La situación de los examinadores de la Dirección General de Tráfico, cuya plantilla lleva congelada los últimos cinco años y es insuficiente para abarcar todo el trabajo, ha disparado las alarmas sobre una posible ruptura del sistema.
Según la Confederación Nacional de Autoescuelas, este mismo verano el sistema podría “colapsar” y provocar el “cierre de empresas” y el “despido de miles de trabajadores”. Un hecho que según datos de la propia entidad son especialmente graves en jefaturas provinciales como las de Alicante, Baleares, Barcelona, Ciudad Real, Cuenca, Girona, La Rioja, lleida, Madrid, Navarra, Tarragona y Valencia.
Según CNAE, los retrasos y los cambios de fecha provocan “interrupciones en los procesos de formación de los alumnos y parones de actividad de los profesores”, lo que tiene como consecuencia una pérdida en la calidad de la enseñanza y pone en riesgo el empleo de los profesores, un colectivo que en nuestro país alcanza los 17.975 trabajadores.
La plantilla actual de examinadores de la DGT se compone de 756 funcionarios, según datos de la propia DGT, aunque CNAE cree que este número es realmente de 619 si se tienen en cuenta vacaciones y bajas de larga duración. Un número muy lejos de los 943 examinadores que afirma que se necesitarían para “llevar normalidad al ciclo formativo y a los exámenes”.