Hace tan solo unos meses, la Policía Municipal de Bilbao renovó su flota de vehículos, haciéndose con 32 unidades del nuevo Mercedes Benz Clase B Sports Tourer. Una decisión que tenía por objeto mejorar la calidad del servicio y las condiciones de los funcionarios, pero que finalmente se ha convertido en polémica.
Los propios policías han protestado por la falta de espacio en el habitáculo de los coches adaptados para trasladar detenidos. Aseguran que, a causa de la mampara que divide los espacios del interior, no pueden desplazarse cómodamente en los asientos del piloto y del copiloto. Se sienten “agarrotados” y esto se debe a que el 7 % de la plantilla supera el 1,80 m de altura. Concretamente, según publican en el diario El Correo, unos 70 funcionarios miden más de 1,85 m y afirman que “no entran” en los nuevos compactos.
Los altos cargos de la Policía Municipal bilbaína, junto con los directivos de Recursos Humanos el subdirector de Prevención de Riesgos Laborales y los representantes sindicales de los trabajadores denunciaron que esta “falta de espacio e incomodidad postural en el habitáculo” se daba en la mitad de los vehículos que comprenden la nueva flota.
Por ello, la Inspección vasca de Trabajo ha instado al Ayuntamiento a que realicen “modificaciones técnicas u organizativas necesarias” para solucionarlo. Además, fijan un plazo de tres meses para conseguir que los Clase B Sports Tourer “no supongan un riesgo para la salud y seguridad”. Mientras tanto, los funcionarios han decidido seguir utilizando los coches patrulla viejos que aun conservan.
Como recogen en dicho medio, parece que poner un remedio a este problema no será algo sencillo. Fuentes sindicales aseguraron que es físicamente imposible retrasar las mamparas unos centímetros. Por tanto, todavía se desconoce cuáles serán las medidas que van a tomar corregir el problema.
Además, dos de las seis compañías que se presentaron al concurso cuestionaron formalmente la adjudicación de este proyecto a la marca alemana. Algo que finalmente se rechazó; pero que si se suma a las protestas del Sindicato Vasco de Policías y Emergencias por no haber podido participar en la toma de decisiones, deja claro que la situación es más que controvertida en la localidad vasca.