No podemos decir que sea una sorpresa ni que no nos lo esperáramos. Pero seguro que más de uno tensionará su rostro al leer esto. El balance de víctimas mortales no ha sido bueno este verano. Entre julio y agosto se produjeron 259 fallecidos en accidente de tráfico. Esto es un 15 % más comparado con el año anterior. Y la solución para reducir estas cifras pasan, según ha señalado Pere Navarro, director de la Dirección General de Tráfico, por instalar más radares en nuestras carreteras y por rebajar el límite de velocidad en las carreteras secundarias.
Sí, una vez más, el creador del carné por puntos y el que plagó nuestras carreteras de cinemómetros que controlan si nos ajustamos a los límites de la vía, vuelve con dos propuestas que no son nuevas. Ambas ya se intentaron en el pasado y no lograron los resultados esperados.
Carreteras secundarias en el punto de mira
Según ha señalado Pere Navarro en la presentación del balance de víctimas mortales de este verano, el 77 % de los fallecidos se han producido en las carreteras secundarias. Y la mayoría de ellos han sido por salidas de vía y exceso de velocidad. Es por esto que pretende cambiar las normativas que afectan a estas vías, que dependen del Estado, las Comunidades Autónomas y las Diputaciones provinciales.
Así, ha vuelto a poner sobre la mesa el debate de reducir la velocidad máxima en las carreteras secundarias, algo que ya intentaron sus dos predecesores en el cargo durante el gobierno de Mariano Rajoy y que no consiguieron llevar a cabo.
Y para que no nos suene tan raro, Pere Navarro ha indicado que además de España, solo hay cinco países en Europa que comparten esta limitación de 100 km/h: Rumanía, Polonia, Irlanda, Alemania y Austria. Mientras que otras naciones de nuestro entorno, como Francia, Bélgica, Croacia, Grecia, Italia o Portugal, han rebajado ese límite a 90 km/h. En caso de que, finalmente, saliera adelante la propuesta de reducir la velocidad a 80 km/h, nos pondríamos al mismo nivel de Suiza, Noruega, Países Bajos, Malta, Francia, Finlandia o Dinamarca, los cuáles también han ajustado su máxima.
Sin embargo, esta reducción podría ser obligatoria. Algunas asociaciones ya han alertado sobre el mal estado que presentan pavimentos y señales. Así, han cifrado en hasta 7.000 millones de euros la inversión que necesitan para devolverlas al estado que les corresponde.
Y, por supuesto, más radares
Otra de las soluciones barajadas es la de establecer más radares en nuestras carreteras. Aunque, en los últimos tiempos hemos visto cómo se han presentado nuevos cinemómetros bajo el titular de “infalibles” como son los radares Velolaser, de pequeño tamaño, fáciles de esconder y que se pueden acoplar a motos; o que pueden controlar varios cientos de metros y de coches al mismo tiempo como son los radares Pegasus, lo cierto es que estos no han evitado que vuelva a subir el número de víctimas.
Sin embargo, Pere Navarro vuelve a apostar por este sistema que toca al bolsillo de los infractores para que reduzcan la velocidad. Y, para ello, vuelve a argumentar con cifras. Señala que, mientras que en España solo hay 900 radares, en Francia la cifra llega a 4.000 y en el Reino Unido 7.200.
Aunque hay que leer más allá de lo que dice el director de la DGT y no quedarse solo con el titular pues solo ha hecho referencia a los radares fijos. Si sumamos los radares móviles, el total de cinemómetros que hay en nuestro país a nuestro país alcanza las 2.392 unidades.
Lo que no ha explicado es si estos se pondrán en las carreteras secundarias, donde las estadísticas sitúan la mayoría de víctimas o si estos estarían en los puntos negros, donde más probabilidad hay de sufrir un siniestro.