Renovarse o morir, no queda otra. En un momento en el que la movilidad se está transformando, en el que las autoridades europeas han impuesto leyes para reducir las emisiones de los vehículos (con una sanción multimillonaria que pende sobre la industria automovilística), en el que los más jóvenes han dejado de tener como prioridad la compra un coche e incluso la de sacarse el carné de conducir, nos llegan noticias de que Rolls-Royce estaría planeando la fabricación de un microcoche, biplaza destinado a la gran ciudad y con mecánica eléctrica.
Muchos considerarían a este como el principal competidor del smart Fortwo. Nada de eso. Aunque pequeño, se presume que su tamaño quedaría en torno a los 3,5 metros de largo, no renunciaría a los altos estándares de lujo y comodidad al que acostumbra la firma británica. Solo será competidor de este microcoche de Rolls-Royce el Maybach ForTwo del que también se han tenido noticias en las últimas semanas. Aunque este tardaría más en llegar.
Así, esta nueva creación de Rolls-Royce mantendría el espíritu del éxtasis sobre su calandra de gran tamaño, que también seguiría a pesar de su mecánica eléctrica, mientras que en su interior se podrían ver materiales nobles tanto para sus asientos con tapizados y acabados muy cuidados como en el salpicadero, adonde llegarían detalles de madera y aluminio. Se podría ver en el Salón de Ginebra, en caso de celebrarse.
Cabe recordar que por extraño que parezca este microcoche de Rolls-Royce, urbano y biplaza, no es la primera vez que una marca de lujo o deportiva se adentra en este segmento. Ya lo hizo el Aston Martin Cignet que llevaba el concepto de los superdeportivos al mundo de los microcoches.
Aquél se instalaba sobre la base de un Toyota IQ y contaba con una curiosa configuración interior de asientos, pues en la parte delantera tenía dos plazas, la del copiloto más avanzada, mientras que atrás se dejaba otro hueco para un tercer ocupante tras el copiloto.
Son pocos los detalles que se han avanzado pero, según apuntan fuentes del Grupo BMW, matriz de Rolls-Royce, el proyecto estaría muy avanzado. Es seguro que será eléctrico, lo que ayudará a bajar la media de emisiones de la firma para evitar multas desde Bruselas; que tendrá una autonomía que rondará los 200 km, lo que permitirá que los propietarios puedan estar varios días sin cargar el móvil según las estadísticas de uso de los coches; y que no será barato, aunque pequeño, este microcoche de Rolls-Royce seguirá siendo exclusivo.
Además, según se ha podido saber, se estaría barajando la posibilidad de que ofrezca sus servicios como coche de carsharing, teniendo en cuenta que el Grupo BMW no cuenta con una compañía propia para esta modalidad de coches compartidos. Sí que la tuvo en el pasado con Drive Now. Aunque terminó fusionándola con Car2go (propiedad de Daimler) para crear la nueva Share Now.
Con este nuevo servicio de carsharing, el nuevo microcoche de Rolls-Royce daría un servicio especial y diferenciado de las opciones que hay hoy en el mercado, siempre asimiladas a marcas generalistas y vehículos de tipo medio. El lanzamiento de esta nueva plataforma podría empezar por los países árabes y las principales economías a nivel mundial para poco a poco llegar a otros países de Europa como España.