La cifra de encarcelados en nuestro país por delitos contra el tráfico supera los 1.300 y solo en 2020 se impusieron más de 28.000 condenas. Un tercio de los mismos, reincide.
Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Sabemos que es una frase recurrente que puede ser utilizada para múltiples aspectos de la vida y que también puede malinterpretarse, lógicamente. Pero en este caso creo que viene bastante ‘al pelo’ para dar forma al último estudio elaborado por la Universidad Europea de Valencia, en colaboración con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (IIPP).
Se trata de una análisis que pone en liza cuál es el perfil del delincuente contra la seguridad vial en nuestro país. Una investigación que concluye que hablamos de una persona soltera, de entre 18 y 45 años, con estudios de Primaria, con baja percepción de miedo ante situaciones de riesgo y sus posibles consecuencias, tanto para sí mismos como para terceras personas.
Para hacer este estudio, su autores han analizado a los condenados a penas alternativas a la prisión por delitos con la seguridad del tráfico, que el año pasado alcanzaron una cifra superior a los 28.000. Mientras, según fuentes penitenciarias, algo más de 1.300 presos cumplen condena en las cárceles por este tipo de delitos, de los que casi 1.100 están internos en prisiones dependientes de la administración central y el resto en Cataluña.
El informe destaca que el 75% de los condenados por estos delitos conduce a diario, casi un 25% no dispone de permiso de conducir; la mayoría conduce un turismo en el momento de su detención y el 53% ha sufrido algún accidente de tráfico. Pero quizá lo más sorprendente es que la mayoría de ellos se consideran buenos conductores, son respetuosos con las normas de tráfico y no se ven en la necesidad de mejorar su estilo de conducción.
Asimismo, la mitad de los condenados habría perdido puntos de su permiso previamente al delito mientras que un 31% había perdido la vigencia del permiso por la detracción total de los puntos. La mitad de la pérdida de estos puntos fue por conducción bajo los efectos de las drogas, estando esta variable presente en el 28% de los casos, subiendo al 40% en lo que a problemas con el alcohol se refiere.
En busca de la reinserción
El estudio pone de manifiesto que la reincidencia es mucho menor cuando los penados se someten al programa PROSEVAL o al taller TASEVAL que cuando su condena son trabajos en beneficio de la comunidad (TBC). En el caso del taller (que se comparó con penados a menos de 60 jornadas de trabajos en beneficio de la comunidad) se reduce en dos puntos la reincidencia en comparación con aquellos que no han decidido realizarlo. Los datos mejoran considerablemente si, además, se prolonga la intervención tratamental sobre el penado con el programa PROSEVAL. La reincidencia cayó hasta el 6,6% entre los primeros, frente al 16,97% de reincidencia delictiva entre los que solo cumplieron sus TBC.