El estudio de diseño de Porsche desvela cómo se realiza el montaje de su prototipo Mission E, un trabajo presente hecho para el futuro.
“No importa lo que se produzca, siempre será un coche de carreras”. Bajo esa frase Porsche ha querido sacar a la luz el proceso de producción de su último prototipo, el Mission E, que está dispuesto a revolucionar el mercado automovilístico.
Presentado en el Salón de Fráncfort 2015, el nuevo concepto de automóvil que propone Porsche está diseñado bajo unas líneas fluidas que exteriorizan todavía más el carácter deportivo del coche. De hecho, el modelo está basado en una arquitectura que se ha creado en armonía con el sistema eléctrico del que está compuesto.
Completamente eléctrico
La base se compone de una serie de materiales como aluminio, acero de alta resistencia y fibra de carbono. Además, según anuncia la firma, el nuevo Mission E se alimenta por un sistema de propulsión que consiste en dos motores síncronos de imán permanente, similares a los que ya se utilizaron en el 919 Hybrid.
Con ello, se pretende garantizar una solución no solo a la alta eficiencia, a diferencia de los sistemas eléctricos más comunes, sino también la capacidad de generar energía incluso después de múltiples aceleraciones amortiguadas por pausas cortas. Así, se incide en que el tiempo de carga para llegar al 80% es de aproximadamente 15 minutos, permitiendo también que pueda alcanzar distancias cercanas a los 500km.
La potencia suministradora por el sistema de propulsión gira en torno a los 600 CV de fuerza, mientras que aceleración, teniendo en cuenta que es un coche totalmente eléctrico, estaría en menos de 3,5 segundos pasando de 0 a 100km/h.