En las últimas décadas, los todoterreno han sido relegados a un segundo plano en favor de los más asequibles y polivalentes todocamino. Sin embargo, queda una pequeña y exclusiva resistencia, ahora evolucionada, que comparamos a continuación. Ponemos frente a frente al Land Rover Discovery, el Toyota Land Cruiser y el Mercedes-Benz GLS.
No es fácil vender un todoterreno en el mundo moderno, así que han tenido que evolucionar. Si antiguamente uno de estos expertos del barro y las piedras eran poco más que vehículos industriales, actualmente la tecnología los ha provisto de unas capacidades, dentro y fuera de la carretera, que sus antepasados jamás hubieran podido imaginar.
Y no se me ocurren tres mejores ejemplos que los aquí comparados, cada uno con sus virtudes, pues lo cierto es que cada uno tiene su tipo de comprador bien diferenciado.
Empiezo con uno de los más reconocibles, el Toyota Land Cruiser, que presentó su última evolución hace apenas unos meses. Es claramente el que mejor se adhiere al concepto clásico de todoterreno, el que rápidamente elegiría si necesitara avanzar imparable por el campo, por muy feo que fuera el escenario.
No hay novedades en su chasis, de largueros y travesaños, para asegurar una óptima adherencia sobre terrenos irregulares. A ello contribuyen su tracción total con diferentes bloqueos, unas suspensiones con largos recorridos y una caja reductora, elemento cada vez más en desuso.
El todoterreno más todoterreno de nuestra comparativa acude a un único motor diésel de concepción más bien clásica, gran cilindrada (2,8 litros), cuatro cilindros y turboalimentación. Anuncia 177 CV y 450 Nm de par, cifras que lo mueven con cierta soltura una vez lanzados, aunque su elevado peso, de más de dos toneladas, no ayuda a la hora de ganar velocidad.
Es un motor algo tosco: se deja oír y notar en el habitáculo. A cambio, devuelve un consumo que no se me antoja excesivamente elevado teniendo en cuenta sus características: ronda los 9 l/100 km.
Junto a él, una caja de cambios automática de seis relaciones con mucho resbalamiento, característica que emborrona sus prestaciones en carretera pero que lo encumbra en campo, donde la suavidad y facilidad para afrontar pendientes y escalones es absoluta. Al fin y al cabo es lo importante, que se mueva bien, como el mejor, en campo.
La única limitación son unos neumáticos de corte asfáltico (tiene fácil solución) que ‘echan el freno’ cuando la cosa se pone complicada: fuertes pendientes, arena blanda o barro.
Para todo lo demás, el Toyota Land Cruiser no tiene rival. Dispone de un innovador control de crucero denominado Crawl, para avanzar a una velocidad constante asegurando la tracción, además de los habituales programas de control de tracción sobre terrenos específicos.
Por el contrario, en carretera brinda un excelente confort a sus ocupantes, aunque limita la confianza del conductor en carreteras reviradas, donde salen a relucir sus inercias, el balanceo y una dirección lenta (3,1 vueltas entre topes).
Su contendiente británico es un punto más sofisticado. Nadie me negará el Land Rover Discovery que es uno de los clásicos del mundillo todoterreno, pero más enfocado al lujo, con un carácter más polivalente.
En términos 4×4, es mucho más moderno y aplica la electrónica para salvar obstáculos. Por ejemplo, acude a una suspensión neumática con una diferencia abismal entre el modo ‘carretera’ y el más enfocado a campo (75 mm extra), lo que permite un control del coche mucho más efectivo sobre asfalto y, a la vez, unas cualidades todoterreno superiores.
De nuevo, los neumáticos enfocados cien por cien al asfalto frenan su avance, y eso que pone todo el empeño en facilitar la vida al conductor cuando las condiciones empeoran.
Quiero decir, tiene reductora, diferencial trasero bloqueable en opción y, como el Toyota Land Cruiser, un selector de modos según el terreno, que suma cinco opciones: general; hierba, gravilla y nieve; barro y baches; arena y rocas.
También dispone del All-Terrain Progress Control, el tan de moda control de velocidad para campo que, a muy baja velocidad, solo centrándonos en la dirección permite avanzar con garantías sobre rocas o subir la más complicada de las trialeras. Si es que alguien se anima a hacerlo alguna vez en su Discovery, claro.
Mecánicamente es también más avanzado y refinado, además de ser el más potente de los tres. El SDV6 es el diésel más capaz de la gama, un V6 de 3,0 litros con una potencia de 306 CV. Aunque más sorprendente es su descomunal cifra de par, 700 Nm, que se deja notar a la hora de afrontar pendientes o subir piedras, pero también al circular animosamente por carretera, incluso con carga. El gasto medio es elevado, pero no desorbitado, del orden de 9,5-10 l/100 km.
Es un bloque de sonido potente pero acallado por el excelente trabajo de aislamiento al que se ha sometido al Land Rover Discovery, aislamiento al que también contribuye la suspensión, que filtra excelentemente las irregularidades. Pero aunque muestra reacciones más neutras que el Toyota Land Cruiser, su comportamiento dista de ser mínimamente deportivo.
Se mueve bien, inspira confianza, pero su voluminosa y pesada carrocería prefiere largas travesías de autopista que recorridos de curvas, donde sin ir más lejos su blanda dirección saca a relucir limitaciones.
El más grande de los tres es, a su vez, el más adecuado para carretera y el más refinado en todos los sentidos; también el más veterano. Y es que el Mercedes-Benz GLS lleva ya unos cuantos años en el mercado (estamos a la espera de que se inicie la comercialización de la nueva generación ya presentada).
Su veteranía se deja notar, principalmente, en su aspecto interior, de calidad, pero más alejado de los cánones establecidos por la ‘nueva Mercedes-Benz’.
Tecnológicamente, por el contrario, no queda tan alejado, salvo por las innovaciones destinadas a la práctica todoterreno. Es, en palabras llanas, el menos todoterreno de los tres, aunque ofrece paquetes opcionales enfocados a tal fin que incluyen elementos como reductora, bloqueo de diferencial central y modos de conducción para campo.
Sin embargo, con más de cinco metros de longitud adentrarse en terrenos complicados es cuestión de fe. Se contenta con espacios abiertos y sencillos donde, siendo sinceros, un SUV convencional podría bastar. Tampoco es un as de la ciudad, haciendo casi imposible aparcar si no es en huecos XXL.
Otra cosa es en carretera, donde despunta frente a los demás. El tacto deportivo y directo de Mercedes-Benz está aquí muy presente: es el que mejor controla inercias y balanceos, pese a que sobre la báscula es, de lejos, el más pesado de la comparativa (casi 2.500 kilos).
Claro que todo ha sido sobredimensionado para una conducción ágil sobre asfalto: basta fijarse en las gigantescas ruedas de este paquete AMG Line, bien aquí, pero mal para terreno irregular. Sorprende lo rápido que podemos rodar con un vehículo tan grande. Es, a su vez, el mejor aislado, el que más cuida a los ocupantes en cualquier situación.
Por cierto, este 350 d es la única alternativa diésel en la gama del Mercedes-Benz GLS, un V6 de 3,0 litros similar al británico, pero con una potencia inferior, 258 CV, que con todo cunden mucho: es casi tan rápido como el Land Rover Discovery y aún más refinado.
Como en el resto, asocia cambio automático, un 9G-TRONIC de nueve relaciones muy suave y con un claro objetivo, reducir gasto, por lo que hay hasta un modo de conducción por inercia. Así y todo, no baja de 9-9,5 l/100 km de media, que por otra parte no se me antoja demasiado para sus dimensiones y peso.
Para rematar, cualquiera de los tres ofrecen hueco para siete pasajeros. Los de la última fila viajarán holgados si su talla no pasa de la media, aunque lógicamente con las piernas más flexionadas de la cuenta, pues el suelo está más elevado, habitual en monovolúmenes comparables por tamaño.
Lo mismo pasa con sus maleteros, muy grandes en configuración de cinco plazas, pero muy justos para el equipaje de siete ocupantes. En resumen, las plazas traseras hay que asumirlas como ocasionales.
Para concluir, el habitáculo de cada uno está rematado a razón de su cliente tipo. El del Toyota Land Cruiser ha ganado enteros y ofrece materiales de alta calidad, pero luce una presentación más ruda y clásica que sus contrincantes. Algo, de todos modos, muy habitual en la industria japonesa.
El Land Rover Discovery lo supera por materiales y tacto, ofrece un sistema multimedia más avanzado y, como curiosidad, una cantidad ingente (y bienvenida) de huecos portaobjetos. Es indudablemente el más orientado a la familia. Por último, el Mercedes-Benz GLS asegura enormes posibilidades de personalización pero, como su rival japonés, también una presentación más clásica, en este caso fruto de su veteranía.
Fotos: Paloma Soria
TIPO DE MOTOR | Diésel, 6 cilindros en V, turboalimentado |
CILINDRADA | 2.993 cm3 |
POTENCIA | 306 CV a 3.750 rpm |
PAR MÁXIMO | 700 Nm entre 1.500 y 1.750 rpm |
V. MÁXIMA | 209 km/h |
ACELERACIÓN | 7,5 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 7,7 l/100 km (mixto) |
MEDIDAS | 4.970 / 2.073 / 1.846 mm |
NEUMÁTICOS | 225 / 55 R20 |
PESO EN VACÍO | 2.223 kg |
MALETERO | 258 / 1.137 / 2.406 l |
PRECIO | 86.300 € |
GAMA DESDE | 63.800 € |
CUOTA RENTING | 1.728 €/mes* |
LANZAMIENTO | Septiembre de 2016 |
* Importe para 3 años y 20.000 km anuales
De serie: Frenada de emergencia automática; asistente al arranque y descenso de pendiente; suspensión neumática; reductora; control de velocidad de crucero; sistema de alerta por cambio involuntario de carril; faros LED; llantas de aleación de 20”; sensores de aparcamiento delanteros y traseros con cámara posterior; acabado interior en madera; tapicería de cuero; acceso y arranque sin llave; climatizador bizona; sistema multimedia InControl Touch Pro Navigation HDD con pantalla táctil de 10”; equipo de audio Meridian 380 W; radio digital DAB; Bluetooth e InControl Protect.
Opcional: Pintura metalizada Corris Grey (1.121 euros); InControl Connect Pro Pack (786 euros); tercera fila de asientos (1.785 euros); Versatile Climate Comfort Pack: incluye parabrisas con control térmico y acústico, climatizador de tres zonas y volante calefactable (1.428 euros); Drive Pack: incluye control de ángulo muerto, lector de señales de tráfico, asistente de salida de aparcamiento y alerta por cansancio del conductor (516 euros); Capability Plus Pack: incluye Terrain Response 2, diferencial de bloqueo trasero activo y All Terrain Progress Control (1.538 euros) y llantas de 20 pulgadas Sparkle Silver (676 euros).
TIPO DE MOTOR | Diésel, 6 cilindros en V, turboalimentado |
CILINDRADA | 2.987 cm3 |
POTENCIA | 258 CV a 3.400 rpm |
PAR MÁXIMO | 620 Nm de 1.600 a 2.400 rpm |
V. MÁXIMA | 222 km/h |
ACELERACIÓN | 7,8 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 7,1 l/100 km (mixto) |
MEDIDAS | 5.130 / 1.934 / 1.850 mm |
NEUMÁTICOS | 265 / 60 R 18 |
PESO EN VACÍO | 2.455 kg |
MALETERO | 680 / 2.300 l |
PRECIO | 94.999 € |
GAMA DESDE | 94.999 € |
CUOTA RENTING | 1.792 €/mes |
LANZAMIENTO | Marzo de 2016 |
* Importe para 3 años y 20.000 km anuales
De serie: Asistente al arranque en pendientes; alerta por cansancio del conductor; control dinámico de la conducción; suspensión neumática; control de velocidad de crucero y de velocidad en descenso; faros adaptivos y pilotos LED; asistente de luz de carretera; sensores de lluvia e iluminación; techo solar eléctrico; llantas de aleación de 18”; portón eléctrico; arranque por botón; climatizador bizona; asientos delanteros con ajuste eléctrico; tercera fila de asientos abatible eléctricamente; tapicería símil de cuero; sistema multimedia COMAND Online con pantalla de 8,0“, navegación 3D, Wi-Fi, control por voz, Bluetooth, streaming audio SD y USB).
Opcional: Pintura metalizada (1.295 euros); Paquete de asistencia a la conducción PLUS: control de velocidad de crucero con asistencia de dirección, freno autónomo con detección de peatones, alerta por cambio involuntario de carril, control del ángulo muerto y PRE-SAFE PLUS (3.347 euros); techo panorámico eléctrico (1.339 euros); climatizador delante/detrás (998-758 euros); sonido Harman Kardon (1.138 euros); acceso eléctrico 3ª fila (595 euros); asientos delanteros calefactados (505 euros); paquete deportivo exterior AMG: incluye llantas AMG de 21” (6.174 euros); asistente de aparcamiento con cámara 360º (2.068 euros) y paquete de memorias (1.324 euros).
TIPO DE MOTOR | Diésel, 4 cilindros en línea, turboalimentado |
CILINDRADA | 2.755 cm3 |
POTENCIA | 177 CV a 3.400 rpm |
PAR MÁXIMO | 450 Nm entre 1.600 y 2.400 rpm |
V. MÁXIMA | 175 km/h |
ACELERACIÓN | 12,7 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | 7,4 l/100 km (mixto) |
MEDIDAS | 4.840 / 1.835 / 1.845 mm |
NEUMÁTICOS | 265 / 55 R19 |
PESO EN VACÍO | 2.250 kg |
MALETERO | 104 / 553 / 1.833 l |
PRECIO | 62.900 € |
GAMA DESDE | 38.800 € |
CUOTA RENTING | 1.173 €/mes |
LANZAMIENTO | Enero de 2018 |
* Importe para 3 años y 20.000 km anuales
De serie: Toyota Safety Sense: incluye aviso de cambio de carril, control de crucero adaptativo, luces de carretera inteligentes, reconocimiento de señales de tráfico y sistema precolisión con detección de peatones; Toyota Touch 2 & Go; suspensión adaptativa kinética KDSS; sensores de luces, lluvia y aparcamiento delanteros y traseros; llantas de 19 pulgadas; siete plazas; asientos delanteros eléctricos, calefactados y ventilados; faros LED; diferencial central autoblocante con reductora; bloqueo de diferencial trasero Torsen; cámara trasera; climatizador automático trizona; ordenador de viaje; retrovisor interior electrocromático y exteriores calefactados y plegables eléctricamente; navegador; equipo de sonido y pantalla táctil de 8 pulgadas.
Opcional: Tapicería de cuero (2.900 euros); pintura metalizada (1.100 euros)
y pintura perlada (1.650 euros).