Primera prueba del Honda CR-V 2019
Texto: J. Miguel Quintana.
El todocamino más vendido del mundo se renueva con carrocerías de cinco o siete plazas, abandona los motores diesel y estrena un eficiente y dulce motor de gasolina 1.5i, de hasta 193 CV. La quinta generación del Honda CR-V se reafirma en el éxito y aureola de calidad de sus predecesores que aparecieron en 1997, la mayoría de los cuales, según la marca, continúan funcionando hoy en día.
Esta generación, con 15 milímetros más de distancia entre ejes que la anterior, ha permitido lucirse a los ingenieros; que han logrado un habitáculo mejor acabado, más lujoso, amplio, funcional y rebosante de características que lo convierten en un auténtico SUV de calidad Premium.
Fabricado con materiales de primera calidad, abunda en la filosofía de la marca japonesa (máximo espacio para las personas y mínimo para la mecánica). Así, la sensación de amplitud y confort es grande, con asientos traseros algo más elevados que los delanteros y detalles sumamente prácticos.
El musculoso diseño de la carrocería, ahora 35 milímetros más alta sobre el suelo, se basa en unas anchas aletas, ruedas de 17, 18 o 19 pulgadas situadas más cerca de las esquinas, un corto voladizo trasero y doble tubo de escape. La aerodinámica se ha estudiado a fondo, con rejillas móviles en la parrilla, alerón sobre el portón trasero y otros detalles para reducir la resistencia aerodinámica en el túnel de viento propio de la marca.
Mecánicamente, el Honda CR-V solo dispone de un motor turbo de gasolina 1.5 i-VTEC de cuatro cilindros en dos niveles de potencia, 173 o 193 CV. Curiosamente, el primero es el usado para el modelo con caja de cambios manual de seis velocidades y el segundo para el de transmisión automática CVT de variador continuo.
Se trata de un motor especialmente refinado, básicamente el mismo del Honda Civic aunque con un turbocompresor diferente, en el que se ha conseguido reducir en gran medida las fricciones internas, para destacar en suavidad, silencio y gran capacidad de respuesta al acelerador. Homologa un consumo de 6,3 litros cada cien kilómetros (6,6 con el cambio CVT).
En nuestro recorrido de prueba por carreteras de Tirol austriaco apreciamos principalmente seis cualidades dinámicas:
Lamentablemente no tuvimos ocasión de probar su capacidad de circular fuera de carretera, aunque simplemente la mayor altura al suelo de esta versión apunta que mejorará las características de la generación anterior, teniendo en cuenta que el CR-V no es un todo-terreno, sino un todocamino.
La caja automática CVT del Honda CR-V es más evolucionada que las tradicionales de variador continuo, pues reduce en gran medida el resbalamiento en las aceleraciones fuertes. Como todo el modelo, destaca por su suavidad en un uso tranquilo, circulando entre el intenso tráfico y dentro de la ciudad, sin ruidos ni tirones. Solo si aceleramos a fondo notaremos como el motor sube mucho de vueltas, mientras que la velocidad del coche sube más pausadamente. Sinceramente, en este caso, preferimos el tacto y precisión de la caja de cambios manual.
El Honda CR-V llegará al mercado en octubre con cuatro niveles de acabado (Comfort, Elegance-Navi, Lifestyle y Executive). El primero de los cuales, con climatizador, Bluetooth, e-Call, sensor de luz y faros de carretera automáticos, asientos delanteros calefactables, llantas de 17 pulgadas, etc. costará menos de 30.000 €. Aún no se conocen los precios del resto de acabados.
Señalar que todas las versiones montarán de serie el paquete de seguridad “Honda Sensing”, que utiliza avanzados sensores para avisar y asistir al conductor de multitud de situaciones de peligro, junto con la cámara de visión trasera, la alerta de tráfico cruzado, mientras se maniobra marcha atrás, y el aviso de de la presencia de vehículos en los ángulos muertos.
Como primicia, Honda anunció oficialmente la llegada en 2019 del CR-V Híbrido, con una mecánica que, según la marca, será revolucionaria en el segmento de los SUV .