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Prueba BMW Z4 sDrive20i Sport, destapa emociones

El roadster alemán BMW Z4 se renueva. Y nosotros ya lo hemos probado.

Con una larga tradición en el desarrollo de variantes descapotables, la firma bávara vuelve a explorar la idea de un roadster compacto como el BMW Z4, ahora con techo de lona y tamaño, dotación y dinamismo muy crecidos.

Tras varios años sin sorpresas en el segmento de los cabrio, BMW se destapa con el lanzamiento de nuevos modelos… descapotables. El nuevo BMW Serie 8 Cabrio, como representante de gran lujo en su inventario de productos; y el BMW Z4, que retoma el concepto roadster clásico en formato menudo. Este magnífico escudero nace tras un poco usual matrimonio entre Toyota y BMW, de cuya plataforma compartida derivan, por un lado, el agresivo cupé Toyota GR Supra, y del otro el recuperado BMW Z4.

Repetición de una historia ya conocida

El coche en cuestión viene crecido, literalmente, puesto que su carrocería experimenta un aumento generalizado en esta tercera generación. Salvo la distancia entre ejes, que curiosamente se ha reducido 26 mm para ganar agilidad, el resto de medidas van al alza: 85 mm más de longitud, 74 más de anchura, 13 mm adicionales de altura. También gana claramente el ancho de vías: 98 mm delante y 57 detrás.

El resultado salta a la vista. Ya en los preliminares el BMW Z4 se nota más grande, percepción en la que se reafirma al tomar los mandos. Es un coche de tamaño compacto (casi un BMW Serie 1) y de solo dos plazas, pero la verdad es que los ocupantes viajan con corrección y bien recogidos en los asientos, aunque algo encajados por el generoso tamaño de la consola central y la posición baja de las butacas. Cuestión esta que igualmente repercute en un acceso algo incómodo al habitáculo, en la línea de otros roadster del mercado.

Más práctico

Así y todo, el nuevo BMW Z4 gana espacio para pasaje y equipaje. Si en su predecesor el maletero cubicaba entre 180 y 310 litros (capacidad variable de ir con o sin capota), ahora ofrece en todo momento 281. A ello suma otros huecos en el interior (puertas, guantera, en consola, reposabrazos…), útiles en el día a día.

La nueva experiencia de control a bordo es otro de los puntos a comentar. Cómo no, con la interfaz digital de nueva hornada que no obstante sigue manteniendo, con buen criterio, el mando multifunción iDrive, a la postre el sistema de uso más rápido y que menos distrae. Respecto a la instrumentación, toda digital, la lectura es vistosa, si bien no resulta tan inmediata como la tradicional de BMW con sus esferas circulares.

Hay más detalles que marcan distancias con la anterior generación. De la capota rígida pasa a un techo de lona muy bien terminado. Capotado, el BMW Z4 está razonablemente bien insonorizado, pero el ajuste de las ventanas a velocidad elevada dista de ser el mejor, al menos en la unidad probada.

Al destaparse (lo hace en solo 10 segundos y hasta 50 km/h), el parabrisas protege más de lo que parece, y el deflector de viento (de serie) hace el resto para que las turbulencias generadas en el interior no sean molestas. De la misma forma, a un ritmo medio todavía se escucha la sugerente melodía que emiten los escapes.

Desde su posición de entrada a la gama, el BMW Z4 sDrive20i (cuatro cilindros turbo de 197 CV) colabora para que la conducción sea emocionante. Aparte de acompañar un sonido atractivo (sobre todo con el modo Sport activado, que regala ligeros petardeos al reducir) gana velocidad con gran rapidez para firmar solo 6,6 segundos en el 0 a 100 km/h.

La potencia se manifiesta con un ímpetu que el desarrollo excesivamente largo propuesto para esta combinación no mitiga en exceso. En octava marcha a solo 2.000 rpm casi alcanza 130 km/h. Factor que, por otro lado, tampoco interviene en un consumo bajo, porque en nuestra prueba la media no ha bajado de 8 l/100 km.

Solo automático

La caja automática Steptronic Sport, por convertidor de par de marchas, es la única ofertada para todas las variantes del BMW Z4. Es una buena caja siempre que no se le pida un comportamiento muy exigente, porque ahí añade una rapidez mal entendida que suma más brusquedad a la conducción.

Su funcionamiento, junto al de suspensión (al montar la amortiguación adaptativa, como esta unidad), motor y dirección, puede ser ajustado al gusto del usuario o de forma predeterminada, según el perfil elegido: Sport, Comfort, Eco Pro y Adaptive (alguno admite posiciones específicas).

Aunque cambia ligeramente el carácter del BMW Z4, el roadster bávaro predica con un tono de cierto confort y facilidad de conducción que la tracción a un solo eje, el trasero, no altera.

El tren posterior va bien sujeto al asfalto, salvo cuando el firme está muy bacheado, donde ya provoca más rebotes. La dirección, de buen tacto pese al excesivo grosor del volante, es otro ingrediente que aporta jugosidad a un cóctel rápido, estable y poco exigente, ideado para su disfrute tanto cerrado como abierto.

El acabado Sport remata la propuesta de BMW con un equipamiento razonable, a costa de incrementar algo el precio, como siempre ampliable con muchos extras disponibles en opción.

Fotos: Paloma Soria

Ficha técnica BMW Z4 sDrive20i Sport

TIPO DE MOTOR Gasolina, 4 cilindros en línea, atmosférico
CILINDRADA 1.998 cm3
POTENCIA 197 CV entre 4.500 y 6.500 rpm
PAR MÁXIMO 320 Nm entre 1.450 y 4.200  rpm
V. MÁXIMA 240 km/h
ACELERACIÓN 6,6 s (0 a 100 km/h)
CONSUMO 7,1-7,3 l/100 km
MEDIDAS 4.324 / 1.864 / 1.304  mm
NEUMÁTICOS 225 / 45 R18 (del); 255 / 40 R18 (tras.)
PESO EN VACÍO 1.405 kg
MALETERO 281 l
PRECIO 51.400 €
GAMA DESDE 48.900 €
CUOTA RENTING 910 €/mes*
LANZAMIENTO Marzo de 2019

*Importe aproximado para 4 años y 25.000 km anuales

Equipamiento BMW Z4 sDrive20i Sport

De Serie: Frenada de emergencia en ciudad con detección de peatones; aviso de colisión; alerta de cambio de carril; control de crucero; dirección deportiva variable; faros LED; llantas de 18”; capota de lona eléctrica deflector de viento; sensores de aparcamiento; tapicería de cuero Vernasca; asientos deportivos; llamada de emergencia inteligente; BMW Live Cockpit; Connected Package; pantalla táctil de 8,8 pulgadas.

Opcional: Pintura metalizada (1.065 euros); llantas de 19” (1.124 euros); asistente de aparcamiento con cámara trasera (651 euros); suspensión deportiva M (473 euros) y adaptativa (1.184 euros); faros LED adaptativos (1.420 euros); Paquete Convertible: incluye asientos y volante calefactable, acceso confort y soporte lumbar de asientos (1.250 euros); Paquete Innovation: incluye faros LED adaptativos, Head-up display, BMW Live Cockpit Professional, control de crucero activo, alarma con mando a distancia, Connected Package Professional, asistente de luz de carretera y Driving Assistant (6.100 euros).

Galería de fotos de nuestra prueba

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