El Audi SQ8, la versión con más picante del todocamino cupé apuesta todo al diésel para demostrar que siguen vigentes y que pueden ser muy deportivos.
Por todos es sabido que el diésel no está pasando por su mejor momento. Tanto en cuanto sus ventas caen inevitablemente y se sitúan a niveles por debajo del 50 e incluso el 40 %. Por suerte todavía algunos vehículos como el Audi SQ8 TDI que hemos podido poner a prueba confían en una potente mecánica de gasóleo de altas prestaciones como alternativa a la menos eficiente gasolina.
Digo por suerte porque a estos niveles el gasto de un motor a gasolina alcanza niveles inasumibles. Hablo, en este caso, de un Audi SQ8 que roza las 2,5 toneladas, ronda los 5 metros de largo y mueve 435 CV de potencia… Con un consumo medio que no llega ni a los 10 l/100 km.
Imagen impactante
Debemos ser claros, la gama ‘S’ de Audi no es precisamente de las más llamativas del mercado. Se conforma con sutiles detalles de diseño que afectan a paragolpes, con inserciones en el característico color plata de los ‘S’, llantas en tamaños de 21 y 22 pulgadas, un nuevo difusor trasero y, en él, a la vista cuatro colas de escape. Ojo, porque de las cuatro dos son ciegas.
Por supuesto, la silueta cupé del Audi Q8 ya es suficiente como para destacar. Un añadido frente al Audi Q7 que, dicho sea de paso, también dispone de variante ‘S’. Probablemente más discreta aunque con los mismos atractivos. Por cierto, la personalización es la habitual en Audi, con números colores para la carrocería, diseños de llantas y hasta de tapicería, en cuero negro de serie, y gris o rojiza en opción.
Dentro las novedades son igualmente discretas, pero suficientes para dotar al interior de un incontestable ambiente deportivo. Lo que más llama la atención, el volante achatado y los asientos deportivos, con excelente agarre lateral en conducción deportiva. Si deseamos añadir un toque personal, basta con pasar por la lista de opciones y encargar, por ejemplo, unas bonitas molduras interiores en fibra de carbono.
Lo que sí es de serie es la triple pantalla del cockpit. Habitual ya en los gama alta de Audi y que propone un ambiente digital plenamente configurable. Para empezar, el cuadro de mandos digital exhibe diferentes vistas. Entre ellas una específica para este Audi SQ8 con una presencia protagonista del tacómetro.
Por su parte, la doble pantalla central realiza las funciones de multimedia, la superior, y de control de la climatización y entrada de comandos táctiles la segunda. Aunque es el sistema más cómodo y mejor conseguido de su tipo, echamos en falta más mandos analógicos que faciliten tareas tan sencillas como subir o bajar la temperatura del climatizador. Afortunadamente dispone de respuesta háptica para simular el toque del botón.
Una joya de motor
Pero nada de esto es lo verdaderamente destacable del Audi SQ8 TDI, sino su motor, que es el más potente de su clase en Europa. En otras palabras, es el motor diésel más potente que puedes comprar. No hay demasiada novedad, pues ya lo conocíamos de hace un par de años en el Audi SQ7. Recoge exactamente los mismos datos, pero tiene más sentido si cabe en esta carrocería de corte deportivo
Se trata de un V8 de 4,0 litros con triple sobrealimentación, una mecánica que eroga 435 CV de potencia y 900 Nm de par. Cifras que impresionan (sobre todo el par) en un vehículo como este. Tarda 4,8 segundos en completar el 0 a 100 km/h, y eso es algo de lo que pocos SUV de su tamaño pueden presumir.
Acude a dos turbocompresores, uno para bajas vueltas y otro para altas, a lo que suma un compresor eléctrico alimentado por un sistema de 48 V. Una de las joyas de la corona de Audi y ahora casi un estándar en su gama alta. Este compresor se encarga de mejorar la respuesta y eliminar el denominada turbo lag.
Se asocia a una caja de cambios automática de 8 relaciones que perite un modo vela al que saca mucho provecha la micro-hibridación. Con ella el motor se apaga en determinada situaciones. Permitiendo avanzar sin resistencia y con un consumo cero. Así es como consigue unas cifras de consumo ridículas para sus prestaciones. Cifras que aunque no se han publicado oficialmente para el Audi SQ8, son similares a las de su hermano Audi SQ7, de unos 7,2 l/100 km en ciclo mixto.
Bastante habitable
Lo mejor de todo es que no estamos hablando de un superdeportivo. Sino de un cómodo SUV que permite alojar en su interior hasta a 5 ocupantes. El sentido práctico de un deportivo toma entonces otra dimensión. Y aunque pierde habitabilidad frente al Audi SQ7, se me antoja como suficiente para un uso cotidiano.
Dentro, el Audi SQ8 es amplio y autoriza hasta a tres pasajeros en la fila trasera, aunque mejor dos, pues el asiento central carece de forma y es más duro. En los laterales se viaja bien, y con menos problemas de altura de lo que su carrocería cupé podría dar a pensar. Mientras, el maletero anuncia 605 litros de volumen, 200 menos que el Audi SQ7 del que deriva. Y del cual se puede pedir una acabado con siete plazas. En Audi SQ8 esto no es posible ni como opción.
En cuanto al equipamiento, muy similar al del Audi Q8 convencional. Con elementos de seguridad como el control de velocidad de crucero adaptativo con asistente de mantenimiento de carril, lector de señales de tráfico, detector de ángulo muerto o un eficiente sistema de iluminación HD Matrix LED adaptativo como tope de gama. Pena que dado su posicionamiento, aunque es habitual en este segmento Premium, no haya más equipamiento de serie.
¿Y cómo va?
El motor demuestra que es uno de los más avanzados del momento desde el primer momento. El bloque V8 empuja con fuerza desde abajo, aunque presenta un funcionamiento ciertamente atípico al de un bloque diésel convencional.
Quiero decir, mientras que estos habitualmente gozan de una saludable zona baja y media, el TDI del SQ8 funciona bien abajo, no tiene unos medios tan fuertes y, sin embargo, estira más de lo esperado. Tanto que merece la pena llevarlo por encima de las 3.000 vueltas, cuando parece reaccionar más voluntariosamente.
Entre medias nos acompaña un bonito sonido a V8 que, según Audi, no es emulado, sino amplificado en el interior. No es estridente ni enamora. Pero tampoco estamos a los mandos de un deportivo, sino de un SUV de muy altas prestaciones. ¿Tiene carácter deportivo? Desde luego, y lo mejor de todo es que no consume mucho.
Aquí es donde este Audi SQ8 TDI cobra todo el sentido en una carrocería como esta. Aunque en una presentación, y menos por carreteras del Pirineo francés, no podemos hablar de cifras de gasto claras, nuestra media de consumo en conducción deportiva ha rondado los 11 l/100 km. Por lo que es fácil bajar de 10 l/100 km en conducción convencional. Un motor gasolina no bajaría de esos 11 litros ya en conducción eficiente.
Por tanto este Audi SQ8 es un grandísimo rodador capaz de realizar grandes trayectos a alta velocidad con un consumo mínimo. Pero, ojo, porque no se desenvuelve mal si lo ponemos en aprietos en carreteras reviradas. Aunque lógicamente no son su territorio favorito.
Así ha sido nuestro primer contacto con el Audi SQ8 TDI
Un andar de deportivo
Frente a un Audi Q8 convencional Audi ha realizado unos cuantos cambios en el chasis del SQ8 chasis para estar a la altura, y son dos los que principalmente se perciben. El primero es la dirección, claramente más firme y con más peso que la original.
Mucho mejor en conducción deportiva, aunque todavía le falta algo de precisión. Para mejorar las cosas ofrece opcionalmente una dirección trasera activa, que reduce virtualmente la batalla y agiliza el comportamiento especialmente en curvas cerradas.
Lo segundo es la suspensión (neumática de serie), claramente más firme y de tacto más directo, aunque nunca cayendo en excesos. Sigue siendo un coche principalmente cómodo que, además, mediante los modos de conducción permite escoger entre un tarado suave y otro firme. Además de dos modos todoterreno (Allroad y Offroad) que elevan la altura libre para incursiones fuera del asfalto.
Opcionalmente ofrece estabilizadoras activas, capaces, como hemos podido probar, de hacernos olvidar que rodamos a los mandos de un SUV. Vira excepcionalmente plano y genera una confianza muy elevada en conducción dinámica. Hasta el punto de tener que controlar el ritmo para no superar límites legales.
La otra opción es entrar a circuito, lugar en el que probablemente no se desenvuelva mal. Aunque no creo que sea el destino preferente para el usuario tipo de este coche. Aun así, Audi ha previsto la posibilidad y frece en su catálogo unos frenos cerámicos de excepcional potencia y resistencia que, en uso cotidiano, son algo engorrosos hasta que cogen temperatura.
En definitiva
Audi ha presentado un SUV deportivo tal y como lo esperábamos. El Audi SQ8 es rápido, sencillo de usar y eficiente, con la más alta tecnología y sistema micro-híbrido, lo que le otorga la etiqueta ECO de la DGT. El motor diésel es una bomba, por prestaciones, por funcionamiento y por consumo, menor de 10 l/100 km en conducción cotidiana.
El comportamiento no se queda atrás, me ha sorprendido el excelente funcionamiento de la suspensión y el mejor tarado de la dirección. Aunque muchos de esos elementos opcionales deberían de llegar de serie. El precio no se ha anunciado todavía, pero será alto, por encima de los 100.000 €, y el coche estará disponible para su compra este mismo verano.
Ficha técnica Audi SQ8 TDI
TIPO DE MOTOR | Diésel, 8 cilindros en V, biturbo |
CILINDRADA | 3.956 cm3 |
POTENCIA | 435 CV entre 3.750 y 5.000 rpm |
PAR MÁXIMO | 900 Nm entre 1.250 y 3.250 rpm |
VELOCIDAD MÁXIMA | 250 km/h |
ACELERACIÓN | 4,8 s (0 a 100 km/h) |
CONSUMO | N.D. |
MEDIDAS (L/A/AL) | 4.986 / 1.995 / 1.705 mm |
NEUMÁTICOS | 285 / 45 R 21 |
PESO EN VACÍO | N.D. |
MALETERO | 605 l |
PRECIO BASE | N.D. |
LANZAMIENTO | Julio de 2019 |