, a simple vista, ofrecer un mejor equilibrio en el gasto, ya que el ordenador de a bordo marcó poco más de 8,0 litros, frente a los 7,3 del EcoBlue. Un motor, este último, que nos dejó algo fríos en lo que a contundencia se refiere, ya que en aceleraciones fuertes parece dar menos de lo que anuncia.
A nivel de chasis, la dinámica de este Ford ha subido varios escalones. Se mueve con absoluta comodidad por autovía gracias al gran trabajo de las suspensiones, mientras que en tramos virados no se perciben apenas balanceos de la carrocería. Parte de culpa la tiene el montaje de control de estabilidad con función antivuelco, primicia en el sector, que mejora sustancialmente el comportamiento. La dirección es precisa y rápida, mientras que los frenos, de disco en las cuatro ruedas, actúan con contundencia.
Pero además, dado que la marca cataloga el EcoSport de SUV y no de crossover (para eso dicen que tendrán el Fiesta Active), el todocamino americano (cuya fabricación se ha ampliado a la factoría rumana de Craiovia) es uno de los pocos de su segmento que puede optar por la tracción total. Una solución que, unida a los 19 cm de altura libre, le permitirá gozar de unas aptitudes off road destacables. De hecho, posee unos ángulos de entrada, salida y ventral bastante buenos (21, 33 y 23º, respectivamente), con los que no tendremos miedo de afrontar un terreno no asfaltado. La única pega, los neumáticos poco dados a la aventura.
En cuanto a los niveles de acabado anunciados, la marca no solo espera que el Trend+ se convierta en el de acceso a la gama EcoSport y el más demandado por los clientes (dejando así el Trend para otros menesteres) sino que para que eso ocurra ha decidido ofrecerlo con un amplio equipamiento de serie. Así, además de la pantalla táctil de 6,5 pulgadas con conectividad móvil, SYNC3 y navegación, está disponible con control de estabilidad con sistema antivuelco, limitador de velocidad, doble toma USB…
A partir de ahí, este SUV de Ford se podrá ir configurando con elementos de confort y entretenimiento, como el sistema de sonido B&O Play, el control de velocidad de crucero, las luces de Xenón, el detector de ángulo muerto, los sensores de lluvia e iluminación, etc. Con todo, los precios de venta para el motor EcoBoost de 125 CV, aplicados los descuentos y campañas, partirán de los 13.900 €, aunque hasta el 28 de febrero la marca pondrá a disposición de los que lo soliciten dos series especiales basadas en los Titanium y ST-Line, repletas de equipamiento, que partirán de los 15.800 €. En cualquier caso, tienes todos los precios del Ford EcoSport 2017 si pinchas en el enlace.