La empresa de gestión de multas Dvuelta considera que estos protocolos perjudican, en parte, a los vehículos de cero emisiones. Sostienen que existe una gran paradoja en las medidas que propone el Ejecutivo para reducir los niveles de polución en Madrid, ya que no hacen distinción según el tipo de vehículo.
En otras palabras, cuestionan el hecho de que los conductores de coches eléctricos o de cero emisiones deban asumir las mismas normas que aquellos que disponen de vehículos más contaminantes, pues eso se alejaría de la meta principal: incentivar el uso y el consumo de esta clase de vehículos.
¿Cuál es el verdadero objetivo?
Si entramos en detalles, lo primero que ponen en duda es la limitación de velocidad en la M-30 y M-40. Los nuevos protocolos pretenden que no se superen los 70 km/h en los accesos de la ciudad, cuando los niveles de contaminación sean más altos y es algo que tendrían que acatar todos los vehículos; incluidos los eléctricos. Ante esto, consideran que reducir las emisiones podría no ser el único propósito y apuntan a que esta medida esconde cierto afán recaudatorio.
Según dicen, si la limitación es para reducir emisiones, ¿por qué se aplica a los coches que no producen emisiones de ningún tipo? Pues bien, parece que la compañía lo tiene claro. Contempla que, al margen de mejorar la calidad del aire o no, otro objetivo es conseguir más ingresos por multas de tráfico. Algo que ya habría funcionado en anteriores ocasiones.
Las distinciones de la DGT pueden ser discriminatorias
El segundo aspecto que más cuestionan desde Dvuelta es el uso obligatorio de las etiquetas medioambientales de la DGT. En principio, estas pegatinas eran un complemento voluntario para el vehículo, estableciendo así una discriminación positiva que servía para distinguir más rápidamente aquellos automóviles que menos contaminen. Sin embargo, al convertirse en algo indispensable para circular, estaríamos ante una discriminación más bien negativa. Tanto es así que la empresa llega a considerarlo como un “apartheid” vial.
Su argumento se basa en que con ellas, se instaura una “desigualdad” que acaba castigando al modesto. Destacan que, a día de hoy, los coches eléctricos o híbridos no están al alcance de cualquiera y, por tanto, esto generará una desigualdad discriminatoria; solo los que puedan pagar el elevado precio de estos vehículos podrán circular en los peores escenarios. Por tanto, el primer paso sería dar a los ciudadanos más subvenciones y ayudas para la compra de coches eléctricos.