Llegan las prisas por vender los vehículos diésel

Las reacciones a las declaraciones de Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica anunciando el fin del diésel (aunque no ha puesto una fecha concreta) no se han hecho esperar. Marcas y concesionarios se están dando más prisas que nunca en dar salida a una mecánica que se ha puesto en la diana de muchos y que desde hace varios meses se encuentra en mínimos históricos en el mercado doméstico. Y eso que los españoles ya mostrado su contrariedad a su desaparición en diversos estudios.

Es fácil encontrar promociones y descuentos salvajes junto a estos motores. Y es que, a las voces que a nivel internacional han puesto en jaque al gasóleo se suma la llegada del nuevo ciclo de control de consumo y emisiones (WLTP) que a muchos los cambiará de peldaño en el impuesto de matriculación.

Reacciones a unas declaraciones precipitadas

Escocia fue el primer país en poner una fecha a la prohibición del diésel en su mercado. Le siguió el Gobierno de las Islas Baleares. Hay marcas que ya lo han retirado de su oferta. Y hay ciudades por toda Europa que lo quieren apartar de sus calles. Sin embargo, nada ha hecho tambalear tanto a esta mecánica en nuestro país como las declaraciones de Ribera.

José Vicente de los Mozos, presidente de Anfac, aludió a que no resulta fácil trasladar el cambio de tendencia del mercado a las fábricas. La producción de cada planta se planifica con mucha antelación; y resulta muy complejo cambiar estos planes por las implicaciones que conlleva con proveedores y turnos de trabajo, por ejemplo.

Los expertos opinan

“No se consigue apretando un botón, necesita unos tiempos de adaptación”, señaló De los Mozos a El Confidencial. Por su parte, Mario Armero, secretario general de Anfac, aludió al mismo medio al efecto psicológico que producen declaraciones de este tipo entre los consumidores.

El problema que encuentran estos mismos protagonistas es que la condena del diésel no se acompaña de un plan efectivo de incentivación a la compra de vehículos ecológicos para que los conductores puedan cambiar de vehículo. Existe el Plan VEA, del que se desconoce cuándo entrará en vigor; pero los antecedentes vividos con el Plan Movalt hacen preveer que dure apenas unas horas en vigor.

Stock fuera

Las previsiones de ventas de cada marca situaban en 725.000 los vehículos diésel que se matricularían en España en 2018. Sin embargo, las últimas noticias indican que no se llegará a estos registros. El problema que se encontramos aquí es que la inmensa mayoría de esos vehículos se han fabricado; o están esperando a ser fabricados. Buena parte de estos ya están en nuestro país esperando en concesionarios y campas a ser vendidos. El stock se acumula.

Y el anuncio de la intención de subir los impuestos al diésel, las declaraciones de la ministra y el nuevo ciclo de homologación no están ayudando a darles salida. Así, los concesionarios se han visto obligados a iniciar promociones agresivas para venderlos con urgencia. Y una de las fechas clave es el 31 de agosto; el día antes de que entre en vigor el nuevo ciclo de homologación.

Los precios, a la baja

Así, hoy día se pueden encontrar modelos en los que gasolina y diésel apenas se diferencian en su precio final; cuando lo normal es que este último fuera al menos 1.000 euros más caro. Y, a esto, habría sumar importantes añadidos al equipamiento. Hoy día no es difícil que te añadan sin coste adicional la pintura metalizada, equipamientos de seguridad, sistemas de audio o comodidades añadidas.

Se han iniciado campañas de publicidad que revelan el buen momento de compra de un diésel. It’s Audi time, de la marca alemana por ejemplo. Incluso hay marcas que han apostado por mecánicas híbridas que unen diésel y eléctricos. Pero lo cierto es que las prisas han llegado al mercado; y lo hace justo en los meses en los que este se detiene. Julio y agosto son meses de pocas ventas teniendo el periodo estival y las vacaciones de los posibles compradores.

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