El fabricante japonés recupera el nombre del exitoso Toyota Camry para competir en el segmento de las grandes berlinas. Buen precio, equipamiento interesante y, cómo no, eficiente tecnología híbrida conforman el nuevo ‘traje business’ de la marca para relevar al Toyota Avensis.
Al igual que sucediera con el nuevo Toyota Corolla, sustituto del anterior Toyota Auris, la firma nipona vuelve a recurrir a otro nombre con solera en la casa para suceder al Avensis. Su berlina de representación es ahora el nuevo Toyota Camry, todo un icono a la venta desde 1982 del que se han vendido más de 19 millones de unidades en todo el mundo.
Un éxito de calado que ahora se materializa, ya en su octava generación, en un vehículo elegante (aunque para gustos los colores, pues ese frontal tan laminado en la parte inferior ha generado opiniones de toda índole en la redacción) y amplio, primeras señas de identidad del modelo.
Desde sus casi cinco metros de largo (4,88 para ser exactos), el Toyota Camry propone un habitáculo holgado. La plataforma TNGA-K de Toyota le sirve de base para ofrecer un espacio acogedor desde el minuto uno. Delante ni sobra ni falta altura (en realidad el techo está más bien bajo, en favor de un diseño más aerodinámico).
Sí que sorprende más, y para bien, que los montantes del parabrisas sean finos, con lo que conllevan para asegurar una buena visibilidad desde el puesto de conducción.
Los pasajeros se han tenido muy en cuenta y para ellos el Toyota Camry reserva sus mejores cotas: sobresaliente espacio para descansar las piernas, con gran distancia respecto a los asientos delanteros, y buena anchura, si bien detrás invita más al viaje placentero para dos personas.
Para ellos, el acabado Luxury de la unidad de pruebas (estadio más alto de la gama) añade, integrado en el reposabrazos central posterior, un panel táctil para gestionar el reclinado eléctrico de los asientos, el climatizador trasero, el equipo de sonido o el cierre de la cortinilla de la luneta.
Sin duda detalles premium, órbita a la que el Toyota Camry se acerca con la cuidada presentación de diversos elementos. Lo vemos también en soluciones interesantes, como la superficie de carga inalámbrica escamoteable para teléfonos móviles, el tacto refinado de buena parte de la botonería de la zona central o la suave apertura del portón del maletero que, sin gozar de accionamiento eléctrico, abre como si lo tuviera.
Por cierto, la zona de carga es generosa (500 litros en la versión equipada con los asientos traseros eléctricos, 524 cuando es banqueta convencional), con buena ‘boca’ para tratarse de un modelo de cuatro puertas y tres cuerpos, aunque el guarnecido de todo el hueco sea discreto.
Ahondando en esa atmósfera premium, tampoco el Toyota Camry exagera modales. Combina materiales más cuidados y mullidos, en puertas y salpicadero, con otros más duros y de tono comedido, en aras de no incrementar el precio final. Por el mismo motivo, la pantalla táctil central que rige el sistema multimedia, de 8,0 pulgadas y bien integrada, siendo exigentes resulta algo justa para un coche de su clase por fluidez y resolución. Y no convence el sistema de navegación.
Otros dos display a color (Head-up display de 10 pulgadas y pantalla en instrumentación de 7) completan el compendio de visualización de información en este japonés.
Respecto al Avensis no solo hay un cambio de nombre, también de filosofía. Bajo el paraguas de la tecnología híbrida Toyota sustenta cada uno de los segmentos: utilitario (Yaris hybrid), compacto (el trío compuesto por la familia Toyota Corolla), SUV (con Toyota C-HR y Toyota RAV4), pseudo monovolumen (Toyota Prius+) y berlina (al Toyota Prius suma el Toyota Camry).
En definitiva, es la férrea apuesta de la casa, y en el Toyota Camry aparece con el sistema híbrido de cuarta generación visto en los RAV4 y Lexus ES 300h. Esto es, un propulsor de cuatro cilindros y 2,5 litros que desarrolla 177 CV, más el complemento de otro motor eléctrico de 88 kW (120 CV) y una batería de Ni-MH ubicada bajo los asientos traseros que recarga durante la marcha.
La balanza entre gasto y rendimiento está bien compensada. La elevada potencia combinada, unos respetables 218 CV, repercute en una circulación holgada. En adelantamientos apenas le cuesta ganar velocidad con rapidez, pese a que la máxima sea moderada (180 km/h). La aceleración es notable, lo que permite al Toyota Camry desplazarse con suavidad.
En vías de ritmo medio, sin cambios bruscos de marcha, es refinado y eficiente. Se mueve con sonoridad baja y un consumo que ronda los 5 l/100 km, décima arriba o abajo. Ya en autovía, y a paso más vivo, la media puede subir hasta los 7 l/100 km (acelerando siempre con brío) para dejar nuestra media total en aproximadamente 6,4 litros.
En fin, un excelente registro para un coche de su envergadura, posible porque el motor eléctrico trabaja en muchos momentos de la conducción para economizar todo lo posible.
Además, dispone de diferentes modos de conducción (Eco, Normal y Sport) que varían respuesta ante el gas. En todo caso, un programa EV complementario fuerza un desplazamiento solo eléctrico, aunque apenas sirve para cortos intervalos (no más de 2 km) y a baja velocidad. Una función a la postre de poca utilidad, porque la batería tiene que tener suficiente carga (mucha), algo complicado cuando es el propio sistema híbrido el que la autorrecarga continuamente.
Asociado, como el resto de Toyota, a un cambio automático por variador (en el mercado hay híbridos con doble embrague que ofrecen una conducción más natural), el Toyota Camry deja mejor sabor de boca en este sentido. Es sencillo: hay potencia y par detrás para que salga con rapidez sin que la sensación de patinamiento sea tan relevante como en motores más modestos.
A la vez, la marca ha trabajado en ello y el nuevo cambio Shiftmatic simula con mejor predisposición una caja automática de seis marchas (no hay levas, pero se puede cambiar de forma secuencial desde la palanca). Ello contribuye a un guiado fácil, sin que habitualmente haya que toquetearlo.
Ese grato manejo tiene continuidad en una amortiguación de suave calado, ideal para viajar. No es un vehículo de tintes deportivos, sin embargo muestra buena estabilidad y absorbe las irregularidades del pavimento con eficacia. Igualmente, la dirección favorece una conducción amable, dejando en la frenada otro de los puntos mejorables: hay potencia pero se añora mayor progresividad, en especial al detener la marcha por completo.
Un dato más: la marca confía en que la demanda del Toyota Camry recaiga en el mercado de flotas (ahí compite en versión Business, desde 32.300 euros) más que en el de particulares. Algo que, por lo demás, no resta un ápice al atractivo de una gran berlina, asequible y con un equipamiento muy muy completo.
Fotos: Paloma Soria
Motor térmico | Gasolina, 4 cilindros en línea, atmosférico |
Cilindrada | 2.487 cm3 |
Potencia | 177 CV a 5.700 rpm |
Par máximo | 221 Nm entre 3.600 y 5.200 rpm |
Motor eléctrico | Síncrono de imán permanente |
Potencia | 88 kW (120 CV) |
Par máximo | 202 Nm |
Batería | Hidruro de níquel, 6,5 Ah |
Motor híbrido | Sistema híbrido eléctrico-gasolina |
Potencia combinada | 218 CV |
Par máximo combinado | n.d. |
V. máxima | 180 km/h |
Aceleración | 8,3 s (0 a 100 km/h) |
Consumo | 4,4 l/100 km (mixto) |
Medidas | 4.888 / 1.842 / 1.442 mm |
Neumáticos | 235 / 45 R 18 |
Peso en vacío | 1.670 kg |
Maletero | 500 l |
Precio base | 38.000 € (43.400 € sin descuento) |
Gama desde | 32.300 € (36.500 €sin descuento) |
Cuota renting | 689 € / mes |
Lanzamiento | Septiembre de 2019 |
De serie: Frenada de emergencia automática con detección de peatones; alerta de tráfico trasero con asistente de frenado; control de ángulo muerto; detector de fatiga; reconocimiento de señales de tráfico; asistente de mantenimiento de carril; control de crucero adaptativo; 7 airbags; asistente de luces de carretera; faros delanteros, antiniebla y pilotos de LED; llantas de 18 pulgadas; retrovisores calefactables, ajustables y plegables eléctricamente; sensores de aparcamiento con cámara trasera; acceso y arranque sin llave; asientos delanteros eléctricos y calefactables; asientos traseros reclinables eléctricamente; tapicería de cuero; ajuste de columna de dirección eléctrico; climatizador trizona; cargador de móvil inalámbrico; Head-up Display; navegador GO; pantalla de 7,0 pulgadas en instrumentación; sistema multimedia Toyota Touch de 8,0 pulgadas; wifi; reconocimiento de voz; sistema de audio premium JBL con 9 altavoces; entrada auxiliar y USB, y Bluetooth.
Opcional: Pintura sólida (275 euros); pintura metalizada (600 euros) y pintura blanco perlado (825 euros).