Prueba Audi Q2, así va el nuevo todocamino urbano

Dinamismo y exclusividad en 4,19 metros, prueba Audi Q2

Con el Q2, Audi se adelanta a sus rivales “Premium” en un segmento cada vez más importante: el de los todocaminos urbanos. Un nuevo modelo que llega dispuesto a hacerse fuerte entre los conductores más jóvenes. Así es, mientras que sus principales rivales, BMW y Mercedes-Benz, sacan músculo lanzando grandes todocaminos con cierto aire cupé, Audi ha puesto su objetivo en una categoría un tanto más modesta, pero no por ello menos importante. Hablamos de los “SUV” (Sport Utility Vehicle) de corte urbano, un tipo de coche cada vez más popular en nuestro mercado. Por un lado, por las ventas que atesoran; sobre todo, entre los usuarios más jóvenes. Por otro, gracias al papel que desempeñan como segundo coche en la unidad familiar.

Dimensiones compactas

El primer aspecto que marca su carácter es el diseño, bastante diferenciado de lo que ofrecen el resto de todocaminos de la marca. Algo que, no sabemos hasta qué punto puede llegar, incluso, a hacerle daño al propio Q3. El segundo, la base sobre la que se construye, la famosa y omnipresente plataforma modular “MQB”. Sobre ella, se ensambla una carrocería, de marcado carácter urbano, que alcanza los 4,19 metros de longitud –20 centímetros menos que el Q3–, 1,79 de ancho y 1,51 de alto, al tiempo que declara un coeficiente aerodinámico (C_x) de 0,30. Unas cifras que le colocan, directamente, en la batalla que libran modelos generalistas como los Honda HR-V, Mazda CX-3, Opel Mokka, Peugeot 2008 o Renault Captur. Para enfrentarse a ellos, también fuera del asfalto, cuenta con una altura libre al suelo de 20 centímetros, al tiempo que incluye un modo “off road”, que actúa sobre el control de estabilidad “ESC”. Es cierto, no es su hábitat natural, pero nunca está de más…

Llamativo y personalizable

En el plano estético, Audi ofrece doce tonalidades para la carrocería, algunas especialmente llamativas, como el “amarillo Vegas”. También permite escoger el color del pilar “C”, conocido por la marca como “blade”  De serie, están pintados en el tono de la carrocería, aunque también pueden lucir en “gris Manhattan”, “plata”, “gris Titanio” mate y blanco “Ibis”. Para redondear el conjunto, es posible optar por el paquete deportivo “S line” o las líneas de acabado “design” y “sport”. Si a todo esto, unimos los accesorios originales que puede equipar y los del programa Audi Exclusive, sin duda, no nos equivocaremos al decir que es el modelo más personalizable de la marca.

Amplio y tecnológico

Por dentro, nada nos hace pensar que nos encontramos ante el todocamino de acceso a la gama, al menos, en lo que a calidad y equipamiento tecnológico se refiere. En este sentido, resulta especialmente positiva la integración de la instrumentación digital “Audi virtual cockpit”, de 12,3 pulgadas, aunque sea en forma de opción.

Otro aspecto destacable es la habitabilidad, con una postura al volante bastante lograda y un buen espacio en las plazas traseras… siempre, teniendo en cuenta sus dimensiones. Para un adulto, el hueco para las rodillas es notable y la altura, correcta. En este sentido, los problemas comenzarían al superar los 1,85 metros de estatura. Algo parecido sucede con la anchura, que solo asegura comodidad para dos ocupantes. Una desventaja que compensa con un maletero de 405 litros, que puede incluir apertura y cierre eléctricos.

Por el momento, con seis motores

Ensamblado en la factoría de Ingostadt, de inicio, el Q2 anuncia una gama compuesta por seis motores, tres de gasolina y tres de ciclo diésel, todos turboalimentados y con la peculiaridad de que se emparejan por potencias. De este modo, con 116 CV, encontramos el propulsor tricilíndrico 1.0 TFSI y el cuatro cilindros 1.6 TDI; con 150, el 1.4 TFSI COD y el 2.0 TDI; y con 190, los 2.0 TFSI  y 2.0 TDI. En todos los casos, la caja de cambios es manual de seis marchas, salvo en los dos más potentes, que adoptan la automatizada de doble embrague “S tronic”, de siete. Ambos también cuentan con el privilegio de equipar la tracción integral “quattro”, un elemento que puede incluirse, como opción, en las dos motorizaciones de 150 CV.

Ágil y dinámico

Durante nuestra toma de contacto, probamos todas las opciones disponibles, a excepción de las de 2,0 litros de cilindrada. Empezando, por las de gasolina, el 1.0 TFSI destaca por empuje y contenida rumorosidad, mientras que el 1.4 TFSI resalta por su poderío a medio régimen y contenido consumo. Pasando a los de gasóleo, es cierto que el 1.6 se queda algo corto, moviendo el conjunto con mayor dificultad que el 1.0 TFSI, fuera de la ciudad. Respecto al 2.0 TDI de 150 CV, es la versión más equilibrada, al combinar una gran respuesta a bajo y medio régimen, un gasto reducido y unas prestaciones notables: 208 km/h y 8,7 segundos en el 0 a 100, con tracción delantera y cambio manual.

Por lo demás, dinámicamente es un coche que transmite una gran sensación de aplomo, en relación a su tamaño, y una agilidad y precisión de guiado elevadas. Para que se hagan una idea, es como conducir un A3… desde una postura algo más alta. En cualquier caso, el control dinámico de la conducción “Audi drive select” resulta esencial, ya que ofrece hasta cinco programas de funcionamiento, acorde a las necesidades de cada momento: “auto”, “comfort”, “dynamic”, “efficiency” e “individual”.

A la venta desde 25.950 €

El precio de partida de la gama corresponde a la versión 1.0 TFSI. Respecto a los turbodiésel, el montante a desembolsar arranca en los 26.400, del 1.6 TDI. Unas cifras que se incrementarán, notablemente, a medida que se incluyan algunos elementos del catálogo de opciones, en el que destacan el sistema de navegación “MMI Navegación plus”, con pantalla de 7,0 pulgadas, el control de velocidad de crucero adaptativo “ACC”, el sistema de proyección de información “head-up display” o el asistente de conducción en atascos, que funciona hasta los 65 km/h. Dicho esto, ya conocen el plan de Audi para distanciarse de sus rivales “Premium”… y atacar a los generalistas.