Prueba del DS 7 Crossback 1.5 BlueHDi 130 CV: máquina de diagnóstico

Fotos: Paloma Soria

Sufro de TOC, o trastorno obsesivo-compulsivo. No lo sabía hasta subir por primera vez en el DS 7, cuyo habitáculo cargado hasta el extremo de formas romboides ha cambiado por completo mi forma de interpretar el peculiar diseño francés. Los galos son famosos por su facilidad para dibujar líneas cada vez más complejas y, con esto en la mano, DS es sin duda la más atrevida. Pocos son los que no giran la cabeza para contemplar el primer SUV de la firma, un ejercicio de estilo que goza de mi más sincera admiración. ¿Cuántos coches hay cuyos faros realizan un baile de bienvenida al encenderse?

Sus 4,57 metros de largo lo sitúan entre dos segmentos, pero DS ha logrado una figura esbelta que lo hace parecer más pequeño de lo que en realidad es. No por ello falla en el apartado habitabilidad, que goza de buenas cotas en todas las plazas. De hecho, hay buen espacio para piernas y cabeza atrás, incluida una plaza central (sin forma) que carece del molesto túnel central. Estas son, a su vez, reclinables eléctricamente, lo que no solo incide en la postura de los pasajeros, también en la capacidad del maletero: anuncia 555 litros como mínimo, buen dato.

Fiesta de la Alcantara

Como decía, los rombos forman parte del lenguaje de diseño de DS, algo que se deja notar especialmente en el interior. Todos los días descubres una nueva forma romboide, en los lugares más insospechados. Diseño y materiales de alta calidad conforman el habitáculo del 7, cuyos asientos y salpicadero quedan casi en su totalidad cubiertos por la Alcantara en los Performance Line. La terminación es sólida y el tacto bueno, no tanto la distribución de botones, aunque mejor resuelta que el ya veterano DS 5. Los mandos de los elevalunas van en la consola central y sustituye la mayoría por botones táctiles aglutinados bajo la pantalla central de doce pulgadas. Como en casi cualquier vehículo del grupo PSA, el climatizador obliga a pasar por submenús.

Sin embargo, aquí la tecnología va un paso más allá. Al llamativo equipo multimedia (que cuenta con diferentes ambientes preestablecidos) se suma un cuadro de instrumentos digital de 12,3” con diferentes vistas. Es una pena que la información no se distribuya de mejor manera (demasiados espacios negros) ni admita apenas personalización. Salvo en el modo Personal, el ordenador de a bordo se visualiza solo durante unos pocos segundos. Lo que no falta es la última tecnología de seguridad incluido,  ojo, un sistema de visión nocturna.

No olvida habituales asistentes a la conducción como el detector de ángulo muerto y hasta sucumbe a la conducción semi-autónoma, que guía el coche por el carril y controla la distancia con el vehículo precedente.

Algo justo 

La gama de motores es completa, desde 130 hasta 225 CV. Más adelante llegará un híbrido enchufable. Mientras tanto, nuestro 1.5 BlueHDi de 130 CV es el escalón de acceso a la gama, por precio, potencia y… prestaciones. No mueve mal el conjunto, pero se me hace casi imprescindible una mecánica más capaz si habituamos a rodar con carga, lo que no es extraño en un coche de este porte.

Más allá de la respuesta, tremendamente suave y lineal (mejor por encima de 1.500 vueltas), se trata de un propulsor muy refinado y poco bebedor: ronda 5,5 l/100 km en uso mixto, excelente registro. Asocia únicamente un cambio manual de seis relaciones que exhibe un guiado más firme de lo habitual en el grupo. Las relaciones son largas y obliga a reducir alguna marcha para exprimir cuando necesitamos todas las capacidades del propulsor.

Buen rodador

Sorprendentemente, DS no ha dotado a su 7 de una conducción tan deportiva como podría esperarse. Al contrario, el equilibrio entre confort y dinámica está muy logrado. Me gusta la dirección, directa y de buen peso, así como el tarado de suspensión, que deja inclinar la carrocería lo justo y necesario (no hay ni en opción la famosa hidroneumática). El tacto y la seguridad que transmite son buenos, y permite ir rápido (aunque no es su fuerte), situación en la que los controles electrónicos fijan límites.

Fuera del asfalto es limitado. No solo por concepción (altura libre al suelo, ángulos…), también por un corto recorrido de suspensión que, rápidamente, hace tope. Como extra, un sistema de tracción avanzado mejora la adherencia en suelo deslizante. Pero no olvides que ninguna de sus variantes contempla tracción total.

Ficha técnica del DS 7 Crossback 1.5 BlueHDi 130 CV Performance Line

Equipamiento del DS 7 Crossback 1.5 BlueHDi 130 CV Performance Line

De serie: frenada de emergencia automática; control de velocidad de crucero y limitador; pilotos traseros LED; sensores de parking delanteros y cámara de visión trasera; retrovisores eléctricos y escamoteables; retrovisor interior electrocromático; climatizador bizona; sis- tema multimedia con pantalla táctil de 12”; Bluetooth; navegador DS CONNECT NAV; cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas; asientos eléctricos; arranque por botón; reloj central B.R.M. R 180 escamoteable; tapicería en Alcantara y llantas de 19 pulgadas.

Opcional: pintura Blanco Banquise (400 €) ; cámara de visión nocturna DS Night Vision (1.100
€); pack PERFORMANCE LINE –incluye faros DS Active LED Vision, navegación conectada 3D, DS Sensorial Drive e iluminación ambiental avanzada– (2.300 €); un pack SEGURIDAD PERFORMANCE LINE –incluye Advanced Safety Pack y recarga de móvil inalámbrica– (1.300 €); pack ADVANCED TRACTION CONTROL (900 €); pack Easy Access –incluye acceso manos libres y portón trasero eléctrico inteligente– (850 €); Park Assist (1.000 €); navegación conectada 3D con DS Connect Box (1.000 €); pack Modular (150 €); cristales laterales laminados y acústicos (300 €); asientos delanteros calefactables (300 €); sonido HiFi Focal Electra con 14 altavoces (900 €) y techo panorámico practicable (1.000 €).